"(...) ¿Cómo se distribuye la riqueza de un país para pagar los gastos
colectivos? ¿Quién decide qué gastos se financian y cuáles no? ¿Quién
decide que es mejor financiar el Ejército, ciertas infraestructuras, las
embajadas o el rescate bancario que mantener a los ancianos?
Si
todos estos aspectos y muchos otros se financian a través de los
impuestos, ¿por qué no las pensiones? Si no llega con las cotizaciones,
¿por qué no se pueden financiar las pensiones con impuestos, como todos
los demás gastos colectivos de una sociedad?
En un momento de
nuestra historia se decidió que las pensiones públicas se financiaran
solo con las contribuciones de los trabajadores en activo. Lo que hace
que las pensiones no sean más que transferencias entre trabajadores.
Es
una forma, pero no la única. De modo que el resto de la población,
especialmente aquellos que obtienen beneficios de las empresas, no
participa para nada en mantener a aquellos que han producido la riqueza
que ha hecho que el país llegue donde está ahora.
El tema está repleto de argumentos falsos. Como muestra, uno que
debiera hacer sonrojar a los economistas que, sin embargo, lo usan sin
descanso. Se refiere al tema de que no habrá suficientes trabajadores
para mantener a los pensionistas. En el caso del Estado español, como se
ha decidido previamente que las pensiones públicas solo se financien
con las contribuciones de los trabajadores, los salarios son relevantes.
Pero esta es una opción política.
En realidad, para la
financiación de las pensiones, el número de trabajadores no importa para
nada, lo que cuenta es la riqueza que los trabajadores producen. Lo que
importa para evaluar la capacidad de financiar las pensiones es la
producción de riqueza y su distribución.
Y en el Estado español se
produce mucha más riqueza que hace 40 años y se espera producir más en
el futuro. ¿Por qué no se considera esto en lugar de enredar con el
número de trabajadores? No es el número de las personas que trabajan,
sino lo que estas producen y cómo se distribuye lo que importa. ¿Se
puede creer que no lo saben los economistas, o a quién conviene este
error?
El tema de la insostenibilidad de las pensiones vuelve cada cierto
tiempo. En parte, porque en las sociedades modernas se ha asumido la
idea de que sostener a la gente cuando no produce es un coste, aunque
produjera mucho en su vida activa, pero, sobre todo, porque lo que los
poderes fácticos, económicos y políticos persiguen es que la gente que
puede ahorrar se haga pensiones privadas, que permiten jugosos
beneficios al capital financiero.
Pero consideremos el tema en su
dimensión real: ¿cómo es que en un país que no tiene dinero para
financiar las pensiones públicas existe ese mismo dinero si las
pensiones son privadas? ¿Hay o no hay recursos reales para mantener a
los ancianos?
Las pensiones privadas son un estupendo negocio
para el capital financiero. Pero son un disparate para los pensionistas.
Para estos, es muy arriesgado poner el dinero en pensiones privadas que
dependen de la Bolsa, pierden valor con la inflación y son muy caras,
pues cobran comisiones por gestionarlas. Y en lo social son enormemente
injustas, pues solo quienes pueden ahorrar podrán tenerlas. ¿Qué se hará
con los millones de personas que no pueden ahorrar?
La alarma
causada porque se acaba la hucha tiene unas bases y unas razones
falaces que se pueden resolver con relativa facilidad si se quiere
realmente solventar el problema. Si no llega con las contribuciones de
los activos, que las pensiones se financien como todos los demás gastos
sociales, con impuestos. Vivimos en una sociedad relativamente rica que,
si distribuye bien lo que produce, puede permitir vivir decentemente a
toda su población." (Miren Etxezarreta, El Salto, 25/01/18)
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