"(...) La coyuntura política está marcada
por el conflicto y la polarización que el confinamiento apenas oculta.
Las derechas, desatadas desde el primer día en una pugna por ver quién
descalifica de peor manera al gobierno. Se han llegado a proponer nada
sutiles golpes de fuerza. Esto continuará y estamos solo en el
principio. El debate parece ser la figura de Pablo Iglesias y el
relevante poder de UP.
Hay que tener cuidado, que el dedo no oculte la
luna porque la fuerza viene del sol. Lo que hay verdaderamente detrás
son los poderes fácticos, la trama que está ya marcando el territorio
para la segunda fase; es decir, para las medidas a tomar cuando se
controle la pandemia. Repito, primera y segunda fase están unidas.
Sobredimensionar a Pablo Iglesias y a UP es parte de una estrategia, su
objetivo es Pedro Sánchez. Lo poderes lo saben.
Ahora de lo que se trata
es de romper el gobierno para debilitar la posición del presidente y
que se “ablande” y se avenga a unos nuevos “Pactos de la Moncloa” y, si
es posible, un gobierno de concentración con el PP, apoyado por lo que
queda de Ciudadanos. Vox, presumiblemente, no obstaculizaría esta
operación.
No es este el
momento para analizar qué fueron los Pactos de la Moncloa. Son parte del
imaginario social que legitimó durante años la transición política,
norma fundante del Régimen del 78. ¿Qué significaría aquí y ahora, unos
pactos programáticos entre el PP y el PSOE? Pura y simplemente un
(re)cambio del modelo constitucional y social del país, la liquidación
del ya debilitado Estado del bienestar y dejar el control de nuestra
economía a los poderes que mandan en la UE.
Es decir, iríamos a una
colonización de España, al fin de su soberanía popular y a la derrota
histórica de las clases trabajadoras. ¿Juicio excesivo? ¿Hipótesis
catastrófica? No lo creo, ya lo hemos vivido y la crudeza del debate
político lo anuncia. Es más, con una población confinada, con una esfera
pública limitada y con un estado de necesidad que hace del miedo y de
la inseguridad una doble piel, los peligros se incrementan mucho.
El
Palacio, el Estado profundo, la trama nunca cejan y están siempre ahí
para conservar el poder, para incrementarlo y hacer de la crisis un
instrumento para perpetuarse. No sería nada nuevo en nuestra historia.
La oligarquía financiero-empresarial persevera e intenta imponerse
siempre. (...)
El poder, los poderes, están en disputa y habrá una enorme batalla política, social y cultural en los próximos meses. El enfrentamiento decisivo será una vez más en la Unión Europea; allí se tomaran las decisiones fundamentales y se determinará nuestro futuro, lejos del control de la opinión pública, con un lenguaje ininteligible para la mayorías y, lo decisivo, impuesto a la soberanía popular. La atmósfera de solidaridad que hoy impera en los sectores populares refleja los deseos de unidad de nuestro pueblo.
La sanidad es
ya un bien público y un derecho consolidado en el conjunto de la
población. Ahora tenemos que ir más lejos, reivindicar una educación
pública de calidad y gratuita; hacer constitucionalmente exigibles los
derechos laborales, sindicales y sociales fundamentales, empezando por
el derecho al trabajo y a un salario digno. Si algo nos enseñan todas
las crisis es que hay que reivindicar con fuerza un programa claro,
alternativo y posible; buscar el consenso popular y reconstruir sobre él
patria, pueblo y soberanía." (Manolo Monereo, Cuarto Poder, 06/04/20)
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