"Como quiera que el nuevo Gobierno de España (bautizado Frankenstein)
ha asumido los presupuestos del Estado del Gobierno anterior para este
año, quizás una de las tareas más prioritarias de su agenda económica
radique en definir una posición compartida con el Gobierno portugués
(allí bautizado en su día como la jerigonza) para la inminente reforma
económica de la UE y la eurozona (28 y 29 de junio en Bruselas). Una
posición que, muy probablemente, sería también compartida por el nuevo
Gobierno italiano y Grecia.
Para ayudar a definir dicha posición trasladamos aquí parte de las conclusiones de un artículo publicado en 2014 en la revista Papeles de Economía Española (Los atributos de una unión fiscal en Europa).
A día de hoy no se contempla el fortalecimiento de los instrumentos presupuestarios o tributarios a escala comunitaria. (...)
Sin avanzar significativamente desde el actual uno por ciento del PIB
del presupuesto comunitario, la UE corre el riesgo de anquilosarse en
la incapacidad tanto para desarrollar las políticas de impulso al
crecimiento en la línea de lo que plantea la estrategia 2020, como para
abandonar la inequidad que refleja la relación entre el porcentaje de
riqueza nacional aportado al presupuesto común por cada EM y su nivel de
riqueza nacional en términos relativos.
A día de hoy los Estados Miembros con riqueza superior a la media de
la UE realizan un esfuerzo redistributivo semejante con independencia de
cuál sea su nivel de renta. Sorprendentemente, la percepción imperante
es justo la contraria (...)
Las propuestas de reforma de los ingresos a pesar de que su formulación
concreta es muy poco ambiciosa en lo cuantitativo, se ven
sistemáticamente orilladas por las dilaciones derivadas de una filosofía
de consolidación presupuestaria que no tiene como norte incrementar el
presupuesto de la UE.
Algo similar sucede con la mutualización solidaria del recurso al
endeudamiento a través de la figura de los eurobonos. Las propuestas
alternativas para emitir eurobonos para la mitad de la deuda pública hoy
en circulación de los EM, permitirían que todos ellos saliesen ganando
en los costes a enfrentar, atraerían con toda seguridad a los inversores
internacionales y, al consolidar así la unión fiscal, cortarían de raíz
todos los riesgos de ruptura de la eurozona.
Pero se enfrentan a
obstáculos institucionales que hoy parecen difíciles de remover.
Parece que los europeos prefiriésemos renunciar a la lógica de una
unión de transferencias con criterios de gobernanza de índole federal,
para seguir transitando caminos agónicos sujetos a una lógica
intergubernamental concretada en sucesivos mecanismos de rescate con
garantías limitadas, condicionalidades asimétricas y eficacia
discutible. (...)
Añadimos hoy: solo avanzando en esta agenda común entre España,
Portugal, Italia, Grecia (y probablemente Francia) se evitarían los
crecientes riesgos de implosión institucional y social que rondan la UE y
la eurozona.
Solo así se ampliarían los márgenes para la consolidación
fiscal de los países más endeudados, al tiempo que se frenaría la
dictadura austericida de los mercados acreedores y de la prima de
riesgo." (Albino Prado, Santiago Lago, CTXT, 06/06/18)
No hay comentarios:
Publicar un comentario