"(...) ¿Qué has visto cambiar en Grecia, en su tejido social y las
iniciativas hacia nuevas maneras de autoorganización, durante estos años
que llevas viviendo alli?
De manera general he visto crecer y fortalecerse la mayoría de las
iniciativas con las que he tenido contacto. Algunas con una madurez
sorprendente a pesar de su corta vida y sus limitaciones económicas más
que evidentes.
Sin embargo la capacidad de organización y el compromiso
de una parte importante de la población local han dado una dimensión
inaudita a las iniciativas de solidaridad, como las clínicas sociales, o
de cooperación, como las redes de intercambio entre productores y
consumidores.
Para hacernos una idea de lo que esto ha supuesto para las
familias griegas baste decir que durante el pasado año el 22% de los
hogares obtuvieron sus alimentos básicos a través de las redes “sin
intermediarios” y que un 6% lo hizo en tiendas sociales de alimentación.
3. ¿Qué iniciativas han funcionado mejor, según tu punto de vista?
Yo diría que las relacionadas con la economía social. El modelo de
cooperativa asamblearia, orientada hacia el autoempleo de sus
integrantes pero a la vez consciente de las amenazas y limitaciones que
impone el sistema capitalista, ha tenido una trayectoria ascendente
desde el momento en que se promulgó la nueva ley, y a pesar de la crisis
han sabido mantenerse y mejorar sus resultados.
Junto a este tipo de
organizaciones, también habría que señalar a la extensa red de tiendas e
iniciativas que trabajan para poner en contacto a pequeños productores,
generalmente de carácter ecológico, con los consumidores finales en
centenares de puntos por todo el país.
4. ¿Hasta qué punto son sostenibles estas iniciativas? Sobre
todo las que se basan en la solidaridad, como las farmacias, clínicas…
Con respecto a las económicas yo creo que su viabilidad depende del
acierto y la capacidad de trabajo de sus miembros, unido al hecho de que
sus principios éticos crean una mayor cercanía con las poblaciones
locales.
La sostenibilidad de los proyectos solidarios tiene otros
condicionantes: la intervención sobre problemas acuciantes para una
parte de los vecinos se sustenta en la colaboración y en la
participación de muchas personas.
Hasta donde yo sé, algunas iniciativas
han sido modificadas para adecuarse mejor a las necesidades reales,
pero no han desaparecido. Cuando se conoce el nivel de implicación de
muchos anónimos participantes y las originales propuestas para dotar de
fondos a los proyectos se entiende que, contra viento y marea, sigan
adelante. (...)
¿Qué opinas sobre el papel de las mujeres? ¿Necesitaban la crisis para recordar al feminismo y volver a ponerlo en sus vidas?
Grecia es un país profundamente machista y como ha sucedido en otras
muchas parcelas de la sociedad la llegada de la crisis ha servido para
plantear modelos alternativos, a la vista del fracaso del existente.
En
ese sentido el papel de las mujeres ha sido fundamental a la hora de
poner en pie, y mantener en funcionamiento, numerosos proyectos de
solidaridad y también a la hora de denunciar la doble explotación a la
que se encuentran sometidas. Por una parte, como trabajadoras, cuentan
con un menor nivel salarial que los hombres y un índice de desempleo
bastante más alto; pero además son las responsables, dentro del seno
familiar, del cuidado de los niños, los enfermos, los ancianos, los
discapacitados e, incluso, de los jóvenes desempleados que se encuentran
en el hogar.
La eliminación de los servicios sociales ha incrementado
esta carga, y las ha movido a organizarse para tratar de dar respuestas
colectivas a la práctica desaparición del llamado estado del bienestar. (..)" (Entrevista a Antonio Cuesta, autor de “Solidaridad y autogestión en Grecia”, Anna Giralt Gris. Xpressed , Cuaderno de Atenas)
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