Incluso podemos ser muy pesimistas respecto a la situación económica general aunque a nosotros no nos vaya tan mal. Es lo que los sociólogos denominan como "pesimismo estancado" y que en román paladino se explica con el viejo aforismo de las barbas del vecino. (...)
En este contexto, ¿quién se atreve a decir que la situación económica española es buena? Muy pocos. En concreto, solo el 4%, según datos de Metroscopia. La percepción de la economía se encuentra estancada en su nivel más bajo en dos décadas, y el 87% de los españoles no ve visos de mejora.
Este pesimismo, sin embargo, contrasta con otro dato estadístico: son más las personas que consideran que su economía familiar atraviesa un buen momento (41%) que los que creen que es mala (30%).
También llama la atención que un 21% de los parados se sitúan en el grupo de los satisfechos con sus condiciones económicas. Esta brecha entre cómo se ve la situación económica general y la percepción que se tiene sobre las finanzas personales es la mayor en 15 años, superior incluso a la que hubo en la recesión de los años noventa del pasado siglo
¿A qué se debe esta situación? Los expertos creen que esta dualidad estriba en factores sociológicos, económicos, culturales y políticos. (...)
La dicotomía entre las dos percepciones económicas (la general y la particular) responde en gran medida, según los economistas, al importante peso que la economía sumergida tiene en España y que estaría sirviendo para aliviar en parte las penurias financieras de muchas familias. (...)"Si a este efecto se le añade el apoyo familiar, de gran calado en nuestro país, y las políticas sociales del Gobierno, se tienen las claves que explican el mayor pesimismo de los españoles acerca de la situación económica en general que sobre sus finanzas personales", añade Crespo.
En su opinión, con la percepción económica pasa algo similar que con el voto oculto en las encuestas sobre elecciones políticas: "En una reunión de amigos a ver quién es el guapo que se atreve a decir que su situación es buena con la que está cayendo". (...)
Teniendo en cuenta semejante sensación de pesimismo colectivo, ¿qué puede haber pasado para que una parte tan importante de la población -cuatro de cada 10 personas- tenga una visión tan distinta de la economía que vive cotidianamente y de la economía general del país? (...)
"Detrás del 40% de la población que reconoce que no le va mal hay un hecho objetivo: desde el comienzo de la crisis se han destruido 2,2 millones de puestos de trabajo, el 10% de los que existían en 2007, pero el nivel de empleo absoluto (18 millones) está un 50% por encima de la cifra de 1995, cuando España salió de otra recesión.
Por lo tanto, es cierto que se ha destruido mucho empleo, pero ahora hay más familias con más de un ingreso que hace 15 años", argumenta Oliver.
Otro dato que justificaría la mayor confianza de los ciudadanos en sus finanzas frente a la realidad económica general es la anómala situación de los tipos de interés. (...)"Las deudas hipotecarias se están beneficiando de unos tipos excepcionalmente bajos, lo que rebaja la carga inmobiliaria sobre el conjunto de recursos financieros de las familias, contribuyendo, de paso, a reforzar la idea de que la situación personal es mejor que la del país", explica Oliver. (...)
"La percepción económica pinchó. Los pesimistas pasaron del 40% al 78% en pocos meses", recuerda Josep Lobera. En cambio, la situación económica personal no varió significativamente para la mayoría (no así la incertidumbre).
"Solo un 15% de las personas ha cambiado la apreciación de su situación económica en los tres últimos años", añade el experto de Metroscopia. (...)
"Si se tiene la sensación de que el entorno está muy mal uno se pone en guardia, lo que se refleja en un incremento de la tasa de ahorro y en una caída del consumo". (...)
Para Juan Ignacio Crespo el estado de ánimo está influido por el "creciente" flujo de información financiera desde los medios.
"Si este tipo de encuestas se pudieran hacer por ciudades, probablemente el contraste entre la percepción colectiva e individual de la situación económica sería mucho mayor en Madrid que en otras localidades de menor tamaño debido al ruido y la influencia de los medios en la opinión pública de la capital" (...)
En la caída del ahorro familiar el pasado año influyeron cuestiones coyunturales (el aumento del IVA y el fin de algunas ayudas fiscales alentaron el consumo), pero también quedó patente que los ciudadanos empezaron a perder un poco el miedo y los no afectados por la crisis comienzan a gastar más.
¿Se estará imponiendo el yo optimista al pesimista? La respuesta, en los próximos trimestres." (El País, 15/04/2011, p. 30/1)
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