El hartazgo lo provoca fundamentalmente la convicción de que esta crisis ha sido provocada por lo que el economista y escritor Mario Trinidad llama "el exceso de riqueza de los ricos". El intento de convencer a los ciudadanos norteamericanos (y del resto del mundo, España incluida, por supuesto) de que ellos tienen parte de la culpa por su desenfreno consumidor está encontrando, afortunadamente, en este caso más resistencia de lo habitual. La responsabilidad es de todos, intentan difundir los auténticos responsables de la monumental estafa que padece el conjunto de la ciudadanía. (...)
Esta vez, nadie podrá decir que la culpa de todo la tiene el aumento de los salarios que disparó la inflación y aumentó artificialmente el valor de las cosas. Esta vez, la tan fustigada inflación de los pobres (el aumento del salario) ha dejado paso a una gigantesca inflación de los ricos (el aumento injustificado del valor de los activos) y las consecuencias de esa inflación de la que nadie quería hablar, que nadie denunciaba ni criticaba, han sido mucho peores." (Soledad Gallego-Díaz: Fuera de lo que es lícito. El País, Babelia, 05/10/2008, p. 12)
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