2.6.17

El 79% de los españoles entre 19 y 30 años está convencido de que el sistema ya les ha excluido de la vida económica y social para los próximos años

"La ciudad de los pobres no figura en los mapas pero tiene sus habitantes. En España son casi 13 millones, 29 de cada 100 ciudadanos, (...)

Estas cifras colocan a España en el furgón de cola, sólo superado por Chipre y algo mejor que Lituania, de todas las estadísticas sobre exclusión, desempleo y desigualdad que elabora la Unión Europea periódicamente. Y lo más preocupante, en opinión de la gran mayoría de los expertos, es que siembra de dudas el porvenir de miles de personas. El de los jóvenes, por ejemplo.

Según destaca el último informe sobre juventud y pobreza elaborado por el Observatorio Social de la Fundación La Caixa, el 79% de los españoles entre 19 y 30 años, un porcentaje estratosférico en comparación con el 58% de la media europea, está convencido de que el sistema ya les ha excluido de la vida económica y social para los próximos años. 

Un jarro de agua fría para los redoblados esfuerzos del ejecutivo por propagar la vieja consigna aznarista de que España va bien. “La impresión general de que la pobreza crece en las recesiones y se corrige en las expansiones no funciona en España como sucede en otros estados de la OCDE. Esto sucede porque el sistema fiscal redistribuye menos que en otros países del entorno y porque el gasto social, que ya era bajo antes de la crisis, se ha deteriorado aún más. 

Si además añadimos la debilidad de la estructura productiva nacional, el resultado es que el problema de desigualdad español va más allá del ciclo financiero”, afirma el economista Luis Ayala, autor de varias investigaciones sobre la exclusión en España para la Fundación Alternativas.  (...)

María está sentada en uno de los bancos que hay en la céntrica plaza de Tirso de Molina de Madrid. Es de baja estatura y muy delgada. Mira con ojos consternados mientras extiende la mano sin ninguna confianza en la caridad pública y mucho menos en la revolución de los pobres de la Tierra. Envuelta en un chaleco ajado trata de cubrir su rostro, arrugado como una nuez. Dice con voz ronca que nació en Fuenlabrada y que es tan vieja que ya no recuerda ni su edad. 

“Duermo en una caja de cartón, donde puedo. Tengo dos hijos, pero no sé dónde andan. Estuve trabajando en la limpieza de portales y haciendo camas. Toda la vida. En Madrid, en Munich...”, explica con aflicción. Tampoco sabe cuándo durmió en la calle por primera vez. “Hace tiempo, no me acuerdo, pero es duro estar así. 

La calle trae enfermedades pero eso de ir a los albergues, que están en el quinto coño, o a las camas abiertas, donde el horario es estricto y como te pases ya no entras. ¿Para qué? Para nada. Gastas en el metro lo que vale algo de comida en el super y allí no te dejan tranquila. Estoy mejor aquí”, afirma con una leve sonrisa que acentúa sus pómulos hundidos, labrados por surcos profundos como raíces.

Algunos estudios calculan que en España hay 40.000 personas en situación de extrema vulnerabilidad como María. Otras fuentes aseguran que esa cifra se queda corta porque hay 10.000 más. Nadie lo ha comprobado. No se puede. La crudeza de vivir en la calle es una magnitud tan fluctuante que es imposible de determinar. (...)

“Los recursos cumplen su función pero está claro que se necesitan otras medidas complementarias si se quiere combatir una situación que suele estar motivada y que no sería tan compleja de minimizar si hubiera voluntad”, comenta Roberto Bernad, director de la unidad de desarrollo estratégico de la Fundación Rais, un patronato volcado en evitar que nadie viva en la calle a través de programas integrales que superen la gestión asistencial ordinaria de la exclusión.

 Bajo el nombre de Housing First, Rais propone la integración de estas personas que se encuentran en peor situación en viviendas accesibles de forma permanente y el resultado está siendo exitoso.

 No sólo en España, sino también en otros países como Holanda, Canadá, EEUU o Francia donde desarrollan planes similares. “Las primeras 38 viviendas se pusieron en marcha en 2014 en Málaga, Barcelona y Madrid con una respuesta tan positiva que decidimos ampliar el programa a Avilés, Córdoba, Sevilla y Zaragoza. Hoy contamos en total con 117 viviendas en España”, explica Bernad.  (...)

Más bien se trata de un problema político. De voluntad. Todos los informes realizados sobre las personas sin hogar detectan coincidencias en sus comportamientos. Son los mismos desheredados de un sistema insostenible en el que la fortuna de las tres personas más ricas equivale a los ingresos de 14 millones de personas, como sucede en España.

 Y las personas que viven en la calle ocupan el último escalón. Son los que comen en las aceras, mendigan agresivamente, se apiñan en las bocas de metro y duermen bajo los puentes. En gran parte inadaptados y psicológicamente desordenados, sólo son abordables cuando su situación se encara como un problema social y como el fracaso mismo del economicismo imperante.

 Un drama sobre el drama. Aunque el 66,9% de ellos dispone de tarjeta sanitaria, según los datos oficiales en España, el 15,6% declara superar sus dolencias en la calle. El 29% tiene una enfermedad grave o crónica y el 10% asegura tener problemas de alcoholismo o drogodependencias. (...)

Más bien se trata de un problema político. De voluntad. Todos los informes realizados sobre las personas sin hogar detectan coincidencias en sus comportamientos. Son los mismos desheredados de un sistema insostenible en el que la fortuna de las tres personas más ricas equivale a los ingresos de 14 millones de personas, como sucede en España. 

Y las personas que viven en la calle ocupan el último escalón. Son los que comen en las aceras, mendigan agresivamente, se apiñan en las bocas de metro y duermen bajo los puentes. En gran parte inadaptados y psicológicamente desordenados, sólo son abordables cuando su situación se encara como un problema social y como el fracaso mismo del economicismo imperante. Un drama sobre el drama. 

Aunque el 66,9% de ellos dispone de tarjeta sanitaria, según los datos oficiales en España, el 15,6% declara superar sus dolencias en la calle. El 29% tiene una enfermedad grave o crónica y el 10% asegura tener problemas de alcoholismo o drogodependencias.  (...)

El resultado es trasladable a España. Como en EE.UU., la solución de los albergues no convence a los expertos. Ni siquiera entre los servicios sociales encargados de vigilar su situación. Muchos creen que estos centros tienen utilidad si la mendicidad fuera un problema inmanejable pero en la actual situación sólo contribuyen a perpetuar la situación de estas personas.

 En 2005, Nueva York invirtió 62 millones de dólares en centros asistenciales que la mayoría de sus usuarios potenciales rechazaban y cuyo periodo de estancia casi nunca superaba los dos días. Un fracaso en toda regla. (...)

El director de la unidad de desarrollo de la Fundación Rais, Roberto Bernad, considera que la recuperación social de este tipo de personas no es abrir albergues, “sino habilitar programas que les permita estabilizarse, devolverles la autoestima en un hogar que gestionan bajo su responsabilidad para volver a coger las riendas de sus propias vidas”, añade.

 Es la única manera de combatir la mendicidad crónica. Y los datos le dan la razón. El estudio realizado por la Fundación Rais a un grupo experimental de personas sin hogar en Londres durante 24 meses reflejó que 89% recuperó el contacto con sus familias, el 40% empezó a recibir la visita de sus hijos en sus casas y el 15% tienen un empleo o se encontraban participando en cursos de formación. Pero la medida choca con múltiples escollos. 

El más importante es que puede ser válida desde una perspectiva política, pero en la actual situación económica donde los recortes del gasto social y la alta tasa de desempleo parece difícil de asumir. “¿Por qué va obtener ventajas un persona sin hogar y no otra cualquiera con hijos que lo ha perdido todo durante la crisis?”  (...)

En España, 4,2 millones de personas residentes en zonas rurales, el 34,8% del total, se encuentran en riesgo de caer en la pobreza. Son las últimas cifras aportadas por el Eurostat siguiendo los indicadores más crudos de la pobreza colocan al país en el séptimo puesto entre las tasas más altas de la UE. “Esto echa por tierra esa imagen idílica que tenemos del campo como refugio contra la crisis”, confirma Ayala. (...)"                   (Gorka Castillo  , CTXT, 30/05/17)

1 comentario:

Anónimo dijo...
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