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"No se puede detener la catástrofe neofascista con el desastre neoliberal." Dr. Cornel West, delegado pro-Bernie Sanders a la convención nacional demócrata, votante de la Dr. Jill Stein, agosto de 2016.
Esta
predicción del Dr. West en agosto - que no se puede detener la
catástrofe neofascista, Donald Trump, con un desastre neoliberal,
Hillary Clinton, resultó ser verdad.
A pesar de gastar cinco veces
más dinero, contar con el apoyo total del aparato del Partido
Demócrata, los principales medios de comunicación privados y varios
líderes republicanos clave, Hillary Clinton no pudo derrotar a Donald
Trump.
Donald Trump no es un político; no ha sido republicano. Ha
contribuido a ambos partidos a lo largo de los años. Nunca ha tenido un
cargo electivo. Al comienzo de las elecciones primarias, los
republicanos tenían diecisiete candidatos.
Eran en su mayoría
republicanos con fuertes apoyos, como Jeb Bush, el hermano del ex
presidente George Bush, que contaba con un cofre de guerra de 150
millones de dólares. Las primarias vieron como un candidato detrás de
otro del establishment caían a medida que Donald Trump ganaba en un estado después de otro.
Trump
ridiculizó a sus contrincantes republicanos y su último candidato
presidencial. Hasta que fue repudiado por todos los principales líderes
republicanos pasados y el presentes.
Trump habló en contra de los
acuerdos de libre comercio que han devastado a muchas familias y
comunidades de la clase trabajadora. Visitó ciudades donde las fábricas
han cerrado. Prometió romper los acuerdos y "volver a hacer grande a
América". Prometió no privatizar la Seguridad Social.
También hizo
comentarios racistas (1) amenazantes sobre los inmigrantes
mexicano-americanos, comentarios sexistas sobre mujeres, y comentarios
xenófobos contra los musulmanes, incluyendo la prohibición de que puedan
viajar a Estados Unidos.
Alentó ataques físicos contra personas
que estaban en desacuerdo con él en sus mítines. Los grupos racistas de
derechas en los Estados Unidos, como el Klu Klux Klan, lo apoyan
abiertamente.
Donald Trump es un populista derechista millonario
cuya turbulenta elección refleja la profundidad de las crisis económica,
social y política en los Estados Unidos.
Durante los años de
Obama, el nivel de vida de la clase trabajadora ha seguido cayendo. Los
salarios están estancados; el crecimiento del empleo es anémico; los
trabajos creados pagan salarios muy bajos. Cientos de miles de familias
perdieron sus hogares por deshaucios bancarios. Fueron obligados a
mudarse con sus familiares, reducir el tamaño de su vivienda o quedar
sin hogar.
Recientemente se publicó que el único sector de la
población cuyas condiciones sanitarias habían empeorado sustancialmente
es la de los varones adultos blancos con educación secundaria, como
consecuencia de suicidios y sobredosis de fármacos opiáceos. Esto es un
resultado directo de la crisis económica.
A finales de octubre de 2015, el senador independiente de Vermont Bernie
Sanders decidió presentar su candidatura, se declaró demócrata y se
comprometió a apoyar al candidato demócrata. Comenzó a hacer campaña
contra el TLCAN y el libre comercio, contra el dominio de Wall Street
sobre la vida política, a favor de una sanidad universal pública, la
reducción de la deuda estudiantil y la educación pública gratuita
incluyendo la universidad. (...)
Bernie Sanders es un socialista declarado y un populista de izquierda.
Su candidatura cambió el rostro de la política estadounidense. Ha sido
un candidato abiertamente socialista inmensamente popular. Muchos de
nosotros estamos convencidos de que si hubiera sido el candidato
demócrata, habría derrotado a Trump.
La historia de cómo y por qué
Bernie Sanders no fue el candidato demócrata tiene muchos detalles
tortuosos y diabólicos, pero es esencialmente política. La élite
capitalista no puede admitir sus propuestas políticas. (...)
A diferencia de Sanders, Trump tenía unos niveles de rechazo muy altos incluso entre sus partidarios.El
apoyo a Hillary Clinton en la clase trabajadora fue tibio, en el mejor
de los casos. Quiso ser la "anti-Trump". No presentó ningún programa
positivo para la creación de empleo, asistencia médica o educación. (...)
Ignoró a los pobres y a la clase trabajadora, incluyendo a los
afro-americanos y a los méxico-americanos. Dio por supuesto que no
tenían a nadie más a quien votar que no fuera ella. Que no tenía
necesidad de ganar su apoyo defendiendo políticas dirigidas a reducir la
pobreza. Sin embargo, el veintinueve por ciento del voto latino fue
para Trump.
Trump es un populista derechista. Sus políticas
favorecen a la clase capitalista, erosionan la democracia e incitan a
las organizaciones para legales de extrema derecha. También hace una
fuerte crítica de algunos de los peores aspectos del capitalismo moderno
con el objetivo de ganar el apoyo de la clase obrera blanca. Mezcla el
racismo abierto hacia los inmigrantes de color con la hostilidad hacia
otros países. (...)
El racismo de la campaña de Trump fue esencial: demuestra que es
inofensivo para el orden capitalista. Trump dirigió la rabia de la clase
trabajadora blanca no hacia los banqueros sino hacia otros países y la
gente pobre de color. No sólo protege a los capitalistas sino que crea
una barrera entre la clase obrera blanca de los aliados imprescindibles
que necesita para conseguir cualquier mejora significativa en sus vidas.
La
campaña de Sanders se centró en Wall Street como la fuente de los
problemas de los trabajadores. Muchos de los que votaron por Sanders en
las primarias votaron por Trump esta semana." (Fred Vitale , International Socialist Organization , Michael Roberts
, Sin Permiso, 13/11/2016)
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