"Me parece que la UE siempre ha partido más pan del que puede hornear. Aunque históricamente ha conseguido unir a Alemania y Francia para continuar con la Comunidad Europea del Carbón y del Acero de 1951, no ha logrado crear la paz que es el objetivo más importante de su Tratado. No ha logrado crear lo que algunos llaman una identidad europea, no ha logrado ser una alternativa occidental a Estados Unidos, pero siempre ha puesto todos los huevos en la cesta estadounidense.
No ha sido capaz de hablar con una sola voz en asuntos exteriores y de seguridad, como está estipulado que haga, excepto cuando reconoció a Eslovenia y Croacia fuera de Yugoslavia sin pensar en lo que eso significaría para el resto de Yugoslavia. Así, hizo inevitable la guerra en Bosnia-Herzegovina, lo que no impidió que el escandaloso Comité Nobel de la Paz concediera a la UE su premio en 2012.
Hasta hoy, la UE no ha sido capaz de concebir nuevos conceptos innovadores de bienestar, seguridad o una política exterior regional-global. Tampoco ha innovado en materia de democracia; su Parlamento es débil y sus dirigentes son elegidos en cenas y no por los ciudadanos europeos.
Lo peor de todo es que la UE no tiene visión de futuro, nada que ver con la Iniciativa china Belt & Road, BRI, ni con las nuevas ideas sobre gobernanza mundial, seguridad humana y mundial o prosperidad compartida para todos. No parece prepararse para unirse al futuro mundo multipolar o multinodal/en red basado en un nuevo pensamiento de cooperación como camino hacia la paz.
Gracias a estos fracasos, la UE ha sido incapaz de emplear ningún tipo de diplomacia a raíz del conflicto OTAN-Rusia sobre la provocativa expansión de la alianza que tan trágicamente se desarrolla en la guerra en territorio ucraniano. En lugar de ello, un elemento de la cada vez menor cohesión de la UE es la cancelación y el odio a todo lo ruso y culpar de todo a Vladimir Putin.
En consecuencia, la UE se ha visto completamente marginada, como Unión, en los intentos actuales -extraños- de detener esa guerra y encontrar una solución pacífica. En mi opinión, esto no tendrá éxito, pero la UE no ha demostrado ninguna capacidad intelectual para contribuir a esa solución de un conflicto en su propia región. Ha optado de facto por la guerra, ganando a Rusia a través de Ucrania.
De forma trágica y autodestructiva, la UE ha decidido ahora no sólo tener, sino convertirse en un Complejo Militar-Industrial-Mediático-Académico, MIMAC, con gigantescas inversiones en Rearme de 800.000 millones de euros, además de un armamento ya considerable y el agotamiento de sus propios arsenales de armas y municiones. Los países de la UE seguirán vertiéndolos en el profundo agujero negro de la guerra llamado Ucrania, es decir, en una guerra ya perdida.
La UE no tiene ningún papel en la mediación - la mediación es, paradójicamente, llevada a cabo (amateurmente) por los EE.UU. que causaron el conflicto en primer lugar - impulsando la expansión provocativa de la OTAN y planeando el cambio de régimen en Kiev en 2014 seguido de la presencia de la CIA, el refuerzo del ejército de Ucrania y luego la matanza de miles de rusos en Ucrania.
Para expresarlo diplomáticamente, la UE se encuentra ahora en una profunda crisis. Parece que no había hecho ningún Plan B viable para la eventualidad de que Donald Trump fuera reelegido e instaurara un régimen autoritario, violador de la ley e impredecible, basado en emitir órdenes ejecutivas y hacer declaraciones. El Régimen de Trump quiere Groenlandia -un territorio de la UE-, los recursos en el suelo de Ucrania, un acuerdo con Rusia por encima de la UE. Y pone aranceles al mundo, incluidos los amigos y aliados europeos de EEUU, como continuación de la destrucción del Nord Stream que inició su predecesor y de la guerra económica contra la Unión.
En esta situación, el Financial Times escribió recientemente que «Europa debe elegir entre Estados Unidos y China». Aparte de reflejar una forma de pensar dicotomizadora típica de Occidente, esto también transmite implícitamente, al menos, el trágico pronóstico de que la Unión, con sus 450 millones de habitantes, no puede elegir ni reinventarse.
También cabría preguntarse: ¿Quién quiere elegir a la UE y ayudarla a salir de su crisis?
Extrapolando las políticas destructivas y de autoaislamiento del Régimen Trump a los próximos 3,5 años, es razonablemente seguro predecir que muy pocos querrán tener algo que ver con su visión de unos Estados Unidos de Autarquía. Sencillamente, no será posible que una UE militarizada y en quiebra económica se una a Estados Unidos.
También creo que es bastante seguro predecir que la UE y la OTAN se disolverán, con lo que podrían abrirse nuevas y excitantes posibilidades para todos. Los países europeos y sus sociedades civiles tendrán que dar forma a nuevos proyectos de cooperación con el resto del mundo, como China, la BRI y los BRICS+, y hacer mucho más hincapié en la ONU.
También tendrán que aprender a cooperar y a resolver conflictos de forma pacífica, incluida la reconstrucción de sus relaciones con Rusia. En resumen, tendrán que, de diferentes maneras, unirse al futuro de la humanidad, pensar globalmente y dejar atrás su complejo de superioridad sobre lo europeo -ser un Paraíso en una Jungla-.
Para ello será necesario que la UE se levante inmediatamente por sus propios medios civiles. Si sólo lo hace por las militares, puede convertirse en un rincón subdesarrollado, excesivamente militarizado y marginado del mundo futuro."
(Jan Oberg, Brave New Europe, 15/05/25, traducción DEEPL, fuente TFF Substack )
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