Por ejemplo, una persona que estaba haciendo repostería y ha dejado de vender sus pasteles, puede por ejemplo pasar a producir pan, un producto más elástico", explica Otero por teléfono. El economista cree que negocios como el de Isabel, la dueña del ultramarinos, podrían sobrevivir a la crisis con pequeños préstamos, al igual que así lo hizo Maribel y su furgoneta.
Otero sostiene que la burocracia de los países europeos, que en su mayoría sólo permiten a los bancos prestar dinero, y la propia mentalidad de sus ciudadanos frena el desarrollo de las pequeñas ayudas. "No se dan cuenta lo agradable que es ser tu propio jefe. Prefieren barrer el hangar de Airbus a crear su propio negocio", dice.
"Con tantos parados, los microcréditos son una oportunidad para demostrar que invertir en la gente y creer en sus proyectos es otra forma de hacer negocios", intercede el francés Philippe Guichandut, director ejecutivo de la red europea de microfinanzas. Por e-mail, Guichandut asegura que los problemas de expansión de estas ayudas se deben a que el espíritu emprendedor no está muy desarrollado aquí y las leyes comunitarias son muy restrictivas.
Juan Riva, presidente de Nantik Lum, una fundación encargada de apoyar el desarrollo económico de los más necesitados, señala que el concepto de microcrédito es interpretado de forma errónea por clientes y bancos. "Me cuentan que un chico pidió una ayuda para comprar una moto. Los donantes están cerrando el grifo con la crisis. Error: los microcréditos podrían ayudarnos a salir de ella". (El País, ed. Galicia, Sociedad, 26/04/2009, p. 45)
No hay comentarios:
Publicar un comentario