"Vivimos una época llena de famosos imbéciles. (...)
La hoy encumbrada y votadísima Díaz Ayuso lleva asimismo camino (rápido) de hacerse superfamosa en tan lamentable sentido. No para de decir simplezas. Aunque sean muy aplaudidas, son simplezas. Pero eso es venial. Se quedaría en mero folklore de un Madrid imaginario y rancio si no fuera porque su gestión de la pandemia ha sido tan suicida y negligente que raya en lo criminal.
Cercana a Vox, cuyos integrantes negacionistas son sin duda imbéciles morales, siempre priorizó la hostelería sobre las vidas y muertes, y convirtió Madrid en la taberna de Europa, atrayendo a todos los turistas etílicos del continente, los cuales son a buen seguro causantes de numerosos contagios, ya que ni usaban mascarilla cuando ésta era obligatoria.
No satisfecha con su trayectoria, decidió diezmar a la población, con la inestimable ayuda de su discípulo o imitador Pedro Sánchez, cuando arreció la quinta ola de la peligrosa variante india. Mientras otras comunidades, ante la deliberada y cuasi delictiva inoperancia del Gobierno, pedían restricciones, toques de queda, cierre parcial de los bares, a fin de salvar vidas y no oprimir aún más a los sanitarios, ella se abstuvo hasta de planteárselos.
Antes caigan los madrileños como moscas que coartar su libertad de hacer el burro y transmitir el virus, y la de los extranjeros de la peor calaña que nos invaden. Agrego un caso particular que clama al cielo: una amiga de sesenta y tantos años se desplazó de Barcelona a Madrid para acompañar y cuidar a un familiar muy próximo en una operación difícil. Sacó su papel de desplazada para recibir aquí su segunda dosis, llamó a la Consejería de Sanidad del inútil Ruiz-Escudero, le dijeron que la avisarían.
Pasaron tres semanas y
nada supo, y eso que su edad es de riesgo. Lo más imbécil de todo fue
que, cuando mi amiga, muy inquieta, ya regresaba a su ciudad sin su
AstraZeneca, Ayuso anunció que “devolvía” cientos de miles de esta
vacuna porque “ya no quedaba nadie a quien administrársela”. ¿Y mi
amiga? ¿Quizá la castigó por barcelonesa, sin averiguar que es contraria
al ridículo procés, como más de la mitad de los catalanes? (...)" (Javier Marías, El País, 05/09/21)
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