3.11.14

El problema de Francia es el euro... Alemania quiere convertir su economía en un zombi viviente, como las de España, Grecia o Portugal

"Todo era cuestión de tiempo. Antes o después, los efectos perversos del euro terminarían también por hacer estragos en la economía francesa. Esta, sin duda, tiene un potencial mucho mayor que el resto de las economías mediterráneas. 

Es la quinta potencia mundial y la segunda de la eurozona y, además, no ha cometido el error de aplicar las políticas de austeridad, al menos no con la misma intensidad de las impuestas a Grecia, Portugal, Irlanda, España, e incluso a Italia, lo que ha permitido que hasta ahora funcionase la demanda interna.

También le ha servido de defensa el tamaño de su sector público, lo que paradójicamente se le critica y se pone como causa de sus actuales dificultades económicas. El gasto público alcanza el 56,6% del PIB, 12 puntos superior a Alemania y 7 puntos por encima de la media de la Unión Europea.

 Tres son las partidas que marcan esta diferencia, pensiones, sanidad y educación, y que configuran una red de seguridad en las crisis económicas para ayudar a mantener el consumo privado. Se podría argumentar que Francia, como es lógico, presenta como contrapartida una de las presiones fiscales más elevadas de la Unión Europea; pero es que la política redistributiva del Estado, además de incrementar la equidad, suele tener -tal como ya afirmó Keynes en su día-un efecto positivo sobre la demanda, y por lo tanto sobre el crecimiento, al transferir recursos de los colectivos con menor propensión a consumir a aquellos que la tienen más elevada.

Por el contrario, en la actualidad, el talón de Aquiles de nuestro país vecino lo constituye el sector exterior, fruto de su pertenencia a la Unión Monetaria, al no poder devaluar frente a Alemania y al tener que mantener como moneda un euro fuerte que le ha hecho perder competitividad respecto a los países que no pertenecen a la eurozona. 

Si bien es verdad que una economía no puede confiar en exclusiva su crecimiento al sector exterior, olvidándose de la demanda interna, no es menos cierto que tampoco es posible atender únicamente a esta, prescindiendo de la competitividad exterior. (...)

El país galo viene presentando desde 2005 un saldo negativo en la balanza por cuenta corriente que se ha incrementado con el tiempo. Este deterioro progresivo por fuerza tenía que extenderse a la propia demanda interna. 

La situación actual comienza a ser muy preocupante: con un consumo débil y una inversión privada negativa, un crecimiento estancado en los dos primeros trimestres de este año; un nivel de deuda pública alarmante (no más, sin embargo, que otros muchos países europeos) de dos millones de euros, superior ya al 95% del PIB.(...)

 Francia se va acercado a una encrucijada parecida a la que desde hace tiempo atenaza al resto de países mediterráneos.  De ahí que haya quien pida que se afronte una terapia similar a la aplicada a estas economías. (...)

 Para defender esta estrategia, sus partidarios, y especialmente Alemania, ponen de ejemplo a España y las medidas acometidas por nuestro país, afirmando que gracias a ellas ha salido de la crisis, lo que no deja de ser un cuento de hadas, porque lo cierto es que nuestra economía, al igual que las de Grecia, Portugal e Irlanda, es una economía zombi, un muerto viviente. (...)

Es lógico por tanto que Francia no quiera seguir el consejo de los que “piadosamente” le empujan a tener a España como ejemplo. (...)"       (El problema de Francia es el euro, de Juan Francisco Martín Seco en República de las ideas, en Caffe Reggio, 01/11/2014)

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