"Sin embargo, él mismo reconoce que no es lo mismo que la nueva ronda de gasto público que él defiende -keynesianista hasta el final- los lleve adelante una gran economía como Estados Unidos o Europa en su conjunto, a que lo hagan economías de menor tamaño como Letonia, Irlanda o incluso España.
"La austeridad española tendría muchas más posibilidades de funcionar si Alemania no siguiera también una política de austeridad. Y todas las políticas tendrían más efectividad si el BCE adoptara con firmeza políticas expansionistas". Pero dado el juicio de los mercados, Krugman admite que "claramente España no está en una posición de llevar a cabo una política expansiva en solitario, pero eso podría funcionar si otros lo hicieran".
Krugman demuestra seguir muy de cerca la actualidad económica del país y salpica su charla -menos fluida de lo que él quisiera ante los efectos de un imprevisible catarro veraniego- de multitud de ejemplos sobre la situación de la economía española.
Menos comprensivo se muestra con la situación de Alemania que, en su opinión, "está adoptando una posición que no solo no es buena para Alemania sino que es realmente mala para Europa". Es más, "Alemania está jugando un papel realmente destructivo. Está empujándose a sí misma y al resto de Europa por la vía de la autodestrucción", sentencia.
Todo porque "parte del problema de la zona euro es que hay muchas vías de contagio, de forma que la austeridad de un país llevan a la depresión a los demás países" y "la austeridad puede parecer bien para un país porque reduce su deuda, pero no tiene en cuenta el coste que impone a sus vecinos con una política restrictiva".
Tampoco tiene un juicio benévolo para la autoridad monetaria europea. De hecho, compara las apelaciones a la necesidad de ajuste fiscal del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, con las que hizo el presidente estadounidense Herbert Hoover en 1932, que no hicieron otra cosa que agravar la recesión, "y eso es bastante deprimente". "Hay una vieja broma que dice que el euro es un complot de los italianos para tener por fin banqueros centrales alemanes y algo de eso hay", bromea. (...)
¿Qué hacer, pues, para que funcione? Paul Krugman defiende una mayor integración fiscal, aunque reconoce que algunos planteamientos "no formarán parte de la agenda ni en los próximos 10 años ni en las generaciones venideras". "La situación sería menos severa si, por ejemplo, las pensiones españolas estuvieran cubiertas por una especie de seguridad social [a nivel federal], como en Estados Unidos". Un objetivo que él mismo admite como irreal, aunque sí defiende avances en esa dirección.
A ello habría que añadir una política económica más expansiva y una mayor permisividad con la inflación por parte del BCE. "Una eurozona con una tasa de inflación del 3% o del 4% tendría mucho más fácil hacer los ajustes que con una tasa del 1% o del 2%" y es precisamente, en su opinión, la falta de integración de la zona euro lo que da mayores argumentos para que el BCE fije el objetivo de precios por encima del de la Reserva Federal de EE UU, actualmente en el 2%.
Lo que no aparece, al menos en sus previsiones hoy por hoy, es que, con austeridad o sin ella, la economía mundial vuelva a entrar en recesión. "Es difícil ver cómo va a acabar este periodo de débil demanda a nivel mundial; puede llevar un tiempo antes de que termine", admite. "Una vuelta a la recesión propiamente dicha no lo veo, pero un entorno de desaceleración del crecimiento que impida que se cree empleo probablemente sí, y eso es lo que me asusta". (Paul Krugman:"Alemania juega un papel destructivo". El País, ed. Galicia, economía, 11/07/2010, p. 22)
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