"Hay muchas piezas moviéndose en la política contemporánea, que vive una época especialmente agitada, pero una de las más significativas es el desplazamiento de formaciones de la derecha hacia su extremo. Se nota en las nuevas composiciones de los parlamentos, pero sobre todo en el orden de las ideas.
Este momento recuerda esa transición enormemente importante que se vivió con la llegada de Reagan al poder. Un buen número de pensadores que provenían de la izquierda estadounidense (y especialmente del troskismo) se convirtieron en los grandes impulsores del neoliberalismo. Pero además, y esto es lo definitivo, muchos liberales de la guerra fría abandonaron las creencias que habían mantenido y se convirtieron al neconservadurismo. Fue un tránsito que fraguó en la década de los 70 que, al final de la misma, y con la excusa del exceso de democracia y de intervención estatal, terminó asentando las bases de un nuevo orden.
La influencia en nuestra sociedad la poseen los consultores, los economistas y Silicon Valley. Pocos intelectuales gozan de visibilidad
Una de las principales diferencias con aquel instante es que los intelectuales cuentan poco hoy. Pueden ejercer alguna influencia, pero en ámbitos reducidos y sin que gocen de una capacidad relevante de movilización. La influencia en nuestra sociedad la han forjado los consultores, los economistas y Silicon Valley. Pocos intelectuales disponen de visibilidad; son más decoración que motor.
El desplazamiento
Sin embargo, las ideas siguen difundiéndose, y la influencia social continúa existiendo, solo que ahora proviene de otros lugares. Desde luego, las redes y las aplicaciones de mensajería son importantes, pero eso significa que los medios no sigan jugando un papel relevante, especialmente los financieros. The Economist, por ejemplo, se convirtió en el intelectual colectivo liberal por excelencia, y ejerce una sólida influencia entre un buen número de expertos, políticos y académicos. Por eso es relevante que haya emprendido el mismo desplazamiento hacia su derecha que los liberales centristas de la guerra fría.
Pocos elementos simbólicos tan significativos en este sentido como la entrevista que la publicación anglosajona hizo al presidente de Argentina, Javier Milei. La biblia liberal, que vio con simpatía, ante el agotamiento de los partidos conservadores occidentales, las versiones centristas que surgieron la década pasada, como la de Macron, ahora ha decidido colocar sus fichas en la opción libertaria.
Un número creciente de personas con influencia social aboga por un programa ideológico similar al de Milei o al de los recortes de Elon Musk
El giro es relevante porque el circuito liberal que se nutre de este tipo de publicaciones como referencia vio con muy malos ojos a Bolsonaro o a Trump, pero ahora se ve seducido por la "claridad de las convicciones, inmersas en la teoría del libre mercado" de Javier Milei. Un líder que "tiene más posibilidades que sus antecesores de sacar a Argentina de décadas de humillante decadencia causada por una inflación galopante, dádivas absurdas y marañas de regulaciones". En esa tensión entre las instituciones y el mercado, los políticos que apuestan por este son siempre preferibles.
No se trata tanto de que una revista abogue por nuevas medidas, sino de que está respondiendo a un sentir cada vez más extendido. En el ámbito de la derecha estadounidense y en el de la europea, un número creciente de personas con influencia social abogan por un programa ideológico similar al de Milei o al de los recortes de Elon Musk. Un ajuste duro, un recorte contundente y una limpieza a fondo de las cuentas estatales les parece una acción prioritaria para encarar el futuro. Las buenas cifras macroeconómicas que ofrece el primer año de Milei les refuerzan en sus convicciones: a pesar de la extravagancia del personaje, sus políticas funcionan.
Una motosierra en tu pie
El presidente argentino ha anunciado que, tras un año de motosierra, es ahora el momento de la motosierra profunda. Milei había advertido de que su elección traería consigo un dolor considerable, pero que después de la fase de la cirugía y del postoperatorio, llegará el momento de la recuperación y del vigor de un cuerpo sano. Buena parte de las personas que le votaron todavía confían en él, porque creen que el momento de la recuperación llegará y que, como señala The Economist, sacará a Argentina de la decadencia.
De momento, lo que las nuevas políticas han traído son cifras macro esperanzadoras y cifras micro devastadoras
En un momento como este es más complicado hacer pronósticos que nunca, y quizá el año que viene las cifras macro de Argentina sean buenas. Pero resulta evidente que la destrucción que está llevando a cabo Milei dejará heridas muy profundas entre los argentinos, que llevan ya tiempo atravesados por un muy preocupante declive en sus economías privadas. Será muy difícil que se recuperen de este nuevo ciclo. De momento, lo que las nuevas políticas han traído son cifras macro esperanzadoras y cifras micro devastadoras y lo que se puede esperar es que esa diferencia se haga todavía más presente en los próximos años.
La caída del consumo en Argentina es notable. Los salarios pierden poder adquisitivo, los precios de la electricidad, el agua y el combustible han subido enormemente. Otros gastos, ya elevados, como los de los seguros o incluso los alquileres, han aumentado a un ritmo excesivo. Los que más han sufrido han sido los trabajadores de la economía informal (casi el 50 % de los empleos), los jubilados y los funcionarios públicos. Las capas altas de la administración, personas con cargos de responsabilidad y elevada formación, perciben un salario equivalente al de un conserje de edificio. El desempleo se ha elevado de manera preocupante. El resultado último es que más de 5 millones de argentinos cayeron por debajo del umbral de pobreza en el primer semestre de 2024. En total, según Indec, el 52,9% de los argentinos viven ya en la pobreza.
Es el camino de los países que venden sus recursos naturales y que tienden a la destrucción del tejido propio, del comercio a la industria
Los sectores económicos que experimentan auge son la intermediación financiera, el sector agropecuario (y este ha aumentado por lógica tras un año de sequía y una producción por debajo de lo normal) y los vinculados al petróleo y a la minería. Los sectores perjudicados son la construcción, la industria y el comercio, y especialmente las pequeñas y medianas empresas que operan en ellos.
Es decir, Argentina se ha vuelto aún más un país dependiente de sus recursos naturales, con un músculo propio decreciente. Las políticas de Milei significan una detracción de recursos de las clases medias y de las trabajadoras, una mayor concentración de la riqueza, y una pérdida de las capacidades del país. El FMI puede estar contento, los argentinos no. Es el camino de los países que venden sus recursos naturales y que tienden a la destrucción de todo tejido propio, desde el comercio hasta la industria.
El autoritarismo real
Resulta significativo que el mundo de la derecha occidental liberal, la teóricamente moderada, acoja con agrado estos efectos para sus propios países. Es un camino cegado, que puede ser celebrado en las instituciones internacionales y en los centros financieros globales, pero que implica un profundo deterioro de los territorios y del nivel de vida de sus habitantes.
Resulta muy extraño que sean personas con responsabilidad en Europa las que quieran aplicar estas ideas, porque no hacen otra cosa que insistir justo en aquello que ha causado el momento tan complicado que vive el continente. Si se siguen esas recetas, no haremos otra cosa que correr más rápido hacia el precipicio.
Resulta más extraño aún que sean liberales teóricamente moderados sus mayores valedores. En la medida en que desorganizan la sociedad, deterioran las instituciones, así como la confianza en la democracia. Y además hacen preciso, para ser aplicadas, un plus de coerción, que es el camino más firme hacia el autoritarismo.
Y resulta más extraño todavía que sean opciones políticas denominadas patrióticas las que aboguen por esta clase de medidas, en la medida en que suponen la venta de facto del país.
Sin embargo, ese es el momento en el que estamos. Y es el intelectual liberal por excelencia el primero que empuja hacia ese camino. Es una demostración de cómo el liberalismo de las últimas décadas se está desplazando y ya no esconde, sino que anima, la hibridación con la extrema derecha." (Esteban Hernández, El Confidencial, 15/12/24)
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