"Desde el advenimiento de la crisis económica de 2008, las Tasas sobre
las transacciones financieras (TTF) han pasado de ser una idea radical a
estar presente en los debates políticos dominantes. Se conciben como
una manera de recaudar grandes cantidades de capital y, a la vez,
reducir la intensidad de los movimientos en los mercados financieros. (...)
La Comisión Mixta de Hacienda del Congreso norteamericano ha
estimado que un modesto gravamen del 0,03 % sobre todas las
transacciones de títulos, bonos e instrumentos derivados, de acuerdo con
la propuesta del Representante Peter DeFazio, supondría la recaudación
de más de 400 mil millones de dólares norteamericanos a lo largo de una
década, una cifra casi igual al 0,2 % del PIB.
Estos serían fondos
suficientes para cubrir el 60 % de los costos del programa de cupones de
alimentos. Existen sin embargo propuestas de TTF más ambiciosas: el
centro de estudios norteamericano Tax Policy Center, conjuntamente creado por el Urban Institute y el Brookings Institution,
ha propuesto una TTF con una estructura tarifaria variable sobre
diferentes instrumentos financieros.
Sus cálculos arrojaron la
conclusión de que el máximo de ingresos se alcanzaría con un tipo del
0,34 % sobre los títulos mobiliarios y con tasas menores sobre otros
instrumentos. Este impuesto permitiría la recaudación de 800 mil
millones de dólares, el 0,4 % del PIB, a lo largo de una década.
Bernie Sanders
y Keith Ellison han promovido la aprobación de un impuesto escalado del
0,5 % sobre los títulos y otros instrumentos financieros, y el Congressional Progressive Caucus,
el grupo más numeroso dentro del partido Demócrata, lo ha adoptado en
su propuesta presupuestaria. Sus propios cálculos ofrecen estimaciones
todavía más optimistas que las de Tax Policy Center. (...)
Además, la idea de desacelerar las operaciones cortoplacistas en los
mercados financieros resulta atractiva. La idea de que una reducción
del volumen de comercio pudiese también mermar la posibilidad de
burbujas y desplomes financieros no puede todavía afirmarse de manera
concluyente, pero sin duda valdría la pena probarla.
Con todo, hay
otro aspecto de las TTF que ha recibido mucha menos atención. La carga
de las TTF recaería casi en su totalidad sobre el sector financiero. El
razonamiento básico es que, presumiblemente, el volumen de comercio se
reduciría casi de manera proporcional al porcentaje de aumento de los
costes de transacción bursátil. Esto quiere decir que si los impuestos
encarecen en un 40 % tales costes, entonces, se puede esperar que el
volumen de transacciones se reduzca casi un 40 %. (...)
En consecuencia, los únicos que tienen algo que perder con las TTF
son aquellos que ganan su dinero con las transacciones, no los
ciudadanos con planes de pensiones o la población de ingresos medios
protegida por el sistema público (el llamado plan 401k, en los Estados
Unidos). En efecto, las TTF harían que el sector financiero cumpliese
mejor su función, asignando el capital de los ahorradores a los
inversores de manera más eficiente.
Si un impuesto a las transacciones
financieras recaudase 40 mil millones de dólares por año, el volumen de
beneficios anuales del sector financiero se reduciría casi en la misma
cantidad. Si la recaudación de la tasa alcanzase los 80 mil millones, el
sector financiero sería 80 mil millones de dólares más pequeño.
Sin
embargo, el beneficio realmente positivo de estos ahorros es que se
extraerían de los bolsillos de muchas de las personas más ricas del
país: los operadores de Wall Street y los socios y gestores de los
fondos de inversión. Una TTF reduciría de manera radical los ingresos de
un grupo de ciudadanos que se sitúan en el escalón de ingresos más
alto.
Si se reducen las oportunidades de hacer una fortuna en los
mercados bursátiles, muchos de aquellos ciudadanos se verán guiados a
buscar trabajo en el diseño de software, biotecnología u otras áreas en
las que sus habilidades podrían aportar un valor mayor, aunque no
reviertan en tantos millones como lo harían en Wall Street. (...)
Este es un ejemplo claro de una política bien definida que revertiría de
manera directa algunos de los efectos del proceso regresivo de
redistribución experimentado durante las últimas cuatro décadas.
Evidentemente, los defensores de las TTF todavía deben dar una
complicada batalla para verlas aplicadas.
Al igual que otras políticas
destinadas a invertir tal proceso regresivo, el problema no es la
dificultad de diseñar la medida política, sino que el principal
obstáculo es el poder de las personas más ricas, contrarias a una
economía más justa y eficiente." (Dean Baker
, Sin Permiso, 03/06/2017)
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