"Pasadas las elecciones del 20D, Bruselas vuelve a las andadas.
Apostó todas las fichas a un mismo número, pero hete aquí que los
españoles, al igual que los griegos, italianos, y portugueses les hemos
salido respondones, libres. (...)
Pero los comisarios Jeroen Dijjselbloem y Pierre Moscovici de nuevo reanudan la embestida. Están tratando de imponer nuevas dosis de austeridad expansiva al nuevo ejecutivo que se forme. Pero, ¿por qué siguen empeñados en seguir aplicando recetas completamente fracasadas? (...)
Desde un punto de vista económico, teniendo en cuenta que la política monetaria parece tener nulo impacto en la economía, la política fiscal ofrece una alternativa real.
Sin embargo, puede ser una alternativa si, y sólo si, entendemos la
naturaleza de los déficits y la deuda pública.
Como el término
estancamiento secular se ha incorporado en el lenguaje común vale la
pena recordar que el estancamiento secular es una opción política. Siempre se puede acabar con él mediante el uso de la política fiscal. Pero Bruselas se niega. (...)
El economista postkeynesiano James Montier, estratega de la gestora de fondos GMO, en un excelente artículo recién salido del horno Market Macro Myths: Debts, Deficits, and Delusions ofrece
una análisis maravilloso sobre todas estas disquisiciones económicas y
la posición de las élites.
Montier de una manera elegante, frente a
afirmaciones vacuas de los economistas que pueblan los mass media
patrios, muestra por qué los defensores de la austeridad presupuestaria
se equivocan al utilizar en realidad una serie de "mitos" fundacionales
para justificar que los gobiernos deben implementar un presupuesto
equilibrado. Me remito a su lectura.
En una recesión de balances como la actual la política monetaria es ineficiente y la política fiscal plenamente efectiva. El uso de la política fiscal, además, sería una muy buena noticia para los inversores que buscan valor. (...)
Hoy con toda la evidencia empírica disponible podemos afirmar que el
abandono de la política fiscal como instrumento de política económica es
meramente ideológico. Quizás el análisis más profundo sobre los
problemas políticos con la política fiscal como instrumento de política
económica se encuentra, como señala Montier, en un excelente análisis de
Michal Kalecki, Political Aspects of Full Employment.
En este breve artículo, Kalecki expone tres razones por las que a los élites económicas no les gusta la idea de utilizar la política fiscal como instrumento de política económica. (...)
El uso de la política fiscal pondría en tela de juicio un principio
moral de la mayor importancia para la élite económica: “Los fundamentos
de la ética capitalista requieren que te ganarás el pan con el sudor - a menos que tengas los medios privados suficientes-”. (...)
Por último, a las élites no les gustan las consecuencias del
mantenimiento del pleno empleo a largo plazo. Kalecki afirma que “Bajo
un régimen de pleno empleo permanente, el miedo dejaría de desempeñar su
papel como medida disciplinaria… La disciplina en las fábricas
y la estabilidad política son más apreciadas que los beneficios por los
líderes empresariales. Su instinto de clase les dice que el pleno
empleo duradero es poco sólido... y que el desempleo es una parte
integral normal del sistema capitalista”.
Dada la evidencia de un dominio generalizado de la austeridad expansiva a lo largo de todo el establishment,
tanto en el espectro político dominante como en la inmensa mayoría de
los economistas, por mucho que algunos deseemos que la política fiscal
vuelva a la agenda política, o cambia radicalmente el panorama político o simplemente continuaremos igual. Y de nuevo sintiendo el aliento de Bruselas y sus adláteres." (Juan Laborda, Vox populi, 30/01/16)
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