Los obispos se mantienen inamovibles. "Se ha puesto el énfasis en la feliz noticia del nacimiento de un niño y en la posibilidad de la curación de su hermano. Expresada así, la noticia supone un motivo de alegría para todos. Sin embargo, se ha silenciado el hecho dramático de la eliminación de los embriones enfermos y de aquellos que, estando sanos, no eran compatibles genéticamente". "El nacimiento de una persona humana [sic] ha venido acompañada de la destrucción de sus propios hermanos, a los que se les ha privado del derecho fundamental a la vida", sentencian. (...)
"Lo ético es que ni siquiera nos planteemos dudas éticas", afirmó el presidente del Comité Científico de la Sociedad Internacional de Bioética (SIBI), Marcelo Palacios. "Con independencia de que los padres tienen derecho a tener un hijo sano, si contribuye a curar al hermano cualquier planteamiento en contra es una injerencia inadmisible", declaró.
Los españoles tampoco comparten la ira de la Iglesia. En un estudio difundido en mayo por la Fundación BBVA, encabezan en Europa la lista de partidarios de que "los beneficios médicos que quizás pueden alcanzarse gracias a la investigación con embriones de pocos días, son mucho más importantes que los derechos" de éstos. Esta pregunta obtuvo un 6 sobre 10. Además, sólo uno de cada tres consideraba que el embrión "tiene una condición moral más próxima [o igual] a la de un ser humano que a la de un conjunto de células". Al apuntar que la investigación con embriones puede servir para curar enfermedades, la aceptación subía hasta un 6,8." (El País, ed. Galicia, Sociedad, 18/10/2008, p. 32)
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