El primero no se ha solventado. Es más, se ha acrecentado. Y ni siquiera la nueva norma ha establecido ningún proceso que penalice a los gestores que las llevaron a una situación de peligro.(...)
Por querer contentar a todos -al sector, a los partidos y a las CCAA- al final no se ha satisfecho a nadie.
El tamaño del agujero sigue siendo una incógnita no mensurable y, al cabo, una condición sin la cual el resto de la pretendida reconversión del sector no se sostiene. El suspenso es doble y el tiempo lo revelará.
No sólo los inversores, sino un flujo del crédito que no se reanima, estrangulando la recuperación, enseñarán a Salgado y Fernández Ordóñez que nuestro sistema financiero no es lugar para tibiezas." (Eleconomista.es, 24/02/2011)
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