Si ustedes no pueden llamar a esto un golpe de Estado financiero, entonces no están siendo honestos con lo que en su corazón saben que es verdad.
Contrariamente a lo que quieren hacerles creer los gobernantes para que renuncien a las jubilaciones, les reduzcan sus salarios y para que se adapten a la vida de sus bisabuelos, Estados Unidos no está en bancarrota. No por mucho tiempo.
El país dispone de riquezas y de efectivo. Lo que sucede es que no están en vuestras manos. Se han transferido, en el mayor atraco de la historia, de los trabajadores y consumidores a los bancos y las billeteras de los super ricos.
Hoy sólo 400 estadounidenses tienen la misma cantidad de riqueza que la mitad del total de los estadounidenses. (...)
Si los ricos se guardan la mayor parte de su dinero, hemos visto lo que hacen con él: apuestan descabelladamente en el loco entramado de Wall Street y destruyen nuestra economía. La quiebra que generan nos cuesta millones de empleos.
Esto también genera una reducción del ingreso impositivo. Todos terminan por sufrir a causa de lo que hacen los ricos. (...)
Wall Street difundió esta amenaza: o alguien nos entrega trillones de dólares de los contribuyentes americanos o mandaremos la economía directamente al piso. Aflojen o díganle adiós a las cuentas de ahorro. Adiós jubilaciones. Adiós Tesoro de los EE.UU. Adiós casas y empleos y futuro. Fue impactantemente pavoroso y asustó a todos. “Eah! Tomen nuestro dinero! No nos preocupemos. Imprimiremos más dinero para ustedes! Simplemente úsenlo! Pero por favor dejen nuestras vidas en paz, POR FAVOR!”
Los ejecutivos en sus oficinas y los fondos de inversión no podían contener la risa del regocijo y en tres meses ya estaban emitiendo otra cantidad de bonos maravillados de haber jugado tan perfectamente con una nación llena de tontos. Muchos perdieron sus empleos, millones sus casas. Pero no hubo reacción.(...)
Estados Unidos no está en bancarrota. Lo único que está en bancarrota es la brújula moral de los dirigentes. Y nosotros pretendemos fijar ahora la orientación y conducir el barco nosotros mismos. No lo olvide, mientras matengamos esta Constitución, una persona es un voto y es lo que los ricos más odian en America" (Attac Madrid, 10/03/2011, 'El discurso de Michael Moore en Wisconsin: Estados Unidos no está en bancarrota')
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