"En un su infatigable batalla contra la realidad, el Gobierno avanzaba
hace unos días el itinerario de su viaje a la Arcadia, que debería
concluir allá en 2020 con una tasa de paro cercana al 11% y un déficit
público residual del 0,5%, gracias a un intenso crecimiento económico
que certificaría que el país ha salido “definitivamente” de la crisis.
El matiz tiene su importancia. En septiembre de 2013 Rajoy anunció que
habíamos salido de la recesión pero no de la crisis; en enero de 2014
afirmó que de lo que habíamos salido era de la trinchera de la crisis y
que luchábamos en el frente de la recuperación; en octubre de ese año
proclamó que la crisis sería un mal recuerdo a finales de 2015; al mes
siguiente, que la crisis ya se había superado y al otro que la crisis ya
era “historia”. Salir de la crisis viene a ser tan fácil como dejar de
fumar. No paramos de hacerlo una vez a la semana.
Coincidiendo con este nuevo y tranquilizador horizonte temporal, el
sindicato de los técnicos de Hacienda ha hecho público un informe muy
clarificador sobre lo bien que nos va, especialmente a 136.502
directivos, cuyos ingresos equivalen a lo que perciben los 5,7 millones
de trabajadores con los sueldos más bajos. Según Gestha, seis millones
de trabajadores tienen un sueldo inferior al SMI y más de ocho no
alcanzan el mileurismo, eso que antes era una barrera y ahora es una
meta.
Vamos bien, aunque haya quien no quiera verlo. Puede que existan 1,37
millones de hogares con todos sus miembros en paro y que 648.300 de
ellos no perciban ni un solo ingreso, pero nadie puede negar que el PIB
va viento en popa. Puede que el 22,3% de la población coquetee con la
pobreza y que el 27,9% esté en riesgo de exclusión social, pero el PIB
va como un tiro.
Puede que el 15,3% de las familias tengan enormes
dificultades para llegar a fin de mes, que un 38,1% sea incapaz de
afrontar un gasto imprevisto o que el 39,5% no esté en condiciones de
irse una semana de vacaciones, pero lo del PIB y su bonanza es
incuestionable. (...)
Hemos salido de la crisis o estamos saliendo –que es muy parecido-, y lo
hacemos con paso firme, pese a los agoreros de siempre y sus matices.
Que si el ingreso medio por persona y hogar es hoy inferior al de 2011,
que si el empleo que se crea es tan precario que la temporalidad sigue
anclada cerca del 26% y los trabajos a tiempo parcial ya están en el
15,3%, que si la desigualdad salarial no ha hecho sino crecer desde
2007… ¿Acaso no ha dicho el Gobierno que en 2020, que está a la vuelta
de la esquina, se acabarán los dramas y nos centraremos en la comedia? (...)
O del Banco de España, que entre supervisión y supervisión del sistema
financiero, saca tiempo para explicar que si antes los nuevos
contratados cobraban un 20% menos que los trabajadores en activo, ahora
perciben tres cuartas partes de ese salario. Felicidades a los
premiados.
Que hoy en día sea mucho más fácil tener un trabajo y seguir siendo
pobre, que la reforma laboral y su trituradora de derechos sociales siga
vigente, que la protección a los parados sea cada vez menor, que la
emigración y el exilio económico se consoliden como deporte nacional y
que las pensiones están amenazadas son indicadores de que estamos en el
buen camino.
Si el crecimiento económico llegara a la mayoría de la
población empezaríamos a vivir por encima de nuestras posibilidades y
todo habría sido en vano. La crisis puede volver en cuanto bajemos la
guardia." (Juan Carlos Escudier, Público, 01/05/17)
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