"(...) La crisis financiera y económica que empezó en Estados Unidos en 2007 y
rápidamente propagó sus graves secuelas por todo el mundo ha tenido unas
consecuencias especialmente catastróficas para cientos de miles de
ciudadanos en España. En realidad ha sido nuestro país el que ha sufrido
los mayores costes humanos y económicos de esta debacle, un aspecto del
que quizá no somos suficientemente conscientes. (...)
Los trastornos ocasionados por el cataclismo
financiero y la conducta de las entidades de crédito han sido muy
impactantes en materia de empleo. Entre el tercer trimestre de 2007 y el
primero de 2014 se destruyeron 3,8 millones de empleos (el 18,4% del
total, un acontecimiento sin precedentes en la España democrática).
En nuestro país la crisis económica ha estado
estrechamente vinculada al comportamiento y las malas prácticas de las
entidades financieras.
Las entidades españolas aumentaron disparatadamente la
concesión de préstamos de manera irresponsable para la adquisición de
inmuebles y suelo sin las garantías necesarias. Estas actividades,
promovidas por el impulso especulativo, especialmente en la financiación
para la compra de terrenos, les reportaron unos beneficios exagerados,
los más elevados de su toda su historia. Entre 1996 y 2010 bancos y
cajas cosecharon unas ganancias de 169.281 millones de euros, con un
ejercicio récord en 2007 en que superaron los 25.000 millones, según el
Banco de España.
El estallido de la burbuja inmobiliaria y la caída
súbita de los precios dejaron a muchas entidades en situación de
insolvencia, lo que provocó la paralización del crédito y la necesidad
de cuantiosas ayudas públicas para su rescate, lo que ha resultado una
pesada carga para todos los contribuyentes.
La crisis financiera tuvo además unas primeras
víctimas directas en determinados colectivos de los clientes bancarios.
Por una parte, las entidades financieras aprovecharon las ventajas que
les ofrecía la legislación hipotecaria en materia de ejecuciones, que
estaba pensada para situaciones excepcionales pero no para una crisis
generalizada.
Bancos y cajas lanzaron una masiva oleada de cientos de
miles de desahucios ante la absoluta desprotección de los afectados, en
su mayor parte personas que habían perdido el empleo o fracasado en su
empresa.
Por otra parte, para proteger sus intereses, las
entidades financieras incurrieron en multitud de malas prácticas
(colocación de productos de riesgo y cláusulas abusivas como en las
participaciones preferentes, obligaciones subordinadas, swaps
o permuta de intereses, hipotecas multidivisa, cláusulas suelo y venta
de acciones, entre otras) que significaron graves pérdidas económicas,
morales y para la salud de los afectados, cuyas secuelas perduran
todavía en muchos casos.
En el análisis de la crisis que se describe a
continuación ha primado sobre todo el impacto en la vida de las personas
y no tanto los efectos y la transformación que ha experimentado la
economía en general y el conjunto del sistema financiero, aspectos que
ya han sido ampliamente estudiados.
02. El saneamiento bancario más costoso de Europa
Desde esta perspectiva ciudadana, lo primero que hay
que destacar es el enorme coste que de manera general han tenido que
afrontar los contribuyentes en el saneamiento del sistema financiero
español. (...)
La razón principal de la desmesura de este coste se debe a que la mayor
parte de las ayudas públicas concedidas se han perdido definitivamente.
De los 61.900 millones de euros de ayudas de capital otorgadas a bancos y
cajas en España, entre 2009 y 2015, se han perdido 47.966 millones,
según los últimos datos de la Comisión Europea (1).
Se trata de unas
pérdidas superiores tanto en términos absolutos como relativos a las
sufridas por otros países que también precisaron elevadas ayudas como
fueron los casos de Irlanda, Alemania, Grecia o Reino Unido. (...)
Hay que destacar que el balance de las pérdidas no es definitivo todavía. (...)
Una pérdida de más de tres cuartas partes de las
ayudas concedidas implica que a la hora de determinar el origen de la
factura de la crisis financiera, además de los gestores de cajas y
bancos, hay que contemplar también la responsabilidad de las
autoridades, que concedieron unas ayudas sin el control necesario para
evitar su quebranto.
Para valorar la relevancia de la cuantía de las
pérdidas causadas por la crisis financiera hay que recordar que se trata
de una cifra comparable al coste de los recortes sociales en materia de
educación, sanidad y gastos sociales (...)
A la vista de estos datos, resulta evidente que si no
se hubieran dilapidado casi 50.000 millones de euros en el rescate
bancario no hubiera sido necesario aplicar los drásticos recortes
sociales en materias tan sensibles como la educación, la sanidad y la
protección social.
03. Los expulsados de sus viviendas, las víctimas más agraviadas
Además del perjuicio financiero que ha afectado al
conjunto de los ciudadanos de una manera general, existen determinados
colectivos que han sido especialmente golpeados de forma directa por los
abusos y las malas prácticas bancarias.
Sin duda, entre los más
maltratados hay que considerar en primer lugar a las familias que fueron
expulsadas de sus viviendas por la aplicación implacable de una
legislación hipotecaria que ha implicado numerosas injusticias. (...)
Las abrumadoras cifras de familias desahuciadas por los bancos hablan
por sí solas de la magnitud del drama. Según la PAH, tomando como base
los datos del Consejo General del Poder Judicial, (CGPJ), desde 2007 y
hasta el segundo semestre de 2016 se ejecutaron en España 485.171
desahucios.
Durante 2016 todavía se registró un importante volumen, con
un total de 63.037, según el CGPJ. Durante este último año, la mayor
parte, un 54%, correspondían a procesos por impago de alquiler y un 42% a
expedientes de ejecución hipotecaria. (...)
Estos datos revelan que las características de los
contratos hipotecarios han situado a los ciudadanos en una clara
posición de inferioridad ante las entidades financieras. La realidad es
que son muchas las personas que se preguntan: ¿Cómo se ha producido esta
destrucción tan masiva?
La explicación está en que la práctica totalidad de
las hipotecas realizadas por los bancos antes de la crisis incluían una
abusiva cláusula, denominada Vencimiento Anticipado. Se trata de una
disposición de efectos atroces que autoriza al banco a exigir el pago de
la totalidad de la deuda pendiente si se producía el impago de un solo
plazo.
La consecuencia es que se producía una situación de la máxima
indefensión. A un prestatario que no podía pagar la cuota mensual de la
hipoteca de, por ejemplo, unos 1.000 euros, se le exigía que pagara toda
la deuda pendiente de la hipoteca de 150.000 o 200.000 euros. La
irracionalidad económica y la injusticia de la cláusula son absolutas. (...)
Esta abusiva disposición, que estaba incluida también en la Ley de
Enjuiciamiento Civil, fue modificada por la Ley 1/2013 de 14 de mayo que
exigió como mínimo el incumplimiento de pago de tres plazos para
iniciar una ejecución hipotecaria. El cambio legal fue consecuencia de
la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europera (TJUE) de 14
de marzo de 2013, en el llamado caso Aziz. (...)
04. La cadena de engaños que posibilitó la estafa de las preferentes
Los fraudes financieros tienen un largo historial de víctimas en España. (...)
No obstante, el fraude de mayores dimensiones y mayor número de
perjudicados por malas prácticas financieras ha sido el de las llamadas
participaciones preferentes y otro producto similar, las obligaciones
subordinadas.
Estos productos fueron colocados por cajas y bancos entre
su clientela tradicional para obtener una fuente de capitalización más
barata que las ampliaciones de capital mediante la emisión de acciones. (...)
Lo más relevante de estos productos es que tenían una
característica muy peligrosa que se ocultó en el momento de su
colocación y es que se podían perder todos los ahorros.
Las preferentes y subordinadas se colocaron a más de
tres millones de personas, un millón de los cuales resultó perjudicado
en distintos grados. (...)
La historia de las participaciones preferentes resultó
ser una gran estafa cuando las autoridades potenciaron la posibilidad
de emplear este dinero para que los bancos y cajas se capitalizaran.
Posteriormente, esas mismas autoridades determinaron la cuantía en que
las preferentes debían contribuir al rescate de las entidades
financieras en dificultades, con las consiguientes pérdidas para los
ahorradores que habían adquirido estos productos. En algunos casos los
menoscabos llegaron hasta el 70%.
El dinero perdido por los tenedores de preferentes que
se empleó en el rescate bancario ascendió a 13.000 millones de euros,
según confirmó el pasado 2 de noviembre Servaas Deroose, subdirector
general de Asuntos Económicos y Monetarios de la Comisión Europea y ex
jefe de la misión que controló el programa de asistencia financiera a
España (9). (...)
Es una historia que no se puede entender que haya alcanzado a un número
tan elevado de damnificados de no ser por la sucesión de una larga
cadena de engaños. (...)
05. Cláusulas suelo. Las autoridades al servicio de los bancos y abandono de millones de perjudicados
El conflicto que actualmente afecta a un mayor número
de personas, quizá dos millones, es el de las cláusulas suelo. Estas
estipulaciones incluidas en las escrituras fueron una de las respuestas
de la banca ante la inminencia de la bajada de los tipos de interés que
se había iniciado en Estados Unidos y que habían detectado sus propios
departamentos de estudio.
Las cláusulas suelo son un ejemplo clarísimo de la
asimetría de la información, que tan bien ha estudiado el premio Nobel
de Economía Joseph Stiglitz. Una asimetría que refleja la situación de
desigualdad en el manejo de información y capacidad de negociación
existente entre los bancos y sus clientes.
En el caso de las hipotecas a
tipo variable, que eran la mayoría, los bancos se cubrieron ante
posibles descensos incluyendo las cláusulas suelo asegurándose así que
siempre cobrarían un interés mínimo, de entorno el 3,5% y 4,5%. A cambio
ofrecían un techo de entre el 13% y 20% garantizando a sus clientes que
este sería el tipo de interés máximo que les cobrarían.
No se trata de decir que los bancos sabían que los
tipos de interés iban a bajar y por eso pusieron estas limitaciones a
sus posibles variaciones. Lo que han dicho los magistrados con gran
sentido es que los bancos tenían que haber compartido con sus clientes
los distintos escenarios que ellos manejaban sobre la evolución probable
de los tipos de interés para que pudieran comprender el significado
económico de estas limitaciones y los perjuicios que les podían
ocasionar.
La aplicación de estas cláusulas limitativas ha tenido
consecuencias especialmente graves para algunas familias al impedir la
rebaja de las cuotas hipotecarias cuando cayeron los tipos en momentos
muy delicados de sus vidas. Algunas familias hubieran podido evitar los
desahucios si se hubieran podido beneficiar de la reducción de cuotas
mensuales por la caída de los tipos de interés. (...)
Para el catedrático de Economía Financiera y Contabilidad Prosper
Lamothe, en realidad los clientes se convirtieron en aseguradores de los
bancos y por este seguro las entidades deberían haber pagado a sus
clientes una prima que debería haber oscilado entre el 5% y el 8%. (...)
06. ‘Swaps’ e hipotecas multidivisa. Dos tipos de contrato especialmente perniciosos
Durante los últimos años se ha comprobado que la lista
de contratos y cláusulas abusivas en materia financiera es cada vez más
extensa. El registrador de la propiedad Carlos Ballugera ha
identificado más de 80 cláusulas abusivas diferentes en las hipotecas en
contra de los consumidores (14).
En este panorama de graves abusos
bancarios, además de los relativos a los desahucios y a las preferentes
existen dos tipos de contratos que han sido especialmente dañinos para
los consumidores: los swaps y las hipotecas multidivisa.
¿Qué es un swap? Los swaps
o permutas de interés son unos contratos que los bancos ofrecieron a
sus clientes especialmente a partir de 2007 como un seguro. Las
entidades aseguraban a sus clientes que con estos contratos les
protegían de los efectos de las posibles subidas de los tipos de interés
o de la inflación en las hipotecas que tenían suscritas a interés
variable. Pero en realidad los swaps no funcionaban como un seguro sino que eran una apuesta con elevados riesgos.
En estos contratos las partes se comprometen
recíprocamente a abonar las diferencias que resulten de la evolución
futura de los tipos de interés en relación a un índice de referencia. El
banco proponía, por ejemplo, una cantidad de 400.000 euros y un tipo de
referencia del 4,5%. Si el tipo de interés del Euríbor descendía de
este índice, el cliente debía pagar la diferencia a la entidad y si
aumentaba y se situaba por encima recibía una compensación del banco.
Los contratos, sin embargo, no eran equilibrados porque limitaban los
beneficios que podían obtener el cliente en el caso de la subida del
Euríbor pero no las pérdidas si caía.
Lo que ocurrió es que la brutal caída del Euríbor que
se registró a partir de octubre de 2008 resultó catastrófica para
decenas de millares de personas que habían suscrito estos contratos
(15).
Durante los últimos diez años los swaps
han perjudicado gravemente a más de 200.000 clientes particulares,
ayuntamientos y a pequeñas empresas, algunas de las cuales sufrieron una
verdadera ruina. (...)
El otro tipo de contratos que ha acarreado graves
pérdidas a muchas familias es el de las hipotecas multidivisa. En este
caso también fueron los bancos los que convencieron a sus clientes de
las supuestas ventajas de contratar sus hipotecas en yenes o francos
suizos porque los tipos de interés con estas monedas eran más bajos que
con euros.
Estas hipotecas, sin embargo, comportaban un doble riesgo que
no fue suficientemente advertido: las variaciones del tipo de interés y
las fluctuaciones del tipo de cambio de la moneda.
Más del 80% de estas hipotecas se comercializaron en
2007 y 2008, según ASUFIN. Con estos productos los bancos se cubrieron
de una posible depreciación del euro. Las entidades financieras
explicaban a sus clientes las ventajas de contratar hipotecas con tipos
de interés más bajos pero les ocultaban el riesgo de la posible subida
del tipo cambio del yen o franco suizo.
El resultado no ha podido ser más calamitoso. En
muchos casos, después de pagar las cuotas correspondientes durante
varios años algunos clientes se encontraron que adeudaban hasta un 30% o
40% más del valor inicial de la hipoteca, como consecuencia de la
apreciación del yen o el franco suizo con respecto al euro que se
registró a partir de 2011.
La sensación de desesperación al comprobar
que aumentaba la deuda a pesar de los pagos efectuados durante años
produjo situaciones de verdadera tensión psicológica a numerosas
familias. (...)
07. Los costes invisibles. Daños morales y para la salud
Los perjuicios causados por las malas prácticas y
fraudes bancarios no son exclusivamente de naturaleza económica. Hay
otros daños menos conocidos que han afectado seriamente la moral y la
salud de las personas que han sido víctimas de estafas y engaños
financieros.
Algunos jueces ya han empezado a dictar sentencias
condenando a entidades por daños morales. Pero el reducido número de
resoluciones judiciales y sobre todo su escasa cuantía (entre 4.000 y
6.000 euros) resultan manifiestamente muy insuficientes.
En el ámbito de la salud también se empiezan a
investigar los daños ocasionados por los abusos de las entidades
financieras. José Manuel Ribera Casado, catedrático Emérito de Geriatría
de la Universidad Complutense de Madrid y presidente de Finsalud, ha
señalado que “las consecuencias sobre la salud de estos comportamientos
fraudulentos constituyen un tema importante y bastante descuidado”.
En
su opinión, “los problemas generados en el ámbito de la salud han sido
enormes, y en muchos casos han superado la intensidad y consecuencias al
propio daño material ocasionado por los fraudes” (20).
El primer estudio piloto sobre los efectos sobre la
salud de los fraudes financieros ha sido realizado por la fundación
Finsalud, que analizó una muestra de 188 personas que habían sido
afectadas por las participaciones preferentes y las hipotecas
multidivisa.
María Victoria Zunzunegui, profesora honoraria de la
Escuela de Salud Pública de la Universidad de Montreal y promotora del
trabajo, ha señalado que “las personas que han experimentado fraudes
bancarios tienen peor salud general, peor salud mental, duermen menos y
tienen peor calidad de vida que la población de edad comparable” (21).
El estudio piloto señala, por ejemplo, que el 63% de los tenedores de
preferentes que no recibieron compensación y el 66% de personas que
había suscrito hipotecas multidivisa tenían una salud regular, mala o
muy mala. Sin embargo, cuando se compara con la población media española
de la misma edad, el colectivo con la salud deteriorada representa un
porcentaje muy inferior (32%) (22).
El estudio concluye que los fraudes financieros
deberían ser considerados un factor de riesgo para la salud. Y las
personas que han sido afectadas deberían recibir cuidados médicos y
psicológicos además de la compensación económica por el dinero perdido. (...)
Los bancos españoles tienen un serio problema de reputación. Son los
segundos peor valorados del mundo después de los irlandeses. Esta
situación también perjudica a los clientes al no existir una
delimitación suficientemente clara entre las entidades que actúan
correctamente y las que incurren en prácticas abusivas." (Andreu Missé , Alternativas Económicas, en Rebelión, 02/04/18)
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