30.11.16

La persona que se ha cargado los tres pilares de la política alemana de posguerra, Merkel, se presentará a un cuarto mandato... y Fillon en Francia, lo que sugiere que esta estúpida ceguera no es solo alemana

"El establishment recibe con agrado la noticia: Merkel se presentará a un cuarto mandato. Se aplaude a la persona que se ha cargado, dañando seriamente, los tres pilares sobre los que reposaba la política alemana desde la posguerra: el Estado social, la unidad europea y la política de distensión hacia Rusia, que en el pasado se llamó Ostpolitik. Y el caso de Francia sugiere que esta estúpida ceguera no es solo alemana.

Los franceses están comprando ofertas políticas que son herederas de uno de los capítulos más vergonzosos de su historia, el “Estado francés” del Mariscal Petain, o productos caducados y fallidos que se fabricaron hace veinte o treinta años al otro lado del Canal de la Mancha, en la tierra de su ancestral adversario, como el thatcherismo o la “tercera vía” laborista de Tony Blair, cuando no la síntesis entre ambos.  ¿Qué está pasando?

La crisis de 2007/2008 consagró el estrepitoso fracaso del neoliberalismo, pero el sistema es incapaz de inventar nada nuevo y regresa con lo mismo, y en su peor modalidad. Lo más nuevo que sugiere es una síntesis entre su viejo proyecto ya muerto (menos estado, privatización y más desigualdad), con la consecuencia y resultado que despierta su fracaso en muchos países, es decir el resurgir de los nietos de los Hitler, Mussolini, Petain, Pilsudsky, Horthy etc.

Es lo que David Sanders, de la Universidad de Essex, llama “populismo autoritario”, una reedición de la política en su día  iniciada por Reagan y Thatcher, y basada en la supremacía del cinismo sobre toda consideración social de puertas adentro, sobre la búsqueda de chivos expiatorios extranjeros y emigrantes hacia los que enfocar el enfado social, y sobre una política exterior que enfatiza la defensa (es decir la guerra) y el interés nacional sobre cualquier otra consideración. 

Este populismo autoritario es abrazado, según encuestas, por más de la mitad de la población en 8 de los 12 países europeos estudiados; Rumania 82%, Polonia, 78,%, Francia,63%, Hollanda 55%,  Finlandia 50%, Dinamarca 49%, Reino Unido 48%, Italia 47%, Suecia 35%, España 33%, etc.

 El esquema de Davis tiene defectos manifiestos, pero su encuesta ilustra las consecuencias de treinta años sin pluralismo en cuanto a programas socioeconómicos se refiere: tanto la izquierda socialdemócrata como la derecha conservadora abrazaron el mismo programa al servicio de un proyecto oligárquico. 

Puesto en evidencia, ese proyecto se radicaliza, se hace más autoritario y fomenta la búsqueda de chivos expiatorios en un intento de eludir las verdaderas cuestiones. Aumentando la demanda en “seguridad nacional” y guerras lejanas, el yihadismo es un valioso aliado de todo ello.

En Francia los dos finalistas de la primaria de la derecha -para elegir el domingo  candidato al Elíseo en las elecciones de mayo- son dos versiones muy parecidas de ese extremismo neoliberal radicalizado.

 Los dos quieren bajar impuestos y gasto público, reducir funcionarios (uno 500.000, otro 200.000), abolir el impuesto a las grandes fortunas, las horas extras y los ingresos correspondientes que generan al aumentar el tiempo legal de trabajo, hacer la vida aún más difícil a las clases medias, bajas, los emigrantes, etc. François Fillon expresa su admiración por la Thatcher mientras que Alain Juppè quiere ser una redición de Jacques Chirac con un talante más moderado para proseguir con entusiasmo la gran desigualdad y degradación. 

Más allá del estilo, el segundo más liberal y el primero más tradicional-católico en cuestiones sociales, ambos son, fundamentalmente viejas damas de hierro oxidadas. (...)

Quedan las ofertas del Frente Nacional, claramente peor que todo lo dicho, y de los insumisos de Jean-Luc Mélenchon, el único que propone una ruptura social-ecologista con lo que podríamos llamar “programa común”. Otra cosa.

“La oferta política francesa es deplorable y hay que preguntarse cómo una de las naciones más politizadas de Europa y del mundo han podido llegar a tal miseria política”, señala el análisis de la campaña electoral francesa que ofrece el Laboratorio Europeo de Anticipación Politica (LEAP), un raro think tank francés independiente.

 Ese exótico centro, auténtico ovni europeo, tiene el buen sentido de proponer la siguiente recomendación electoral: “no lean los comentarios de los periodistas sobre los debates políticos, háganse su propio juicio”.                    (  , La Vanguardia, 23 noviembre, 2016)

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