15.4.20

¿Una Unión Europea Mediterránea?

"Madre mía, leyendo estos días lo que publican (...) sobre el fiasco de ese zombi que es la Unión Europea uno llega a la misma conclusión: peor, imposible. Siguen insistiendo en su mantra de «otra Europa es posible» y, con ello, siguen reforzando esta misma Europa. Es decir, pese a toda la fraseología, son mantenedores esenciales del status quo actual, el que ha llevado al desastre que vemos.  (...)

Lo que se ha visto en la UE no es, ni siquiera, una disputa ideológica porque no la ha habido. Solo ha sido una disputa monetaria. Aquellos que quieren mantener las viejas reglas para seguir teniendo una posición privilegiada que les ha permitido obtener ganancias a costa de los países del sur han impuesto sus criterios. Grecia de nuevo. Con algún pequeño matiz.
Porque lo que se ha visto, para quien haya querido verlo sin las gafas de madera de «otra Europa es posible», es que hay tres UE. Como suena. La de Visegrado, la Nórdica y la Mediterránea. 

(...) sería la mediterránea por la que tendrían que apostar. Es decir, una Europa integrada por Portugal, Irlanda, Italia, Grecia, España (los famosos y despectivamente llamados PIIGS por los nórdicos), Bélgica, Luxemburgo y Francia. (...)

Si quieren, algo parecido a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado Comercial de los Pueblos (de la época de Chávez, puesto que ahora está prácticamente muerta).(...)

  Porque lo que es evidente, se mire como se mire, es que la UE es más un problema que una solución para los países mediterráneos. Grecia, y ahora Italia (y lo veremos, también, en el Estado español) lo volverán a dejar bien clarito. Pero para verlo no solo hay que quitarse las gafas de madera de «otra Europa es posible» sino tener honestidad intelectual.
Esta no es una propuesta porque sí: es lo que se ha visto estos días y lo que seguimos viendo, que hay tres Europas.


1.- La Europa nórdica o, mejor, la Europa alemana (Alemania, Austria, Países Bajos, con ayuda en ocasiones de Dinamarca) insistiendo en el Mecanismo Europeo de Solidaridad para que ningún país se escape de la troika (de nuevo Grecia). Aunque en las ayudas aprobadas se dice que no afecta a la sanidad, sí afecta a todo lo demás. Es decir, volvemos a las famosas primas de riesgo y a los pagos. 

De solidaridad, muy poco. Los países con deuda alta (Italia, España, Portugal, Irlanda y Grecia, incluso Francia) van a tener dificultades porque tendrán que devolver grandes cantidades. Es decir, de nuevo «recortes» en su neolengua, destrucción de lo público en la mía. Porque los países de la Europa nórdica o alemana se niegan en redondo a compartir los beneficios de las emisiones comunes.


2.- La Europa de Visegrado (Polonia, República Checa, Eslovaquia, Hungría, con ayuda en ocasiones de Lituania y Letonia), grupo visceralmente antirruso y la gran cuña de EEUU para debilitar la UE porque, al mismo tiempo, aisla a Alemania en sus pretensiones de suavizar la relación con Rusia (véase, por ejemplo, su postura con el gasoducto «Corriente del Norte 2»). Aunque han tenido una postura matizada en esta crisis, han permitido la relajación de las condiciones solo para molestar a Alemania y a los «nórdicos».


3.- La Europa mediterránea (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia, España, Bélgica, Luxemburgo y Francia). Es la más afectada y la que ha presionado más para una iniciativa financiera conjunta para abordar la pandemia, intentando la fórmula de los «coronabonos» y no la del Mecanismo Europeo de Solidaridad. Únicamente ha conseguido que las ayudas a la sanidad no estén bajo control de la troika. 

El eslabón débil aquí es Francia, que tiene un tratado con Alemania para «revitalizar la UE» y que sea capaz de competir con EEUU y China. Pero eso era antes del coronavirus. Y la esperanza, Luxemburgo, un paraíso fiscal (al igual que la Europa nórdica o alemana tiene a los Países Bajos como paraíso fiscal) que sin la menor duda sería la sede ideal para un banco central de esa Europa mediterránea.


En total, 18 países de los 27 están alineados ya con una u otra vertiente por lo que mantener eso de que «otra Europa es posible» no es solo una utopía distópica sino que es irreal totalmente.

Si algo ha dejado claro estos días la UE es que no existe ninguna «unión» solidaria, que todo es condicionado y que todo es en función de determinados intereses. La derrota de la Europa mediterránea es clara, por lo que es el momento de que los utópicos distópicos salgan de su cascarón y comiencen a hablar de ella. Quienes llevan décadas beneficiándose del diseño europeo no van a renunciar a él voluntariamente y lo han vuelto a dejar muy claro."                 ( Observatorio de la crisis, 12/04/20)

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