23.10.08

La otra crisis, la de la educación mundial, también sin solución. De crisis en crisis y...

"Hablemos, por ejemplo, de la otra crisis tan mundial y de tantas consecuencias como la crisis financiera: la de la educación. En casi todos los países, la gente opina que su sistema educativo es inaceptablemente defectuoso. Y las estadísticas les dan la razón. En EE UU, por ejemplo, entre 1980 y 2005, el gasto público por estudiante de primaria y secundaria aumentó el 73%, y el número de docentes también aumentó mucho, con lo cual se redujo drásticamente el número de alumnos que debe atender cada docente.

Además, se experimentó con iniciativas de todo tipo para mejorar la enseñanza. Nada funcionó.

En ese cuarto de siglo, los resultados de las evaluaciones de los estudiantes no mejoraron. Las calificaciones de lectura de los alumnos de 9, 13 y 17 años en 2005 fueron las mismas que en 1980. Las de matemáticas subieron un poco, pero nada digno de celebrar. En una conferencia a los gobernadores de su país, Bill Gates les dijo que se sentía "aterrado y avergonzado" de la educación secundaria. "Nuestras escuelas están quebradas, son defectuosas y obsoletas... Sólo un tercio de quienes se gradúan de las escuelas secundarias están preparados para ser ciudadanos, trabajadores o universitarios", les dijo.

Lo mismo pasa en otros países. En ese mismo periodo, casi todos los países ricos también aumentaron mucho su gasto educativo, y no sólo no lograron mejoras, sino que en algunos casos hubo retrocesos significativos. Entre 2000 y 2006, el desempeño en cuanto a lectura de los estudiantes de secundaria disminuyó significativamente en España, Japón, Noruega, Italia, Francia y Rusia, entre otros. El de matemáticas cayó en Francia, Japón, Bélgica y otros países desarrollados. A los que mejor les fue en estas pruebas fue a Finlandia y a Corea del Sur. (...)

Pero si la educación está en crisis en los países ricos, en los menos desarrollados es un desastre. (...)

Sin embargo, a pesar del consenso acerca del problema, la prioridad que se le da y de los recursos que se le asignan, la crisis educativa mundial continúa inalterada.

Nadie tiene claro qué hacer. ¿Más ordenadores en las aulas? ¿Mejores sueldos a los docentes? ¿Menos alumnos por aula? ¿Descentralización de la educación? ¿Centralización? ¿Aumentar los incentivos para que haya más competencia entre escuelas y entre profesores? ¿Más recursos al sistema educativo? Todo se ha probado y no hay resultados concluyentes. Singapur, por ejemplo, es el país cuyos estudiantes están entre los mejores del mundo. Es también uno de los países ricos que menos gastan en educación primaria." (MOISÉS NAÍM : La otra crisis mundial. El País, ed. Galicia, Internacional, 19/10/2008, p. 8)

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