22.9.08

La Guerra de Georgia de este verano ¿A petición de Cheney

“El Instituto Internacional de Estudios Estratégicos mantiene que la propia Georgia ha minado sus aspiraciones de adhesión a la Alianza Atlántica: "Desafió abiertamente a su principal patrocinador, Estados Unidos, al intentar recuperar sus territorios perdidos sin tener capacidad para hacerlo en solitario y luego pide que Occidente arregle el desastre". (El País, ed. Galicia, Internacional, 20/09/2008, p. 3)

“El embrollo georgiano es una derivación de la política democrática. La temeraria incursión de Saakashvili en Osetia del Sur, donde las fuerzas rusas se encuentran estacionadas desde hace 16 años en virtud de acuerdos internacionales, fue espoleada seguramente por algunos elementos del Gobierno de Bush, con la esperanza de perjudicar a Obama en plena campaña para las presidenciales. El resultado ha sido un conflicto que aumenta el control de Rusia sobre la circulación de petróleo en la región y fortalece a Irán en Asia central. Si la promesa de apoyar a Georgia que hizo Dick Cheney era un movimiento de ficha en el Gran Juego, fue espectacularmente imprudente. (…)

En Ucrania, está en juego incluso más. Profundamente dividido y con una gran base naval rusa en el puerto de Sebastopol, en Crimea, el nuevo Estado acabará seguramente desgarrado si se intenta arrancarlo de la esfera de influencia de Rusia. El país se convertirá en un campo de batalla y las grandes potencias acabarán inmersos en él. Jugar en estas condiciones con las nociones wilsonianas de autodeterminación es coquetear con el desastre.” (JOHN GRAY: Los riesgos de la ampliación de la OTAN. El País, ed. Galicia, Opinión, 20/09/2008, p. 25)

“En reciente declaración a este diario, el ministro Moratinos señaló, con acierto, que Rusia ya no es la URSS pero tampoco la Rusia de Yeltsin. (…)

Es evidente que Rusia, como núcleo central de la antigua URSS, perdió la guerra fría con la implosión de ésta en 1991. Pero no la perdió en el campo de batalla y, en consecuencia, conservó una considerable potencia militar. A partir de aquí, los EE UU y la UE podían adoptar dos estrategias bien distintas que conducían a resultados bien diferentes. La que podemos llamar, metafóricamente, modelo post Primera Gran Guerra y modelo post Segunda Guerra Mundial. En el primer caso, los aliados impusieron a Alemania condiciones muy gravosas -Tratado de Versalles- que exacerbaron sentimientos de agravio ultranacionalistas que, adecuadamente manipulados, trajeron consecuencias aberrantes. Aprendida la lección, al terminar la Segunda Guerra Mundial, los aliados se aplicaron en la ayuda -Plan Marshall- a la reconstrucción de Alemania, y el resultado no ha podido ser más positivo. (…)

Según Gorbachov -nadie le ha desmentido- la URSS aceptó la unificación de Alemania y su ingreso en la OTAN a condición de que ésta no se extendiese hasta sus fronteras. (…)

Mientras EE UU se ha ido debilitando por la crisis económica, los déficits abismales y las guerras de Irak y Afganistán, otros se han ido fortaleciendo, entre ellos la Rusia de Putin. (…)

Es cierto que la reacción rusa ha sido desproporcionada. No obstante, que esto se diga por los que bombardearon Belgrado e invadieron Irak es un sarcasmo. El presidente de Georgia, por muy pro occidental que sea, fue un irresponsable y un aventurero al atacar la capital de Osetia, matar a soldados rusos y destruir buena parte de Djinvali. La reacción rusa no ha sido, desde luego, la de la era Yeltsin -aceptar lo que venía de occidente- pero tampoco la de la URSS, pues en ese caso Shaakasvilly no estaría donde está y Georgia no sería independiente. Comparar la reacción rusa con Budapest 56 o Praga 68 es no entender nada o actuar de mala fe. (…)

Ahora, lo más urgente es que Rusia se retire de Georgia -que en mi opinión lo hará gracias a la UE- y evitar una nueva guerra fría. Para conseguirlo la UE -que tiene intereses propios- debería estudiar con seriedad y urgencia cómo incluir a Rusia en la solución de los problemas paneuropeos de desarrollo económico, energético, medioambiental y, sobre todo, de seguridad colectiva.” (NICOLÁS SARTORIUS: Crisis rusa: los errores se pagan. El País, ed. Galicia, Opinión, 22/09/2008, p. 35)

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