22.12.16

La gran ola fascista de los años 30 vino por la reacción a una nueva sociedad... igual que la de ahora mismo

"(...) El inicio de este siglo está dejando muchas respuestas estremecedoras como resultado del fin de la revolución neoliberal. Del fin entendido como el cese brusco de ese sueño de que el desbridamiento de la economía especulativa de cualquier norma de control sólo traería crecimiento y bienestar. 

Da igual que, desde el primer momento, allá por el inicio de los ochenta, transformar el sistema financiero en un casino no diera muy buenos resultados. Las pesadillas en sociedad surgen por acumulación, pero despiertan un día de manera repentina. (...)

La revolución neoliberal se ha llevado consigo no sólo el estado del bienestar, sino también a eso que entendíamos como derecha. El orden se da tan sólo en instancias superiores, la tradición sólo vale para vender mantecados en Navidad, la seguridad es privilegio de poquísimos, la religión es una iglesia medio vacía, el nacionalismo vale para el fútbol pero no para la soberanía económica y el negocio, que lo es todo, ha expulsado a cualquiera que no disponga de una firma de inversiones en Wall St

Lo interesante es que la derecha, la derecha social, cultural, tradicional, lejos de amilanarse ante su estupefacción se ha hecho fuerte en sus convicciones. La más inteligente, de hecho, culpa de toda esta indeterminación permanente en la que se ha convertido la vida cotidiana no sólo a los que menos tienen, en esa vuelta de la xenofobia de lista, muro y Estrella de David en el escaparate, sino también a los que más. 

A esa representación de burócratas de Washington o Bruselas, a los niñatos de la bolsa, a la banca de inversión, a los millonarios de las punto com, a todos esos nuevos ricos tan visibles de los noventa en adelante. Y su discurso vende. (...)

Da igual que esté plagado de mil contradicciones, que no ataque nunca a las estructuras básicas del capitalismo que generan desigualdad y riesgo, que sus representantes sean horteras e impresentables. Da respuestas. Claras, concisas, contundentes. 

Y respuestas, además, que entroncan con una vieja arcadia mental que, aunque nunca existió, sigue llamándose “aquellos buenos y viejos tiempos”. Además, en la tormenta es siempre más fácil construir covachuelas con banderas, santos y völkisch que enfrentarse al páramo con la explicación de la plusvalía.

Que la gente se haga de derechas no supone la aceptación de una ideología acabada, o del acuerdo con un cuerpo de teorías económicas, ni mucho menos con la identificación con un partido político. La gente se hace de derechas porque, paradójicamente, la derecha neoliberal ha hecho de las vidas de todos una película de suspense.

 Eso y porque cuando la izquierda sustituyó la creación de una sociedad alternativa, en horizonte y en la práctica diaria, por la defensa de unos valores humanistas, se quedó no sólo sin la capacidad de generar sueños, sino también sin la de generar realidades y humanismo.

Si la gran ola fascista de los años 30 del pasado siglo vino por la reacción a esa nueva sociedad, al movimiento obrero organizado, esta segunda está ya llegando a las costas en forma de reacción a esos que vinieron a acabar con la historia, a los que creyeron que se puede hacer pasar una timba por un sistema de gobierno, a los que llamaron ideología a lo que no era más que un robo."             (Daniel Bernabé, La Marea, 14/12/16)

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