La respuesta de rigor, aunque simplista, es que de ninguna manera, por supuesto. Ni siquiera un izquierdista incurable como yo sería capaz de permanecer al margen mientras cayeran misiles egipcios o jordanos sobre las ciudades israelíes. Sin embargo, la respuesta correcta, aunque más compleja, es que la frontera entre Israel y la Franja de Gaza (y entre Israel y Cisjordania y los Altos del Golán) es distinta a cualquier otra frontera en el mundo, incluidas las existentes entre Israel y Egipto e Israel y Jordania.
El hecho de que Israel retirase su ejército de Gaza e incluso sacara a 8.000 colonos en 2005 no altera la realidad de que Gaza sigue siendo, en la práctica y de acuerdo con las leyes internacionales, territorio ocupado. Israel controla las entradas y salidas, así como el acceso a servicios esenciales como la electricidad y el agua. México no ha pasado los últimos tres años o más bajo un bloqueo aéreo y marino de los estadounidenses. Además, la impresionante victoria de Israel en la Guerra de los Seis Días convirtió Cisjordania y Gaza en una unidad étnica. En el acuerdo de paz firmado por Egipto e Israel en 1979, la Franja de Gaza quedaba en manos israelíes. Los Acuerdos de Oslo entre Israel y los palestinos, firmados en septiembre de 1993, establecieron que la Franja de Gaza y Cisjordania constituían una entidad política. Eso significa que, mientras Cisjordania esté bajo la ocupación israelí, también lo está Gaza.
Estos argumentos no pretenden justificar la conducta de Hamás ni defender sus intereses. Hamás es un enemigo que se niega a reconocer mi derecho nacional, como judío, a vivir en mi país. A nadie le gustaría tanto como a mí que perdiera su posición de poder." (Akiva Eldar: La opción de Israel. (El País, ed. Galicia, Opinión, 15/01/2009, p. 23)
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