"(...) La ilegalización: Un cheque en blanco para las mafias.
No existe nadie más interesado que las mafias
para que los Estados establezcan y mantengan leyes contrarias a la
legalización de las diferentes drogas. Es un sueño hecho realidad para
que cualquier tipo de organización que se dedica al comercio de un
determinado producto. (...)
Fruto de esta prohibición, nacen mafias que se dedican
a la producción y distribución de drogas en el mercado negro. Estas
mafias operan en zonas determinadas, por lo cual se establece un monopolio.
Los beneficios para un monopolio son claros, se convierte en el productor único, y en consecuencia podrá establecer los precios de distribución y venta sustancialmente más elevados,
frente a una alternativa de mercado competitivo en la que múltiples
ofertantes estuvieran dispuestos a producir las diferentes drogas.
En el mercado se compite y el más ineficiente quiebra... Sin embargo, en las mafias las reglas de juego son diferentes: Al que compite se le elimina (literalmente).
De hecho, es frecuente que las diferentes mafias vivan en convivencia
cuando “controlan” un territorio y existan “disputas” cuando una mafia
ve que en su territorio ha entrado en juego otra mafia.
En consecuencia, surge un monopolio que recibe beneficios extraordinarios que reinvinvierte en la acumulación de armas
o diferentes sobornos para mantenerse como productor y distribuidor en
exclusiva. Por ello, aparecen los altos niveles de criminalidad.
Consecuencias económicas de la legalización de las drogas
La consecuencia económica en la legalización de las drogas sería un descenso generalizado de los precios
frente a la alternativa del mercado negro ya que muchos empresarios se
pondrían a producir, de la manera más eficientemente posible. No
obstante, está afirmación es temporal ya que los Estados tienen cierta
fijación con estos productos y gravarlos con Impuestos Especiales.
Las mafias no tienen sentido en un entorno de
legalización, por lo que su negocio se vería seríamente dañado por el
descenso de los ingresos que hundiría parcial o fatalmente la estructura
criminal que se genera en su entorno. Veríamos por lo tanto, un descenso en los niveles de criminalidad. (...)
Desd el punto de vista del Estado, la legalización de las drogas implicaría un ahorro para los contribuyentes, tanto por el coste de la identificación y sanción al consumidor como por la persecución de las mafias. (...)
¿Qué aprendimos con la Ley Seca?
La prohibición del alcohol en los Estados Unidos duró 13 años desde
el año 1920 hasta finales de 1933. Mintras que la intención era reducir el consumo de alcohol eliminando los negocios que lo fabricaban, distribuían y vendían, el plan fracasó estrepitosamente.
La tasa de mortalidad por alcoholismo se redujo en un 80% en 1921 con
respecto a los niveles anteriores a la guerra, mientras que los delitos
relacionados con el alcohol disminuyeron notablemente. Sin embargo,
siete años después de su entrada en vigor, el total de muertes por licor
adulterado se disparó superando las cifras iniciales y hubo muchos más casos de ceguera y parálisis.
Hacer cumplir la ley resultó ser casi imposible con el surgimiento y
la extensión del contrabando. La asignación original del Congreso para
la aplicación de la ley fue de 5 millones de dólares. Varios años
después, el Gobierno estimó que la aplicación de la ley costaría 300 millones de dólares.
La imposibilidad de restringir el contrabando y la inevitable corrupción que lo acompañaba, finalmente condujo a un desencanto público generalizado con la Ley Seca y a su abolición el 5 de diciembre de 1933." (Marc Fortuña, El Blog Salmón, 19/01/18)
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