22.6.20

La movilización de entre 75 y 150 mil millones de euros de inversión en sectores bajos en carbono y generadores de externalidades ambientales menores podría suponer entre 180 y 350 mil millones de euros de valor añadido bruto y la creación de hasta tres millones de nuevos empleos, permitiendo una reducción de las emisiones de carbono del 15 al 30 por ciento para 2030

 Tabla1. Los efectos multiplicadores de una inversión dirigida a la economía verde
 
"(...) la clave radica en canalizar las inversiones públicas, como gran tractor de las privadas, hacia proyectos que generen pocas externalidades ambientales: una recuperación baja en carbono, en definitiva. Esto reduciría emisiones de gases de efecto invernadero –contribuyendo a detener el cambio climático– y, a su vez, se abriría la posibilidad para crear más empleos y crecimiento económico de lo que lo haría una recuperación alta en carbono. 

Es decir, el planteamiento radica en actuar de forma opuesta a lo hecho a raíz de la Gran Recesión, sobre  principios que en absoluto  son utópicos:
  • El despliegue de un haz tecnológico ya existente (es decir, no improvisado), con clara vocación de preservación ecológica de forma que el apuntalamiento de los proyectos que van en la dirección de un nuevo modelo de crecimiento más respetuoso con el capital natural esté en el horizonte.
  • La canalización de capitales públicos hacia las actividades que infieran una mayor descarbonización, prescindiendo, por tanto, de los combustibles fósiles, y que esos flujos monetarios se encuentren bajo el control de los gobiernos y de las autoridades comunitarias para comprobar que los destinos son, en efecto, estimular la economía productiva en esos sectores emergentes.
En un estudio muy reciente, H. Engel-A. Hamilton-S. Hieronimus-T. Nauclér-D. Fine-D.Pinner-M. Rogers-S. Bertreau-P. Cooper-S. Leger (mayo de 2020), para la agencia McKinsey, proponen, para un país europeo con un contingente demográfico determinado (50-70 millones de habitantes) la movilización de entre 75 y 150 mil millones de euros de inversión en sectores bajos en carbono y generadores de externalidades ambientales menores, lo que podría suponer entre 180 y 350 mil millones de euros de valor añadido bruto y la creación de hasta tres millones de nuevos empleos, muchos en sectores y categorías demográficas donde los trabajos son ahora mismo altamente vulnerables:

(https://www.mckinsey.com/~/media/McKinsey/Business Functions/Sustainability/Our Insights/How a post-pandemic stimulus can both create jobs and help the climate/SVGZ-COVID19-Carbon-ex1.ashx)

A su vez, esto permitiría una reducción de las emisiones de carbono del 15 al 30 por ciento para 2030. El estudio econométrico del gasto gubernamental en tecnologías energéticas mostró que las asignaciones a energías renovables pueden crear cinco empleos más por millón de dólares invertidos que el gasto en combustibles fósiles. Estos resultados se basan en una cuidadosa selección de medidas de estímulo de un menú inicial de casi cincuenta opciones. 

El trabajo sustenta las estimaciones de los multiplicadores de valor añadido bruto de cada medida potencial en las observadas para actividades similares en las principales economías de la Unión Europea. El potencial de creación de empleo se estimó mediante un análisis de regresión que consideró el empleo directo, indirecto e inducido con respecto a las características de diversas actividades económicas (Garret-Peltier, 2017). Las conclusiones son reveladoras   (consúltese tabla 1 y gráfico 2):

 Gráfico 2. Multiplicadores en inversión en actividades bajas en carbono (país europeo entre 50-70 millones de habitantes) 

  • Cada euro invertido generaría entre 2 y 3 euros de valor añadido bruto.
  • El impulso de empleo de este paquete de estímulo también sería sustancial: 1,1 millones a 1,5 millones de nuevos empleos en el extremo inferior del rango de gasto y de 2,3 millones a 3 millones en el extremo superior.
  • Todo este dinero y sus efectos deberían ayudar a que la transición del país a una economía baja en carbono avance. De hecho, estas medidas podrían ayudar a reducir las emisiones de CO2 –15 a 30 por ciento, como se ha dicho, en relación a los niveles actuales– para 2030. Tal disminución explicaría una buena parte de la reducción de emisiones del 50 por ciento que se considera necesaria para lograr un calentamiento de 1,5 °C. (...)
  1. Conclusión
            Este texto ha pretendido apuntar tan sólo una dirección importante para la canalización inversora, en una coyuntura, la actual, en la que se están planteando, al menos teóricamente, ambiciosos programas de inversiones en la Unión Europea. Alemania, Francia, Italia, España –por citar sólo algunos países–, han enfatizado una estrategia de inversión pública que, además, se ha visto aguijoneada por el planteamiento de la Unión Europea para concretar un paquete inversor en forma de préstamos a fondo perdido y con créditos a bajo coste para los Estados. 

La incógnita es canalizar esos recursos de la mejor manera posible, para que actúen no sólo como diques de contención a la crisis económica y social, sino también para que se erijan en espoletas financieras que abran nuevos nichos de ocupación, amparados en actividades menos agresivas con el medio ambiente. Este es, a nuestro juicio, el desafío central. Las investigaciones sobre multiplicadores fiscales pueden contribuir a aclarar estos aspectos. 

El gráfico 2 sintetiza 12 grandes áreas de posibles inversiones, algunas de ellas ya en funcionamiento de forma modesta, otras con mayores capacidades; en cualquier caso, no se está hablando de proyectos abstractos o poco plausibles. No hay invención alguna, ni filosofías teoréticas. Estas inversiones, según los trabajos de Garret-Peltiera (2017) y de Engel et alter (2020), infieren círculos virtuosos a la economía, con positivos impactos sociales: promociones más ecológicas que, además, excitan -si el marco regulatorio es el adecuado-  las iniciativas privadas y que, en su contexto, generan empleos."              

(Carles Manera, Catedrático de Historia Económica y José Pérez-Montiel, Profesor de Economía, ambos en la Universidad de las Islas Baleares. Economistas frente a la crisis, 02/06/20)

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