"(...) P. Pese a todos los esfuerzos del BCE por inyectar
liquidez, las grandes empresas de la zona del euro acumulan montañas de
efectivo pero no invierten...
R. La política monetaria favorece la reactivación de
la demanda y ha eliminado un obstáculo esencial para la inversión: la
financiación. Quedan otros obstáculos por el lado de la oferta.
La
debilidad de la inversión, pese a que los costes de financiación son
bajos, demuestra que faltan proyectos suficientemente rentables a largo
plazo. Esto revela una falta de productividad e innovación.
El BCE no
puede hacer gran cosa al respecto. Existen, además, riesgos externos
como la ralentización del crecimiento mundial y, más concretamente, de
los grandes países emergentes.
P. En otras palabras: es inútil esperar que un eventual aumento de la expansión cuantitativa baste para estimular la inversión...
R. La expansión cuantitativa, al ampliar el
horizonte de acción de la política monetaria, ha eliminado el obstáculo
de la financiación. Los tipos de los préstamos a las empresas han bajado
significativamente incluso en los países de la zona del euro que
atraviesan dificultades. Lo que nosotros podemos y debemos hacer es
mantener la confianza en un retorno de la inflación a nuestro objetivo
del 2%.
El BCE, de acuerdo con su mandato, no puede aceptar que la
inflación se estabilice alrededor del 1%.
P. Usted pone sistemáticamente de manifiesto los
riesgos de una inflación y de un crecimiento demasiado bajos. Pero
riesgos siempre hay —el cielo podría desplomarse sobre nuestras
cabezas—. Y mucha gente, en Alemania y otros lugares, al ver que los
ahorros no les rentan casi nada, se preguntan si vamos a salir algún día
de la expansión cuantitativa.
R. Hoy, los riesgos para el crecimiento y la
inflación apuntan a la baja. El mejor servicio que el BCE puede prestar a
los ciudadanos de la zona del euro es cumplir su mandato para que la
inflación vuelva al 2%, la economía despegue, se creen empleos y los
productos que se exportan a la zona del euro encuentren mercados
solventes.
Somos conscientes de que los tipos de interés bajos también
tienen efectos negativos, especialmente sobre el ahorro, y podrían
plantear riesgos para la estabilidad financiera si permanecieran bajos
durante demasiado tiempo. Nosotros no deseamos que esta política
monetaria dure demasiado, pero la aplicaremos mientras sea necesario
conforme a nuestro mandato. (...)" (LENA , El País, 12 NOV 2015)
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