"Las conversaciones telefónicas de ayer entre Trump y Putin son un
acontecimiento muy importante. Los líderes de las dos grandes potencias
discutieron muchos problemas entre ellos. Creo que no se trató solo de
Ucrania, sino también de la arquitectura futura del mundo, sobre el
orden de las grandes potencias que se está creando ante nuestros ojos y
que no tiene nada que ver con el mundo liberal unipolar del globalismo o
el orden mundial que fue impuesto a toda la humanidad por la anterior
administración estadounidense y cuyos restos aún vemos en la Unión
Europea.
En esta conversación Putin y Trump establecieron los lineamientos para
la formación de una nueva arquitectura de las relaciones
internacionales. Por supuesto, el diálogo continuará, pero lo más
importante es que existe, que nuestros líderes están hablando entre sí,
intercambiando puntos de vista para resolver ciertos problemas. Por lo
tanto, el hecho mismo de esta conversación es difícil de valorar; de
hecho, ya se ha convertido en un punto de inflexión en la historia
reciente y el inicio del desescalamiento.
Sí, Trump sigue en guerra con Rusia, pero ésta no es su guerra, él no la
empezó y quiere acabarla cuanto antes. Otra cosa es que no sepa cómo
hacerlo y tampoco entienda qué es Ucrania para nosotros. Al parecer,
tiene una visión bastante simplista de las herramientas y las formas en
que se puede poner fin a este conflicto. Pero, al mismo tiempo, tiene la
firme voluntad de poner fin a esta guerra. Quiere detenerla o
simplemente hacerla a un lado, dejándosela a los ucranianos y la Unión
Europea.
Trump
confía cada vez más en Putin y cada vez menos en Zelensky. Y el acuerdo
de 30 días para detener los ataques a las infraestructuras energéticas
resulta revelador. Rusia lo cumplió inmediatamente derribando sus
propios vehículos aéreos no tripulados enviados para atacar
instalaciones energéticas en territorios bajo el régimen de Kiev,
mientras que Zelensky atacó una base energética en Stavropol. Y Trump ya
ha visto quién cumple su palabra y quien no.
Zelensky no va a escuchar a Trump porque la única forma que tiene para
conservar el poder durante mucho más tiempo es continuar la agonizante y
desesperada guerra con Rusia. Zelensky se ha puesto a sí mismo en esta
posición desesperada. Pero lo más importante es que está mostrando su
total falta de respeto por Trump. En efecto, está escupiendo sobre los
que brindan apoyo a la guerra que libran los ucranianos. Después de
todo, estamos en guerra con los Estados Unidos.
Zelensky es sólo una herramienta, un rehén de la situación en la que se
encontró cuando se convirtió en una marioneta en manos de los
globalistas que estaban en el poder en los EE.UU. en ese momento. Pero
ahora es otra gente con otra ideología, los patriotas, quienes están en
el poder en los EE.UU.. Por cierto, Trump se llamó a sí mismo un
nacionalista estadounidense en una entrevista de ayer, diciendo que está
interesado principalmente en los intereses de Estados Unidos. Y es
comprensible, se trata del realismo en las relaciones internacionales.
El panorama es claro. Trump no necesita esta guerra y se retirará de
ella. Ve a Putin como un socio fiable con el que puede negociar y que
cumple firmemente sus promesas. Y en este contexto, el comportamiento de
Zelensky y de la UE contrasta fuertemente con el comportamiento de
Trump: los globalistas son agresivos, fanáticos, irresponsables,
rencorosos, mezquinos, poco fiables y mentirosos. En realidad, ellos son
los enemigos de Trump y se han comportado mal con él todo el tiempo. En
consecuencia, Trump, habiendo ganado su segundo mandato, está empezando
poco a poco a ver en quién se puede confiar y en quién no. Quién no
contradice los intereses estadounidenses y quién los debilita. Y poco a
poco la situación irá cambiando.
Al mismo tiempo, Europa dice cada vez más que Trump ha traicionado al
globalismo y al liberalismo. Pero para prepararse para una guerra con
Rusia sin el apoyo de Estados Unidos, la UE necesita al menos tres años
para formar un ejército europeo. Sin embargo, estos años deben tener
lugar bajo un sistema político completamente diferente al que se ha
desarrollado en la Europa moderna. El liberalismo es completamente
inadecuado para una economía militarizada en plena movilización. Por
consiguiente, este objetivo no es en absoluto realizable.
Así que el hecho de que Putin y Trump estén negociando la paz sin
Zelensky y sin los europeos es muy importante. Trump quiere poner fin a
la guerra que heredó de sus enemigos. Y estamos avanzando en esa
dirección, pero Rusia no comprometerá sus intereses nacionales. Y Putin
lo ha dejado claro.
En general, el destino del mundo entero depende ahora de cómo se
desarrollen las relaciones ruso-estadounidenses. Y aunque todavía
estamos muy lejos de la distensión, ya se está produciendo una
desescalada. Y esto es bueno, porque el mundo se está alejando
gradualmente del abismo del apocalipsis nuclear, al borde del cual nos
encontrábamos hasta hace muy poco. Un nuevo orden de las grandes
potencias mundiales está tomando forma ante nuestros ojos. Y las
conversaciones entre Putin y Trump son un hito importante en el camino
hacia su realización. Una nueva imagen del orden mundial.
Por nuestra parte, Putin dirigió estas conversaciones de forma
brillante. No transigió en ninguno de los puntos y al mismo tiempo
demostró su disposición para la paz, además de su responsabilidad por
las decisiones que tomó y que aplicó inmediatamente. Y eso es muy
importante y positivo en el contexto de cómo Europa está cada vez más
enfrentada a Trump."
( Aleksandr Dugin, Jaque al neoliberalismo, 20/03/25, fuente Geopolitika)
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