9.10.13

Salida de la crisis

"(...) Por lo tanto, es necesaria una reconfiguración de las coordenadas políticas en las que se desenvuelve el contexto europeo actual en busca de un nuevo escenario sobre el que construir una alternativa.

Partiendo de esta premisa, un enfoque alternativo para la salida de la crisis europea podríamos agruparlo en base a cuatro ejes sobre los que actuar:

En primer lugar, una solución de la crisis de deuda europea pasa por la reestructuración de ésta en los países deudores, pues la política seguida hasta ahora de ajuste estructural en estos países con el fin de maximizar el pago de la deuda a los países acreedores acaba siendo contraproducente. 

Es por ello que una reestructuración de dicha deuda soportada en parte por los acreedores y la emisión de eurobonos (deuda mancomunada) por parte del BCE aliviaría el peso del excesivo endeudamiento en los países periféricos. (...)

Por otro lado, para financiar programas de gasto que favorezcan la reactivación económica en el caso de España se hace necesaria acometer reformas estructurales, de manera muy destacada en el sistema tributario. Esta reforma posibilitaría un aumento en la recaudación a través de impuestos y dotaría al sistema de una mayor equidad. 

Esto sería posible mediante un aumento de la progresividad fiscal. Es necesario reducir la diferencia existente entre tipos máximos nominales y efectivos para las grandes empresas; por ejemplo, eliminando diversas ventajas fiscales de las que ahora disfrutan. 

 En tercer lugar, en contraposición a las políticas de devaluación interna implementadas en los países periféricos de la Eurozona, un enfoque alternativo pasa por desarrollar una política basada en los aumentos salariales y el incremento de la participación de las rentas del trabajo frente a las rentas del capital. Aquí podemos tomar como referencia postulados postkeynesianos, como el modelo Bhaduri-Marglin (1990). 

Partiendo de la valoración de la recesión económica como un problema de demanda en unas economías basadas en el consumo y, por tanto, en los niveles de renta, a corto plazo, una política de rentas encaminada a favorecer aumentos salariales posibilitaría una reactivación del consumo, y a su vez esto desencadenaría un ciclo o espiral positiva de reactivación económica.

 Esto también rompería con la dicotomía deuda-crecimiento que se viene desarrollando hasta ahora en países como España.

En cuarto lugar, una reforma integral del sistema financiero internacional ayudaría a que no se repitieran los excesos que favorecieron la crisis actual. Esta reforma pasaría por la adopción de diferentes medidas: la implantación de una tasa a las transacciones bancarias que frene la especulación financiera; la segmentación de las actividades del sistema bancario para acabar con la progresiva y creciente concentración bancaria (y el riesgo sistémico que ello conlleva); reforzar los órganos de supervisión tanto a nivel nacional como internacional; y un mayor control de capitales con el fin de evitar flujos de capitales que migren hacia escenarios más desregulados. (...)"            (Mario Rísquez Ramos, Econonuestra, Público, 26/09/2013)

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