13.7.18

La Iniciativa china de la Franja y la Ruta de la Seda, una oportunidad para España... tiene la potencialidad para modificar el mapa económico mundial y proyectar un nuevo modelo de globalización

"La novedosa promoción del Cinturón Económico de la Ruta de la Seda y la Ruta de la Seda Marítima del siglo XXI confirma la dimensión histórica y cultural del proceso de reforma en China.  (...)

Aunque tampoco podemos pasar por alto la existencia de cierto escepticismo en algunos observadores respecto a la posibilidad de que esta ruta, tanto en su itinerario terrestre como marítimo, pueda volver a desempeñar un papel similar al desempeñado en los pasados siglos, lo cierto en que en el siglo XXI convergen una serie de circunstancias que la pueden hacer posible en poco tiempo si en ella coinciden voluntad política, discurso, liderazgo, capacidad de financiación y una agenda práctica. 

Y eso, a fin de cuentas, es lo que China garantiza en gran medida a todos los interesados, lo cual lleva a otros a asegurar que dispone del potencial suficiente para transformar de raíz en pocas décadas las coordenadas geopolíticas del mundo actual.  (...)

La Ruta de la Seda es, en sí misma, expresión de valores como la diversidad y el diálogo pacífico e integrador en un cosmos heterogéneo que lejos de representar un problema advierte de un enriquecimiento colectivo que fomenta la tolerancia y el encuentro. 

Importa especialmente que en esta nueva actualización funcionen los vasos comunicantes a este nivel y más en concreto en relación con el respeto y el rescate de la tradición en cuanto incorpore de manifestaciones positivas, incluyendo la genuina cultura política que responda a los tiempos de cada sociedad. (...)

Es transporte, es energía, es comercio, es moneda, pero la conectividad va más allá de cada uno de estos rubros considerados de forma aislada. El corredor terrestre y la ruta marítima conforman una dimensión geopolítica que realza el protagonismo de sus participes y reactiva los vínculos interpartes en el marco del globalizado mundo contemporáneo.

Se diría que se trata de una prioridad estratégica para China por razones estrictamente internas y, en primer lugar, económicas. De una parte, China necesita identificar y generar nuevos mercados de exportación que den salida a sus excesos de capacidad y equilibren su balanza exterior en un contexto caracterizado por la relativa persistencia de la crisis global afectando de manera singular a mercados importantes, en especial de los países desarrollados.

 No obstante, la propuesta va más allá de la coyuntura presente y puede favorecer la expansión de los flujos de inversión y desarrollo. Conviene tener en cuenta el esfuerzo ingente de las empresas chinas, tanto públicas como privadas en el futuro inmediato, a la hora de invertir en los países de la Ruta.

Pero es parte integrante igualmente de esa estrategia de superación de las distancias existentes en términos de desarrollo entre las zonas costeras y el interior de la propia China. La Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR) favorecerá la corrección de los desequilibrios territoriales internos, que son muy notorios, y dará una considerable consistencia e impulso a la estrategia de desarrollo del Oeste del país, en curso desde hace más de una década. 

Todo ello introduce un punto de inflexión, generando capacidades para crear un bloque de cooperación económica a través del Mediterráneo, con referentes que alcanzan al sudeste de Asia, India, Arabia y África, completando el círculo iniciado en Asia Central y Europa. Dicha concepción aporta a China un valor añadido en el plano de la seguridad, al reducir su vulnerabilidad en el Estrecho de Malaca. 

De esta forma, en lo geopolítico, consigue aumentar su presencia e influencia en tan vasto perímetro consolidándose como un referente de alcance y un actor sustancial en tres continentes en virtud de la implementación de una política que excluye el recurso al uso de la fuerza.

En la cumbre de China y la CELAC celebrada en Santiago de Chile, en enero de 2018, se oficializó la prolongación del proyecto hacia América Latina y el Caribe, lo cual añade un nuevo capítulo que reactualiza los viejos vínculos históricos que unen al continente americano y el gigante asiático.  (...)

La revitalización de las antiguas rutas de la Seda es, sin duda, el proyecto internacional más ambicioso que promueve el actual liderazgo chino.  (...)

La moderna Ruta de la Seda cuenta con dos versiones principales (continental y marítima) y varios corredores: China-Mongolia-Rusia, China-Asia Central-Asia Occidental, China-Indochina, China-Pakistán, Bangladesh-China-India-Myanmar. 

Entre sus pilares habría que destacar la coordinación de políticas, la conexión de infraestructuras e instalaciones, la eliminación de trabas al comercio, la integración financiera o el estrechamiento de lazos entre las respectivas sociedades. 

Aunque las preferencias señalan a Asia, Europa y África, China también se ha mostrado abierta a la participación activa de los países latinoamericanos como se destacó en la citada cumbre con la CELAC. La IFR tiene la potencialidad para modificar el mapa económico mundial.  (...)

Téngase en cuenta que el proyecto abarca a países que representan el 70% de la población planetaria y producen el 55% del PIB global. Esas regiones también albergan el 70% de las reservas de petróleo y gas del mundo.  (...)

Como es sabido, el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras –que reúne ya a 84 miembros- y el Fondo de la Ruta de la Seda además de varios fondos de cooperación multilaterales o bilaterales financian ya docenas de proyectos de ferrocarriles que van desde Tayikistán a Tailandia, de Kenia a Hungría como también plantas de energía en Vietnam o Kirguistán. 

El ferrocarril que atravesará Laos representa la mitad del PIB del país y las infraestructuras previstas para Pakistán equivalen a la quinta parte de su PIB. Muchas de estas inversiones responden al concepto de “capital paciente”, es decir, incorporan el enfoque de una participación a largo plazo en el desarrollo del país donde invierte.

Desde 1990 existe en España la Comisión de la Ruta de la Seda cuyo objeto es alentar un itinerario cultural del que formamos parte desde hace siglos, promoviendo la comunicación económica, tecnológica, artística y cultural. En este aspecto, cabe significar los vínculos de ciudades como Zaragoza, Valencia y otros centros sederos menores como Jaén, Valladolid, Monforte de Lemos o Valdeorras en Galicia. 

En los tiempos actuales, significar el papel de esta ruta como senda para la promoción del entendimiento, el turismo, la tolerancia, el diálogo y el respeto a los diferentes modos de vida, resulta de enorme valor.

En 2014, China lanzó un primer servicio de trenes de carga que conecta la ciudad de Yiwu, en su costa oriental, famosa por su condición de gran supermercado mayorista, y Madrid, marcando el inicio de un servicio regular sobre la Ruta de la Seda, a lo largo de más de 13.000 kilómetros. (...)

Con independencia del futuro de la línea ferroviaria, que exige prestar atención a una gama de productos transportables que presenten menos contraindicaciones, al menos, en determinados periodos del año, cabe tener en cuenta que las cuantiosas inversiones que serán necesarias para implementar estos proyectos abren grandes oportunidades para las empresas especializadas en infraestructura, ya sea terrestre o marítima.  (...)

Asimismo, un capítulo a significar y que debiera ser tenido muy en cuenta por el interés que le otorgan las autoridades chinas, es la cooperación en materia de capacidad productiva. El proyecto va acompañado de políticas inversoras adicionales orientadas a facilitar el desarrollo industrial en el conjunto de países participantes.

 España tiene aquí opciones de co-participación a explorar en espacios geopolíticos diversos, que oscilan entre Asia Central, los Países de Europa Central y Oriental (PECO) o América Latina, especialmente, en la medida en que sea capaz de enderezar su política en esta última región, clave para sus intereses estratégicos.  (...)

No obstante, no son estas las únicas opciones. La posición geopolítica de España como garganta del Mediterráneo y su papel en relación al Norte de África ofrece interesantes oportunidades en orden a la implicación en la Ruta Marítima de la Seda que une numerosos puertos de varios continentes. 

Convendría reflexionar sobre la oportunidad y el interés de sumar los puertos españoles a este proyecto que sigue creciendo con proyecciones que alcanzan no solo a Centroeuropa sino también a Italia (Nápoles) y otros estados mediterráneos. Las conexiones marítimas entre países europeos, del Medio Oriente y norteafricanos se verían facilitadas con la participación activa de España en dicha propuesta. (...)

Tras los gigantes asiáticos, Estados Unidos, Alemania y Holanda, España aparece en el puesto 11 del mundo en número total de contenedores de Europa, situándose como tercera potencia del continente. Además, junto con Japón, ostenta la tercera posición como país que más puertos ha colocado entre los 125 primeros del mundo, y la primera a nivel europeo, por delante de Reino Unido, con cuatro, y Alemania e Italia, con tres respectivamente.

 Concretamente, Valencia es el primer puerto del Mediterráneo, el quinto de Europa y ocupa el puesto 30 a nivel mundial, mientras que la Bahía de Algeciras es el sexto europeo, el segundo del Mediterráneo y el 34 del mundo. (...)

Si la vía terrestre encara algunas dificultades operativas se podrían compensar con el refuerzo de la opción marítima.  (...)

El corredor mediterráneo, en la agenda desde hace una década, se enfrenta al imperativo de su dilatada implementación efectiva. El interés -o desinterés- chino puede representar una clave sustancial para asegurar su viabilidad última. 

Es sabido que autoridades del gigante asiático se han desplazado a los puertos principales (Algeciras, Valencia, Barcelona) para evaluar opciones, entre ellas la elección de un puerto que les permita subir a la frontera y enlazar con los otros ramales de la Ruta hacia y desde Europa. El continente africano, del otro lado, también cuenta.  (...)

A China ni mucho menos le disgusta la idea de abrir corredores y nodos logísticos en los que asentar su comercio con Europa. El Mediterráneo occidental puede representar un vector de conexión de mucho interés.  (...)

El Mediterráneo es la ruta más rápida y directa que conecta Europa, por el canal de Suez que Egipto ya decidió ampliar, con el océano Índico y los países emergentes de Asia. Los puertos ubicados en el Mediterráneo tienen una enorme oportunidad para convertirse en puertas estratégicas de entrada y/o salida para el comercio Europa-Asia.

 La competencia, no obstante, es aguda, especialmente con los puertos del Norte europeo que copan la mayor parte de los flujos comerciales con Asia. Las ventajas que ofrecen radican en excelentes infraestructuras conectadas con el continente tanto por vía terrestre como férrea, amplia capacidad de gestión y agilidad en la toma de decisiones. (...)

Por el momento, China viene apostando con claridad por el mediterráneo suroriental que desde Grecia le acerca al corazón europeo vía Italia y los PECO trazando e invirtiendo de común acuerdo con los respectivos gobiernos en infraestructuras modernas a todos los niveles que facilitan sus exportaciones.  (...)

Pero frente a la opción de los puertos griegos y del Adriático, los puertos mediterráneos ubicados en España debieran percatarse del enorme contratiempo que supondría quedarse en segundo plano o al margen de una ruta que, a poco que se consolide, tendrá un enorme impacto en el comercio global de mercancías. 

La inclusión de este corredor en la red central europea, sin entrar ahora en el sentido de su doble recorrido, es un éxito. Pero debiera ampliar horizontes y revisar sus prioridades.  (...)

A futuro, ante los cambios que se ciernen sobre la economía mundial, es China, más incluso que la UE, quien proporciona un mayor sentido estratégico a la trascendencia del tramo litoral del corredor mediterráneo. El factor China facilitaría tanto su rentabilidad económica como una gestión sostenible de la movilidad.  (...)

Los pasos seguidos hasta ahora por China evidencian que otorga máxima importancia al Mediterráneo pues desea que sus mercancías sigan esta ruta. Y su objetivo es alcanzar el otro lado del Atlántico, un salto en el que España, con realismo y sin aspavientos, debiera ponderar en qué medida puede aprovechar las relaciones con los países de América Latina para tener ahí un papel significado.

Tanto Algeciras como Barcelona o Valencia llevan años compitiendo por convertirse en la puerta de Europa para Asia. A día de hoy, China es un socio clave en los puertos españoles del Mediterráneo.  (...)

La fachada atlántica

Igualmente ofrecen particular interés los puertos situados en la fachada atlántica y cantábrica y que viven inmersos desde hace años en intensos contactos con puertos chinos para identificar oportunidades de colaboración.  (...)

Hace años se decía que si todos los chinos saltaran al mismo tiempo podrían cambiar el eje de rotación de la Tierra. Con más visos de realidad, la Franja y la Ruta si tiene la potencialidad para modificar el mapa económico mundial y proyectar un nuevo modelo de globalización. Incluso sus más aciagos detractores lo reconocen."                   

(Xulio Ríos , director del Observatorio de la Política China , Sinología Hispánica, en Rebelión, 12/07/18)

No hay comentarios: