"Los banqueros centrales del mundo han comenzado a discutir la idea de
monedas digitales emitidas por bancos centrales (CBDC por su sigla en
inglés), y ahora hasta el Fondo Monetario Internacional y su directora,
Christine Lagarde, están hablando abiertamente sobre los puntos a favor y
en contra de la idea. (...)
Esta conversación
viene muy atrasada. El efectivo se utiliza cada vez menos y
prácticamente ha desaparecido en países como Suecia y China. Al mismo
tiempo, los sistemas de pago digitales –PayPal, Venmo y otros en
Occidente; Alipay y WeChat en China; M-Pesa en Kenia; Paytm en la India-
ofrecen alternativas atractivas para servicios que alguna vez sólo
proporcionaban los bancos comerciales tradicionales.
La
mayoría de estas innovaciones tecnológicas para ofrecer servicios
financieros todavía están conectadas con los bancos tradicionales, y
ninguna de ellas se basa en las criptomonedas o en el blockchain (cadena
de bloques). De la misma manera, si alguna vez se llegan a emitir CBDC,
no tendrán nada que ver con estas tecnologías de blockchain tan
promocionadas. (...)
En todo caso, las CBDC muy probablemente reemplazarían a todos los sistemas privados de pago digital, más allá de si están conectados a cuentas de bancos tradicionales o a criptomonedas.Como
están dadas las cosas hoy en día, sólo los bancos comerciales tienen
acceso a los balances de los bancos centrales; y las reservas de los
bancos centrales ya funcionan como monedas digitales.
Es por este motivo
que los bancos centrales son tan eficientes y costo-efectivos a la hora
de mediar en los pagos interbancarios y tramitar transacciones. Como
los individuos, las corporaciones y las instituciones financieras no
bancarias no cuentan con el mismo acceso, deben depender de bancos
comerciales autorizados para procesar sus transacciones. (...)
Al permitirle a cualquier individuo realizar transacciones a través del
banco central, las CBDC terminarían con este acuerdo, aliviando la
necesidad de efectivo, cuentas bancarias tradicionales y hasta servicios
de pago digital. Mejor aún, las CBDC no tendrían que depender de
registros distribuidos públicos “sin permiso” y “sin confianza” como los
que apuntalan a las criptomonedas.
Después de todo, los bancos
centrales ya tienen un registro no distribuido privado, permitido y
centralizado, que hace posible que los pagos y las transacciones se
realicen de manera segura y sin problemas. Ningún banquero central en su
sano juicio cambiaría ese sistema sólido por uno basado en blockchain. (...)
Pero, al igual que los depósitos bancarios privados hoy, las
transacciones con CBDC también podrían ser anónimas: sólo las
autoridades judiciales o los reguladores podrían tener acceso, cuando
fuera necesario, a información disponible sobre los propietarios de las
cuentas, como ya sucede con los bancos privados. (...)
Es más, al transferir
pagos de bancos privados a bancos centrales, un sistema basado en CBDC
favorecería la inclusión financiera. Millones de personas no
bancarizadas tendrían acceso a un sistema de pagos eficiente y casi
gratuito a través de sus celulares.
El
principal problema de las CBDC es que alterarían el sistema actual de
reservas fraccionarias a través del cual los bancos comerciales generan
dinero al prestar más de lo que tienen en activos líquidos. Los bancos
necesitan depósitos para otorgar créditos y tomar decisiones de
inversión. Si todos los depósitos en bancos privados se convirtieran a
CBDC, los bancos tradicionales necesitarían convertirse en
“intermediarios de fondos prestables”, tomando prestados fondos de largo
plazo para financiar préstamos de corto plazo como las hipotecas.
En
otras palabras, el sistema bancario de reservas fraccionarias sería
sustituido por un sistema de banca estrecha administrado principalmente
por el banco central. Eso representaría una revolución financiera –que
reportaría muchos beneficios-. Los bancos centrales estarían en una
posición mucho mejor para controlar las burbujas crediticias, frenar las
corridas bancarias, impedir asimetrías de los vencimientos y regular
las decisiones de crédito/préstamo riesgosas por parte de los bancos
privados.
Hasta el momento,
ningún país ha decidido seguir esa ruta, quizá porque esto conllevaría
una desintermediación radical del sector bancario privado. Una
alternativa sería que los bancos centrales les volvieran a prestar a los
bancos privados los depósitos que se convirtieron en CBDC. Pero si el
gobierno fuera el único depositante y proveedor de fondos de los bancos,
el riesgo de una interferencia estatal en sus decisiones de préstamo
sería obvio.
Lagarde,
por su parte, ha defendido una tercera solución: asociaciones
público-privadas entre bancos centrales y bancos privados. (...)" (Nouriel Roubini, Project Syndicate, 19/11/18)
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