7.12.15

En defensa del impuesto sobre la renta del suelo

"¿Es posible diseñar un sistema impositivo que bajo el principio de equidad redistribuya la riqueza de los más acaudalados a los más pobres sin castigar la actividad productiva, en definitiva, la creación de riqueza? La respuesta es sí. 

Incluso si se diseña adecuadamente daría margen amplio para bajar los impuestos al factor trabajo, al factor capital, y, sobre todo, permitiría reducir de manera ostensible ese impuesto tan injusto que se ceba especialmente sobre los más débiles, el IVA. (...)

La solución ya fue ideada hace más de 100 años por un economista de San Francisco, Henry George. Se trata de establecer un impuesto sobre el valor de la tierra que no solo es técnicamente correcto sino eficiente. Dos economistas ganadores del Nobel, Joseph Stiglitz y Paul Krugman, han desempolvado y retomado los trabajos y propuestas de Henry George. 

Sobresalen especialmente los trabajos de Stiglitz de la mano de Richard Arnott. Para España destacan las propuestas de Fernando Scornik, abogado, y Fred Harrison, economista inglés. (...)

España es un ejemplo de aplicación de todos esos mecanismos que favorecen la acumulación de renta y riqueza en manos de los buscadores de rentas, destacando la apropiación de las rentas de la tierra. 

Nuestro modelo de desarrollo económico, especialmente en las últimas cinco décadas, ha primado en exceso la especulación con la tierra y su traslado a los precios de los pisos y locales comerciales, generando una de las mayores burbujas inmobiliarias de la historia. Mientras tanto distintos monopolios y oligopolios -el sector bancario- se frotaban las manos bajo la connivencia de las autoridades políticas.

Pero esta forma de crecimiento ha afectado negativamente al resto de la sociedad ya que los gobiernos que no recaudan ingresos suficientes de la renta de la tierra acaban subiendo los impuestos sobre los salarios de los trabajadores y los beneficios de sus ahorros e inversiones. 

Si queremos cambiar de manera eficiente nuestro modelo productivo y fomentar la inversión en bienes de equipo, infraestructuras e I+D debemos empezar por gravar las rentas y plusvalías sobre el suelo como ya hacen países como Dinamarca, Australia, y en menor medida Reino Unido. Como decía Joseph Stigliz, “un impuesto duro sobre todas esas rentas no solo reduciría la desigualdad si no que también reduciría los incentivos a dedicarse a las actividades de búsqueda de rentas que distorsionan nuestra economía y nuestra democracia”. (...)

 El impuesto diseñado hace más de 100 años por Henry George tiene muchos puntos buenos y apenas inconvenientes. A diferencia de los impuestos sobre la renta, sobre las ventas o sobre los beneficios empresariales, el impuesto sobre el valor de la tierra no tiene ninguna posibilidad de asfixia de la actividad económica. La razón es muy sencilla, la cantidad de tierra es fija, por lo que no hay carga impositiva excesiva, es un impuesto neutral.

 Pero además, a diferencia de los impuestos actuales sobre la propiedad, el impuesto de Henry George “anima” a los propietarios a construir edificios y estructuras productivas reduciendo además drásticamente el precio de la vivienda, de la tierra, y los alquileres tanto de locales comerciales como residenciales. Y, como el propio Henry George señaló, el impuesto redistribuye la riqueza de los ricos a los pobres sin castigar la creación de riqueza. (...)"               (Juan Velarde, Vox Populi,  18/11/15)

No hay comentarios: