24.11.08

Pronósticos sombríos sobre la crisis. O sea, argumentando convincentemente que todo puede ir a peor

"A diferencia de crisis recientes como la burbuja tecnológica de comienzos de este siglo o la japonesa de los ochenta, opina King, la actual conjuga los tres elementos que se dieron en la Gran Depresión: el colapso financiero asociado con bancarrotas de entidades, la restricción del crédito y la desconfianza ciudadana sobre la capacidad de los Gobiernos para solucionar la crisis. (...)

Pero se olvida con frecuencia que hay que cumplir tres lecciones para evitar la depresión: primero, inyectar dinero al sistema; segundo, asegurarse de que los Gobiernos coordinen sus políticas, y tercero, no permitir que la deuda y el nivel de apalancamiento se disparen. Y, por el momento, sólo se ha atendido a la primera". (...)

Ahora son millones los que están perdiendo sus ahorros o el complemento de sus pensiones en los parqués bursátiles, aunque posiblemente aún no sean conscientes de ello. En los treinta, apenas un 4% de la población invertía sus ahorros a través de los agentes de cambio y Bolsa. Actualmente, el 47% de la población, bien directamente o bien a través de fondos de pensiones o de inversión, tiene ahorros en los mercados de valores, que se están esfumando. Sólo dos fondos de pensiones españoles están en positivo este año, por ejemplo.La volatilidad y el quebranto sufrido son, para algunos analistas, ya similares a los de hace 79 años. (...)

Por el momento, un total de 17 entidades bancarias estadounidenses han quebrado. A excepción de Lehman, las más grandes se han librado de la bancarrota gracias al dinero público (Bear Stearns, Northern Rock, Fannie Mae, Freddie Mac, Alliance & Leicester, Merrill Lynch, AIG, HBOS, Washington Mutual, Fortis, Dexia, Bradford & Bingley, Hypo Real Estate, Wachovia). Pero ¿cuál es el límite de las arcas de los Estados para tapar el agujero financiero? Sólo los planes de rescate anunciados hasta ahora van a movilizar más de tres billones de euros y, como dice, Merrill Lynch en su último informe, lo malo de estas intervenciones es que tienden a expandirse por la petición de otros sectores, como el del automóvil, y nunca se sabe dónde está el final." (El País, Negocios, 23/11/2008, p. 4/5)

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