28.1.09

Sacrificios para todos, luego... beneficios para todos, o sea, cogestión en la empresa

"Consagrará la actual coyuntura el predominio absoluto del capital sobre el trabajo o ayudará, por el contrario, a que el trabajo se asuma, de forma efectiva, como capital? Lejos de ser retórica, esta pregunta estará, probablemente, en la agenda política en los próximos meses.

Antes de que la presente crisis financiera nos recordara la de 1929, otro parámetro menos visible, la distribución de la renta en Estados Unidos entre capital y trabajo, había retrocedido a los niveles previos a esa fecha fatídica, reflejando un sesgo sin precedentes a favor de los beneficios empresariales.

Esa tendencia se había reforzado con la disminución de las ganancias no salariales (sanidad, pensiones) percibidas por los trabajadores, resultado de las políticas privatizadoras. En todos los países de la OCDE se ha intensificado el mismo desequilibrio.

Si ambos fenómenos, crisis financiera y desigualdad de rentas, son simultáneos es porque están interconectados, son manifestación del mismo comportamiento y deben participar del mismo diagnóstico. Indica que el problema no se soluciona sólo con más regulación, que la solución no puede limitarse a aportar recursos públicos ni a mejorar la regulación de los mercados. (...)

Descargar sobre el trabajo el ajuste de la crisis es una temeridad. Lo es porque provocaría un nuevo hundimiento de la demanda, pero también y sobre todo, porque es imprescindible cambiar el modelo económico y hacerlo más intensivo en conocimiento para multiplicar la innovación y la productividad. Y ese objetivo es incompatible con la precaria y continua rotación de recién licenciados o con modelos empresariales que requieren la expulsión sistemática de trabajadores expertos mediante prejubilaciones forzadas.

Y, sin embargo, es imprescindible impulsar una flexibilidad solidaria ante la crisis para que no descargue su factura exclusivamente sobre el empleo. Es el momento de impulsar la innovación económica desde la innovación social. El descenso temporal de los salarios puede ser una variable negociadora para aliviar el ajuste de empleo, pero a cambio de capitalizar en acciones el riesgo que implica ese sacrificio. (...)

Los trabajadores de buena parte de las grandes empresas tecnológicas americanas son también accionistas de sus compañías.

En Estados Unidos, a pesar de décadas de hegemonía neoliberal, sigue habiendo 11.000 firmas acogidas a los programas ESOP fundados en 1971 (Employee Stock Ownership Plans, planes de propiedad accionaria de trabajadores) que emplean a casi un 20% de la fuerza de trabajo e incluyen el 14% de las compañías que cotizan en Bolsa, las que tienen más valor.Hay que acabar con el creciente desapego entre empresa y trabajador. Los profesionales deben asumir el destino de sus empresas, ser parte de ellas y de su accionariado, implicarse en su competitividad y estabilidad. (...)

El trabajador debe compartir riesgos y sacrificios como parte de un pacto a largo plazo que le permita también compartir beneficios. Y decisiones. Impulsar legal y fiscalmente estos cambios es parte de las verdaderas reformas estructurales que reclama la situación. Ése es hoy el verdadero test para una política socialdemócrata." (IGNACIO MURO BENAYAS: Convertir el trabajo en capital. El País, Negocios, 25/01/2009, p. 19)

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