30.9.08

¿Y si la Seguridad Social hubiese invertido millones en deuda tóxica?

Ahora, un año después, sabemos que los diez billones de dólares de endeudamiento de las familias norteamericanas fueron gestionados por no pocas entidades financieras impacientes; billones que habrían mutado en una deuda tóxica. Hoy vamos sabiendo que para eso los prestamistas impacientes habían capturado previamente todos los controles (de reguladores, auditores y calificadores de riesgos). Después de una combinación de trucos financieros, escamoteo de mala gestión, esquivar legislación, alterar cuentas ... tales ejecutivos multimillonarios se habrían comportado como bandidos nómadas al abandonar a su suerte sus empresas. (…)

Visto todo lo anterior, desde una provincia del McMundo (aunque McCain no nos sitúe en el mapa), no estaría mal que todos los que querían meter el Fondo de Reserva de nuestra Seguridad Social en los mercados tóxicos e impacientes entonen un mea culpa, y que los defensores de las excelencias de los fondos privados de pensiones vinculados a inversiones en tal manada electrónica dejen de ningunear periódicamente el sistema público de reparto. Sin olvidar tampoco que en España se han comprado rutilantes coches con impacientes créditos hipotecarios.” (Albino Prada: De deudas tóxicas a deuda pública. La Voz de Galicia, Opinión, 30 de septiembre de 2008)

Pues le hubiera ocurrido lo que al fondo (público) de pensiones de Noruega, que compró "lo mejor de lo mejor" en ese momento, bonos de Lehman Brothers, para preservar el futuro de sus trabajadores... y quebró (el futuro). Ver aquí.

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