"La actual crisis sistémica de la economía española se encuadra dentro de lo que técnicamente se denomina una recesión de balances. Ése ha sido, es y será nuestro diagnóstico sobre la economía patria.
Bajo este análisis la dinámica actual de nuestro país simple y llanamente es insostenible. Tenemos un volumen de deuda -privada, pública y externa- que no se va a poder pagar, salvo que se pretenda arruinar definitivamente las expectativas de vida de los españoles.(...)
Detrás de la brutal expansión de nuestra deuda soberana
no se encuentra en absoluto el interés de quienes nos desgobiernan de
mejorar nuestras condiciones de vida –educación, empleo, pensiones,
sanidad, dependencia, vivienda…–. La mitad del incremento de la deuda pública se ha destinado a financiar a terceros, sanear sus desaguisados. (...)
Según el último dato disponible, cierre del segundo trimestre del año en curso, la deuda externa asciende casi a 1,1 billones de euros,
cifra que representa cerca del 107% del PIB español. Esta cantidad
significa el 26% de la deuda en su conjunto de la economía española.
El
resto es deuda entre sectores residentes. La cifra es muy parecida a
2008, pero la composición ha variado drásticamente. El 47% de la deuda externa corresponde ahora al sector público, prácticamente la mitad, frente al 20% de 2008.
Por el contrario, las deudas que nuestras entidades financieras deben al exterior representan “solamente” el 31% del total
de nuestra deuda externa, frente al 54% en 2008. Mientras, la deuda
externa de las sociedades no financieras representa el 26% del total de
la deuda patria con el exterior, cifra idéntica a 2008.
Lo que estos datos confirman es el porqué desde el exterior, con el
apoyo entusiasta de las élites bancarias patrias y sus brazos políticos,
se impuso una política de austeridad. Se trataba de disponer recursos
públicos para destinarlos a financiar a terceros, a ellos.
El rescate al sistema financiero español consistía únicamente en proporcionar recursos al sistema financiero patrio para que pudiera hacer frente a sus deudas,
aplicando duros procesos de reestructuración interna con el fin de
liberar recursos, por si acaso. En realidad no se trataba de un rescate al sistema financiero patrio, sino a los sistemas financieros alemán y francés, manteniendo de paso en sus sillas a la gerencia patria. (...)" (Juan Laborda, Vox Populi, 29/10/2014)
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