"Se está creando la percepción en los países del capitalismo desarrollado de que la Gran Recesión -que ha causado un deterioro muy acentuado del bienestar y calidad de vida de la mayoría de sus poblaciones- es un hecho del pasado, consecuencia del supuesto éxito de las políticas neoliberales que los gobiernos de estos países han ido aplicando durante este período. (...)
El “supuesto éxito” de las políticas públicas neoliberales
Según los establishments político-mediáticos que promueven
la sabiduría convencional en cada país, estas medidas han tenido un gran
éxito habiendo recuperado el rigor y la eficiencia de sus economías.
Como prueba de ello, presentan indicadores que -según afirman- reflejan
tal recuperación como, por ejemplo, el aumento del crecimiento económico y la disminución del paro.(...)
Lo que esconden los indicadores del “supuesto éxito”: el
deterioro muy notable del bienestar y calidad de vida de las clases
populares
Lo que tales argumentos ocultan o desconocen es que, en gran parte de los países capitalistas desarrollados, las cifras del paro tienen un valor muy relativo para medir el grado de eficiencia del mercado laboral,
pues excluyen a grandes sectores de la población que sufren las
consecuencias del gran deterioro del mercado laboral (causado por tales
políticas neoliberales), y que no quedan reflejados en la tasa de paro.
Este indicador de paro no incluye, por ejemplo, la población que trabaja en situación parcial y temporal que querrían hacerlo a tiempo completo (la población empleada subocupada), un problema grave creado por las reformas laborales. Este sector ha sufrido un notable aumento, alcanzando su máxima expresión en el trabajo precario, muy generalizado hoy en la gran mayoría de países capitalistas desarrollados.
En España se habla mucho (con razón) del elevadísimo paro, pero no se habla tanto del elevadísimo nivel de precariedad entre la población empleada. Los contratos más frecuentes en España son los que duran 15 días
y una cuarta parte del total tiene una duración de 7 días, siendo este
el tipo de contrato que ha aumentado más desde el inicio de la crisis en
2007. Desde que se inició la crisis, casi el 60% del empleo creado ha sido -precisamente- de carácter temporal y parcial.
Otro sector de la población que no se incluye en la tasa final del paro es la gente que ha abandonado la búsqueda de puestos de trabajo por no encontrarlo. En EE. UU., en caso de incluirse este sector de la población, la tasa de paro ascendería a un 7,6%. En
realidad, si se sumaran los desempleados, los empleados subocupados y
los que se han desanimado en su búsqueda de puestos de trabajo, la cifra
de paro ascendería a un 10,9% (17,6 millones de personas).
Esta trágica (y no hay otra manera realista de definirla) situación,
muestra las limitaciones de utilizar la tasa de paro como el indicador
principal de eficiencia del mercado de trabajo. El “éxito” en la
reducción de la tasa de paro, se ha conseguido a costa de un enorme
crecimiento del paro oculto, de la precariedad y del desánimo en el que
se encuentran grandes sectores de las clases trabajadores en estos
países, que representan la mayoría de las clases populares.
En el país modelo neoliberal, EE.UU., a estos datos debe sumarse otro factor raramente mencionado cuando se analiza el tema del paro: el elevadísimo porcentaje de la población que está encarcelada.
Los presos de aquel país son 2,2 millones de personas, tres veces
superior al promedio de los países de semejante nivel de desarrollo
económico.
Sin lugar a dudas, si el porcentaje de la población
encarcelada fuera semejante a la existente en la mayoría de países de la
UE, el número de personas sin trabajo y que lo están buscando (así como
las tasas del paro oficial) sería incluso mucho mayor que el enunciado
en las cifras oficiales de paro. En realidad, la elevada encarcelación
es una de las causas de que el paro aparente ser tan bajo en EE.UU.
Los elevados costes de las reformas laborales y otras medidas neoliberales
En España, la aplicación de las políticas
neoliberales creó un enorme deterioro del mercado laboral español.
Todavía hoy, cuando se asume que la economía se ha recuperado, solo la mitad de los puestos de trabajo perdidos (3,8 millones) durante el inicio de la crisis (2008-2013) se han recuperado. Pero como en el caso de EE.UU., si sumamos a las personas que están en paro (17%) las
personas que están subocupadas (personas que trabajan a tiempo parcial
involuntario) y las que han abandonado la búsqueda de trabajo,
desanimados en encontrarlo, la cifra de paro real aumentaría a un 28%,
es decir, casi el doble.
Repito pues, una observación que, a pesar de su gran importancia,
apenas es visible en los fórums mediáticos y políticos del país: el
descenso del paro oculta el gran crecimiento del paro oculto, de la
precariedad y del desánimo. Esta es la realidad que se desconoce e
ignora, y que ha causado grandes protestas populares en todos los
países, canalizadas por los movimientos antiestablishment.
¿Por qué los salarios no suben -e incluso continúan bajando- cuando el desempleo supuestamente se está reduciendo?
Estas cifras reales de personas desocupadas
-que no quedan reflejadas en los indicadores de paro- explican que haya
una enorme reserva de personas en necesidad de trabajo. Es más, a las personas que constituyen esta gran reserva de gente buscando trabajo hay que añadir los
millones de trabajadores que existen en reserva en países menos
desarrollados, cuyos trabajadores aceptan salarios mucho más bajos y las
condiciones de trabajo mucho peores que en los países capitalistas
desarrollados.
De ahí que la desregulación del mercado de trabajo (una de las mayores medidas neoliberales) haya ido acompañada de otra gran medida neoliberal: la
desregulación de la movilidad de capitales (con la globalización de las
llamadas multinacionales) que está empoderando al mundo empresarial
frente al mundo del trabajo.
La amenaza del desplazamiento de empresas a
países con salarios bajos es una de las medidas disciplinarias más
comunes hoy en los países capitalistas desarrollados, en contra de los
trabajadores. (...)
Estos datos explican que, a pesar del descenso del nivel de paro oficial, los salarios no suban.
Si tal cifra de paro fuera real, la clase trabajadora estaría más
empoderada en su negociación con el mundo empresarial, a fin de obtener
salarios más altos.
El hecho de que ello no ocurra se debe al enorme
debilitamiento de la case trabajadora y del mundo del trabajo,
incluyendo sus sindicatos, que se traduce en la enorme disponibilidad de
trabajadores potenciales, estén estos dentro o fuera del país.
La gran debilidad del mundo del trabajo: el objetivo de las políticas neoliberales
Hemos visto así que uno de los principios del pensamiento económico dominante -el subrayar que el descenso del paro crea un aumento de los salarios– no se ha realizado: los salarios no han estado subiendo durante la recuperación. Antes al contrario, han estado descendiendo.
De
nuevo, mirando el modelo estadounidense vemos que el trabajador (no
supervisor) de EE.UU. recibe hoy un salario que es un 4% más bajo que en
el año 1972 -hace 46 años- y ello a pesar de que la productividad de
este tipo de trabajador se ha más que doblado durante este período.
La
riqueza creada por este aumento de la productividad no ha beneficiado,
sin embargo, al trabajador, sino a todos los demás que están por encima
de él, desde sus supervisores, empresarios y equipos de dirección, así
como a los financieros que manipulan el crédito y especulan con los
beneficios empresariales conseguidos por el descenso de los salarios.
Esta situación se ha dado también en las economías europeas, incluida la española. En la gran mayoría de países europeos, el crecimiento
de la productividad ha sido mayor que el crecimiento de los salarios,
realidad que ha estado ocurriendo desde el inicio de período neoliberal,
a finales de la década de los años setenta del pasado siglo, hasta
ahora. En otras palabras, esta situación ha contribuido a que
el PIB de tales países haya subido más rápidamente que los salarios (que
en muchos países, como EE.UU., han incluso bajado) (ver: P. Dolack, Flat Wages ZCommunications, 2018).
Lo mismo o peor está ocurriendo en España
En España los salarios han bajado también. Ha sido un
descenso del 10% durante el período de aplicación máximo de las
políticas neoliberales (2008-2014) (afectando primordialmente a las
mujeres y a los jóvenes), permaneciendo estables (o bajando en el sector
privado), perdiendo así capacidad adquisitiva al crecer en menor grado
que la inflación. En realidad, los salarios para los mismos puestos de
trabajo, desde 2008 a 2015 descendieron un 12%.
Ello ha estado
ocurriendo a la vez que la productividad del trabajador (productividad
real por hora trabajada) ha ido aumentando mucho más rápidamente que los
salarios. El excedente se ha destinado a incrementar los
beneficios empresariales, a las rentas superiores, aumentando con ello
las desigualdades, siendo estas últimas de las más acentuadas en la
Unión Europea. (...)" (Vicenç Navarro, El Periódico, 16/08/18)
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