24.11.25

¿Qué hay detrás del fracaso de Trump frente a China? La gran pregunta es qué fuerzas reales, visibles y ocultas, han empujado a Trump a pactar en un momento en el que China avanza con más fuerza que nunca en economía, chips e inteligencia artificial... Trump lo sabe. Y por eso ha activado una ofensiva que busca recuperar el terreno perdido, pero Washington está lanzando una guerra para frenar un ascenso que ya ha ocurrido. El núcleo del conflicto es político. A nivel interno se lanza el mensaje de que si China avanza, Estados Unidos pierde. Es una narrativa pensada para agitar a la base conservadora y para señalar a Pekín como el rival a derrotar. El problema para Washington es que la realidad no encaja con ese discurso... No es un país que se pueda aislar, es un país que ya está al mismo nivel que Estados Unidos y que en muchos sectores avanza más rápido... Pekín responde proyectando una imagen de estabilidad. Deja a Estados Unidos como la potencia que genera el conflicto y se presenta a sí misma como el país que prioriza el equilibrio global... Pekín convierte la agresividad de Trump en una ventaja de imagen y refuerza su posición en regiones donde Estados Unidos ya no ofrece garantías... Trump prometió que presionaría a China hasta que "cediera". Pero la estructura económica china ya no permite ese tipo de maniobras. Pekín cuenta con un mercado interno enorme, políticas industriales bien dirigidas y una red de exportaciones que crece hacia Asia, Oriente Medio y África... China puede desarrollarse sin depender de Washington, puede resistir aranceles, puede seguir ampliando sus exportaciones compensando la ligera pérdida en Norteamérica y puede mantener el crecimiento económico y financiero de su sociedad... Estados Unidos, en cambio, se enfrenta al coste interno de su ofensiva: inflación por aranceles, presión sobre agricultores, tensiones en sectores que dependen de piezas y tecnología fabricadas en China... China deja algo claro. Lo que de verdad inclina la balanza no son los aranceles, ni el ruido diplomático, ni los gestos para la base electoral. Lo que define el rumbo global es la capacidad tecnológica y económica... todo esto explica por qué los acuerdos alcanzados estos días entre Trump y Xi Jinping no tienen el tono de una victoria norteamericana... Trump firma porque necesita un respiro económico en casa. Xi firma porque puede permitirse pactar sin ceder en lo esencial. Es un acuerdo que simboliza un cambio de era. Estados Unidos sigue siendo una potencia central, pero China se ha convertido en el país que nadie puede ignorar... el mundo ya gira alrededor de las capacidades que China está construyendo (Pedro Barragán)

 "El reciente acuerdo entre Donald Trump y Xi Jinping ha sorprendido al mundo, y ahora la gran pregunta es qué fuerzas reales, visibles y ocultas, han empujado a Trump a pactar en un momento en el que China avanza con más fuerza que nunca en economía, chips e inteligencia artificial.  

China utiliza la guerra comercial norteamericana para consolidarse como un país responsable  

La batalla tecnológica muestra un cambio de era  

China impone las condiciones porque ya domina el terreno decisivo  

(Pedro Barragán , Público, 20/11/25)

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