8.10.08

Culpables: todos, o poco menos, como en el "ladrillo"

"Una crisis financiera siempre es algo tan extraordinariamente complejo que los atajos para describir sus orígenes y consecuencias están condenados al fracaso. Pero quizá todos deberíamos sospechar que para desencadenar algo tan grave hace falta algo más que la avaricia de unos centenares de traders y la somnolencia de unas decenas de burócratas encargados de regular esos complejos mercados. Para que haya durado tanto, alguien más ha tenido que participar de los beneficios, aunque hoy se esté poniendo de perfil.

Las subprime no hubieran jamás despegado sin las mentes a las que se les ocurrió empaquetar esos riesgos y sin las agencias de rating que creyeron en la alquimia financiera y las bautizaron como inversiones seguras.

Pero tampoco sin los pobres, que se convencieron de que era razonable falsear sus ingresos si eso les permitía acceder a una casa y una hipoteca que jamás iban a ser capaces de pagar. Sin los políticos, que supieron sacar rentabilidad electoral al clientelismo político. O sin esas "clases medias" que no mostraron asombro alguno cuando sus fondos de inversión y de pensiones -repletos de los nuevos activos de riesgo- comenzaron a arrojar rentabilidades que les permitían mantener sus expectativas de ingresos futuros sin tener que ahorrar un dólar más. Como tampoco los empresarios y emprendedores, que encontraron en los nuevos instrumentos, ayer exóticos hoy tóxicos, una financiación a precios inverosímiles para crear o ampliar sus empresas.

Tampoco hubiese sido posible sin las universidades que elegantemente formalizaron por qué era deseable y eficaz que el riesgo se segmentase y se cotizara en mercados no organizados para que acabara en manos de quienes pudieran soportarlo y no -como temía la gente menos sofisticada- en quienes no entendían lo que compraban.

Y para qué hablar de los políticos en el Gobierno y en la oposición, de los presidentes de la FED y de todos los que han participado en la fiesta económica que para muchos -no para todos- ha supuesto la larga fase de crecimiento sin inflación que se ha dado en la economía global desde 1991.

Aunque para la inteligencia colectiva sería preferible presentar un recuento más complejo y equilibrado del cataclismo que tenemos entre manos, en nuestra sociedad la simplificación de la narrativa social y la exculpación de las mayorías es una tención irresistible." JOSÉ JUAN RUIZ: Pasión por las minorías. El País, Negocios, 05/10/2008)

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