"(...) A nuestro juicio, lo más interesante de la obra de
Mazzucato es su marco conceptual y el conjunto de instrumentos e
instituciones propuestos que pueden ser aplicados a otros campos de
innovación (como la innovación en el sector público).
Es central la idea
de construir un “ecosistema de innovación simbiótico” entendido como un
“liderazgo público participado que genera soluciones novedosas ―en
materia de bienes, servicios y procesos― orientados a resolver
necesidades sociales complejas ―que busquen mayor efectividad que las
soluciones tradicionales― y que conlleven al final del camino tanto un
cambio en las relaciones sociales como una generación de valor público”(1).
Ecosistema innovador que requiere, para operar, instituciones de intermediación e impulso: las agencias de desarrollo e innovación pública y los laboratorios de políticas públicas.
Estas instituciones se definen por ser públicas e independientes, con
una misión, visión y competencias estatutariamente establecidas, con una
estructura técnica potente basada en un consejo asesor de expertos y
unos cuadros técnicos bien formados en cada materia.
Con el objetivo de
alcanzar suficiente prestigio y legitimidad como para ser, por un lado,
considerados por los actores como mediadores legítimos y por el otro,
atraer al mejor talento humano. Las agencias y los laboratorios deben
ser entendidos como una nueva institucionalidad democrática que sirve de
palanca y motor para garantizar la innovación permanente: ambas instituciones son parte del Estado emprendedor.
En este sentido, una fuerza política como Podemos, si
quiere ser hegemónica no sólo en lo discursivo sino también en lo
gubernamental, debe abanderar este nuevo arte de gobierno, que algunos
autores como Pascual Esteve llaman “Gobernanza Democrática”(2)
y que incorpora una nueva constelación de conceptos, estrategias,
instituciones y políticas: co-diseño y co-producción de políticas
públicas, innovación social, políticas basadas en la evidencia,
proyectos piloto, participación ciudadana, partenariados
público-privados, transparencia, colaboración público-comunitaria,
gestión relacional, cultura de la evaluación, etc.
Aterrizando este marco conceptual en, por ejemplo, el caso
madrileño y aprovechando las próximas elecciones autonómicas como
oportunidad para plasmar las anteriores críticas en propuestas
políticas, la Comunidad de Madrid y el conjunto de los municipios que
forman parte de ella, en especial el Ayuntamiento de la capital,
deberían colocar la innovación en el centro de su proyecto.
Para ello
podrían partir de la búsqueda de la innovación en cuatro campos
distintos: innovación económica, innovación democrática, innovación ecológica e innovación social.
Siendo indiscutible el enorme potencial del binomio
Ayuntamiento-Comunidad para impulsar este cambio, analicemos a
continuación cómo se traduciría esto a nivel programático:
1) Un programa de gobierno que abandere la innovación económica debe construir una agencia de desarrollo e innovación económica, al estilo de la exitosa Barcelona Activa, que persiga tanto objetivos de proceso
(fomentando espacios de colaboración público-privada con
organizaciones empresariales, sindicales y del tercer sector y
colaborando con una red de municipios madrileños); como objetivos de resultado,
que estimulen el desarrollo económico equilibrado y la cohesión
territorial, incorporando el fomento estratégico de otro modelo
empresarial como el cooperativo ―la democracia en la empresa―,
incentivando el triple balance en las empresas: económico, ecológico y
social ―en contraposición al modelo filantrópico de la RSC―, promoviendo
incubadoras de startups de emprendimiento social, proveyendo de formación y asesoramiento a cooperativas y autónomos, etc.
En definitiva, el fomento de la economía social y cooperativa como modelo estratégico para Podemos Madrid.
2) Un programa de gobierno que abandere la innovación democrática
debe construir un laboratorio de gobernanza, es decir, una unidad
especializada que forme, asesore y guíe a la administración para generar
inteligencia institucional convirtiendo los datos en aprendizajes que
permitan a los dirigentes públicos gobernar a través de la evidencia
empírica.
Laboratorios como estos pueden servir para innovar en
políticas de participación ciudadana, impulsando por ejemplo el Crowdlaw,
una nueva política de participación que ha desarrollado uno de los
centros de innovación democrática más potentes del mundo: el Governance Lab de la New York University.
Este centro, dirigido por Beth Noveck,
propone incorporar la participación de la ciudadanía en todas las fases
del proceso de toma de decisiones, tanto en la esfera legislativa como
en la ejecutiva, con el objetivo de aumentar el compromiso de los
ciudadanos para mejorar la calidad, la efectividad y la legitimidad de
la democracia. En síntesis, impulsar políticas públicas innovadoras en
participación ciudadana es la concreción del mandato político de las
plazas, parte fundante del ADN de Podemos.
3) Un programa de gobierno que abandere la innovación ecológica debe
construir una agencia de innovación ecológica, con un potente equipo de
I+D que actúe en colaboración con el sector privado y el espacio
universitario madrileño, para desarrollar energía fotovoltaica, no solo
produciendo y comercializando energías renovables sino incentivando
además la demanda de energías limpias, como la solar, ayudando a
“convertir Madrid en la capital europea de la energía solar” como sugiere Estrada.
Una agencia de innovación ecológica madrileña tendría en su agenda el
fomento de la economía circular, la innovación en gestión de residuos y
el impulso de la eficiencia energética. La capacidad real de aumentar la
soberanía energética limpia y de diversificar nuestro mix energético convierte a esta política no en una opción, sino en una obligación si queremos preservar nuestro planeta.
4) Un programa de gobierno que abandere la innovación social debe construir un laboratorio de políticas sociales, que (al igual que con la innovación democrática) sirva de think tank de
la administración.
Esta unidad especializada en análisis de datos
tendría como objetivo la mejora de las políticas sociales de reducción
de la pobreza y la desigualdad, el impulso de la innovación en el modelo
de los servicios sociales, la promoción de la contratación con
cláusulas sociales, el fomento de la colaboración socio-sanitaria y,
sobre todo, los experimentos de políticas sociales innovadoras como el Housing First ―modelo de atención al sinhogarismo― o la Renta Básica Incondicional, como ya se está haciendo en otros países europeos, o sin ir más lejos, el experimento del B-MINCOME en Barcelona. Podemos debe demostrar que otras políticas sociales no solo son posibles sino que son más eficientes.
En definitiva, rumbo a 2019 Podemos no solo debe construir
un discurso atractivo que constituya una nueva voluntad colectiva, sino
que debe ofrecer un proyecto político sólido a la altura de los
tiempos, generando un nuevo arte de gobierno vanguardista en lugar de incrementalista(3), y creando una administración innovadora en vez de reproductora(4): la fórmula concreta de construir un Estado emprendedor en Madrid debería ser un objetivo prioritario." (Victòria Alsina/Eduardo González de Molina / Daniel Vila, CTXT, 24/01/18)
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