16.2.16

A las élites no les gustan las consecuencias del mantenimiento del pleno empleo a largo plazo... prefieren la austeridad con sus recortes

"Pasadas las elecciones del 20D, Bruselas vuelve a las andadas. Apostó todas las fichas a un mismo número, pero hete aquí que los españoles, al igual que los griegos, italianos, y portugueses les hemos salido respondones, libres.  (...)

Pero los comisarios Jeroen Dijjselbloem y Pierre Moscovici de nuevo reanudan la embestida. Están tratando de imponer nuevas dosis de austeridad expansiva al nuevo ejecutivo que se forme. Pero, ¿por qué siguen empeñados en seguir aplicando recetas completamente fracasadas? (...)

Desde un punto de vista económico, teniendo en cuenta que la política monetaria parece tener nulo impacto en la economía, la política fiscal ofrece una alternativa real. Sin embargo, puede ser una alternativa si, y sólo si, entendemos la naturaleza de los déficits y la deuda pública.

 Como el término estancamiento secular se ha incorporado en el lenguaje común vale la pena recordar que el estancamiento secular es una opción política. Siempre se puede acabar con él mediante el uso de la política fiscal. Pero Bruselas se niega. (...)

El economista postkeynesiano James Montier, estratega de la gestora de fondos GMO, en un excelente artículo recién salido del horno Market Macro Myths: Debts, Deficits, and Delusions ofrece una análisis maravilloso sobre todas estas disquisiciones económicas y la posición de las élites. 

Montier de una manera elegante, frente a afirmaciones vacuas de los economistas que pueblan los mass media patrios, muestra por qué los defensores de la austeridad presupuestaria se equivocan al utilizar en realidad una serie de "mitos" fundacionales para justificar que los gobiernos deben implementar un presupuesto equilibrado. Me remito a su lectura.

En una recesión de balances como la actual la política monetaria es ineficiente y la política fiscal plenamente efectiva. El uso de la política fiscal, además, sería una muy buena noticia para los inversores que buscan valor. (...)

 Hoy con toda la evidencia empírica disponible podemos afirmar que el abandono de la política fiscal como instrumento de política económica es meramente ideológico. Quizás el análisis más profundo sobre los problemas políticos con la política fiscal como instrumento de política económica se encuentra, como señala Montier, en un excelente análisis de Michal Kalecki, Political Aspects of Full Employment

En este breve artículo, Kalecki expone tres razones por las que a los élites económicas no les gusta la idea de utilizar la política fiscal como instrumento de política económica. (...)

El uso de la política fiscal pondría en tela de juicio un principio moral de la mayor importancia para la élite económica: “Los fundamentos de la ética capitalista requieren que te ganarás el pan con el sudor - a menos que tengas los medios privados suficientes-”.  (...)

Por último, a las élites no les gustan las consecuencias del mantenimiento del pleno empleo a largo plazo. Kalecki afirma que “Bajo un régimen de pleno empleo permanente, el miedo dejaría de desempeñar su papel como medida disciplinaria… La disciplina en las fábricas y la estabilidad política son más apreciadas que los beneficios por los líderes empresariales. Su instinto de clase les dice que el pleno empleo duradero es poco sólido... y que el desempleo es una parte integral normal del sistema capitalista”.

Dada la evidencia de un dominio generalizado de la austeridad expansiva a lo largo de todo el establishment, tanto en el espectro político dominante como en la inmensa mayoría de los economistas, por mucho que algunos deseemos que la política fiscal vuelva a la agenda política, o cambia radicalmente el panorama político o simplemente continuaremos igual. Y de nuevo sintiendo el aliento de Bruselas y sus adláteres."             (Juan Laborda, Vox populi, 30/01/16)

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