La enorme subida de estos márgenes es, junto con el aumento en el precio del crudo en los mercados internacionales, el principal factor detrás de la inédita escalada de precios de los carburantes. En el último año, el litro de gasolina 95 ha pasado de 1,4 a 2,1 euros en la media de los surtidores españoles mientras que el diésel ha pasado de 1,25 a 2,08 euros. En este último caso, el del gasóleo, el aumento es del doble que el del barril de Brent, la principal referencia del mercado petrolero en Europa.
En el adelanto de resultados remitido este jueves a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), la primera petrolera española por beneficios y volumen de negocio argumenta que el indicador “está condicionado por las excepcionales circunstancias del entorno en ambos periodos de comparación: en 2021 y en los primeros meses de 2022 se hundió hasta mínimos históricos, afectado muy negativamente por la reducción de la demanda de carburantes, de forma que el negocio de refino generó importantes pérdidas de explotación”. En 2020 —el año de la pandemia— y en 2021, Repsol cosechó números rojos de alrededor de 400 millones de euros.
Esa dinámica, sin embargo, se ha dado la vuelta por completo. “Durante el segundo trimestre, por el contrario, las limitaciones de la oferta para cubrir la demanda de gasóleos, gasolinas y queroseno han elevado significativamente los márgenes de refino en todo el mundo, en particular tras la disrupción causada en las cadenas de suministro por la guerra de Ucrania”, justifica Repsol en la nota remitida al regulador. Además de atender la demanda española, la empresa presidida por Antonio Brufau destina una parte sustancial de los carburantes refinados en sus cinco refinerías en España al mercado exportador, tanto a Francia como a otros países de la Unión Europea.
En Europa, además, “la reducción continuada de la capacidad de refino
desde 2010, la competencia creciente de otras regiones y las
perspectivas de la transición energética han planteado un extraordinario
reto para el sector, que ha incrementado su actividad para atender la
demanda en estas difíciles circunstancias”, agrega. Según las últimas
cifras disponibles, en la última década han sido 24 las refinerías
radicadas en Europa que han echado definitivamente el cierre en la
última década. En su gran mayoría, el motivo alegado ha sido la baja
rentabilidad." (Ignacio Fariza, El País, 07/07/22)
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