"(...) Dada esta tensión fundamental entre capitalismo y democracia,
¿crees que la Unión Europea puede ser reformada? Y, si es así, ¿cómo?
Debemos
aspirar a algo más cercano a una Europa democrática federada que a lo
que tenemos ahora. La tragedia es que en el momento en que empiezas a
hacer de esto un caso como solo un antídoto frente a la desintegración,
le haces el juego a los nacionalistas, xenófobos, racistas y fascistas.
En diez años, tendremos o una Unión Europea federada y democrática, o
los monstruos políticos serán los victoriosos.
¿Cómo llevar a cabo
una futura federación democrática? La tarea más urgente y difícil es
salir a las calles en Atenas, Roma, Berlín, París y Lisboa y tener una
discusión con la gente sobre la crisis que encara la Unión Europea.
Muchos no quieren oír hablar más de un futuro europeo.
La que solía ser
una visión muy atractiva de una Europa unificada como gran patria de
todos los ciudadanos se ha vuelto tóxica en las mentes y corazones de
muchos europeos. Para ellos, la democrática Unión Europea ha pasado a
ser sinónimo de una visión antihumanista, incluso totalitaria.
Necesitamos construir una nueva visión para contrarrestar este tipo de
pensamiento.
Tú has estado en el frente del recientemente creado DiEM25. Háblanos de su misión y estrategia paneuropeas.
DiEM25
pretende presentar propuestas que estimulen la cooperación realmente
democrática. Esto llevará tiempo y requerirá recrear las instituciones
europeas y una economía política que incluya un gran Green New Deal o
una estrategia similar. Debemos gastar inmediatamente al menos 500 mil
millones de euros anualmente en energía verde, transporte verde y una
transición verde en industria y agricultura. Podemos hacerlo mediante un
uso creativo del poder de las instituciones existentes.
El Banco
Europeo de Inversiones, por ejemplo, podría emitir bonos valorados en
medio billón de euros cada año, con este dinero destinado empleos y
tecnologías verdes de calidad. El Banco Central Europeo podría estar
listo para comprar esos bonos si fuera necesario mantener la inflación a
raya. Al mismo tiempo, deberíamos colaborar con un amplio espectro de
grupos para estabilizar Europa y así traer de vuelta la esperanza. Con
este movimiento podemos entonces tener una discusión sobre la gobernanza
democrática de la UE.
Soy un izquierdista chapado a la antigua.
No creo en destruir las instituciones. Creo en tomarlas y transformarlas
en verdaderos sirvientes públicos. (...)
¿Hay lecciones que aprender de episodios previos del
internacionalismo izquierdista, como las Internacionales, para nuestro
tiempo actual de movilización global?
Hay muchas
lecciones que aprender. Cualquiera que no aprenda de la historia es un
fanático peligroso. La lección número uno es que el nacionalismo
socialista es el peor antídoto para el nacionalsocialismo. Recordemos lo
que ocurrió en la Primera Guerra Mundial cuando los socialdemócratas
fueron cooptados en la agenda nacional y apoyaron los presupuestos de
guerra de Alemania contra la mayoría de Europa.
Este tipo de
nacionalismo socialista siempre será engullido por el nazismo.
Cualquiera que defienda una agenda de izquierdas y al mismo tiempo
defienda una agenda nacionalista o populista va a ser devorado por los
fascistas. Acabarán efectivamente soplando viento a las alas fascistas,
intencionalmente o no.
La lección número dos es que las
Internacionales fracasan si se limitan a una confederación de partidos
nacionales. En el momento en el que agendas y organizaciones tengan una
base nacional, como fue el caso de los partidos comunistas de posguerra,
el movimiento internacional se fragmentará y colapsará de manera
inevitable.
Esto es por lo que DiEM25 centra todas sus energías no en
constituir una confederación de DiEM25 griego, DiEM25 alemán y un DiEM25
italiano. No se trata de materia teórica, sino práctica: la
transnacionalidad como opuesta a la confederación es crucial para
construir una iniciativa política progresista nueva. Estudiar los
errores de las Internacionales anteriores es fundamental para conformar
esta estrategia.
Para ser claros, cuando creamos DiEM25, planeamos
un movimiento, no un partido. Y sigue siendo un movimiento, pero
decidimos hace un año crear nuestra propia “ala electoral” en cada país.
En Alemania, DiEM25 creó Democratie Europa (Democracia en Europa); en
Dinamarca, Alternativet (La Alternativa). En resumen, si eres miembro de
un partido creado por DiEM25, eres también miembro de un movimiento
mayor. Pero puedes también ser miembro del movimiento mayor sin
pertenecer a ningún partido de DiEM25. (...)" (Yanis Varoufakis, Sin Permiso, 22/12/19)
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