11.5.12

Bienvenidos al Tercer Mundo... a Grecia, y después ¿España?

Somos las primeras víctimas de la guerra mundial financiera. Hemos sido ocupados por los mercados europeos y las instituciones financieras internacionales, que buscan desmantelar lo que queda del Estado del bienestar y convertirnos a todos en esclavos. Lo que vemos hoy es sólo el principio de una gran agitación.

No sólo nos están quitando la vida, también nos están robando la dignidad. La única pregunta es quién será el siguiente”. Esto me dijo un empresario de 60 años llamado Yannis Michalopoulos. Hablaba con él en su tienda de muebles situada bajo la Acrópolis, una hora después del trágico suicidio en la plaza Sintagma.

Michalopoulos continuó con un largo monólogo sobre la desaparición de la civilización, la falta de esperanza para las generaciones más jóvenes, el sufrimiento de los inmigrantes tanto legales como ilegales, y lo obvio del hecho de que todo esto había sido cuidadosamente planeado.

 La crisis, opinaba, dura ya demasiado cómo para seguir llamándose crisis. Las grandes empresas aplican constantemente y con mucho éxito la doctrina del shock, sólo que ya no necesitan limitarse a exportarla a lugares como Irak, Afganistán o Chile.

Efectivamente, Grecia está siendo transformado en un clásico país tercermundista. En marzo, el desempleo entre los jóvenes llegó al 50 por ciento. El Estado del bienestar se desvanece a un ritmo sorprendente. En los últimos meses, las instituciones europeas han obligado a los políticos griegos a recortar las pensiones 200 euros de media.

El salario mínimo mensual bajó de 800 a 568 euros. Unos 15.000 empleados públicos perderán su empleo sólo durante este año. Se está reduciendo el Estado a todos los niveles posibles, y la salud y la educación se están llevando la peor parte.

Sin embargo, el sector privado está aún peor. Ya nadie hace caso a las quejas de los sindicatos, antes poderosos. Los dueños y los gerentes han acogido la crisis como una coartada hecha a medida para recortar todo tipo de gastos. Las calles de Atenas están llenas de mendigos y de los nuevos sin hogar. Hace un año, muchos de ellos vivían confortablemente.

Ahora, de un día para otro, se han visto despojados de todo lo que tenían. Grecia se está convirtiendo en un protectorado alemán y en experimento de la “nueva economía”, una doctrina de pesadilla que toma lo peor del neoliberalismo americano y del capital-comunismo chino.

Un tercio de los jóvenes sin empleo son titulados universitarios. En Grecia sólo aquellos que tienen cobertura médica pueden acceder a la asistencia social  y ya que la mayoría de jóvenes sólo han tenido empleos temporales sin prestaciones, los cheques de asistencia no son más que un sueño. No es de extrañar que muchos estén dejando el país en masa, de forma muy similar a lo que ocurrió durante los años sesenta y setenta bajo la dictadura militar.

No hace falta ser un genio para ver el futuro que aguarda a la cuna de la democracia: el 85% de los jóvenes que estudian fuera no planean volver a su país de origen. En Grecia, la fuga de cerebros es una realidad cotidiana, y sólo va a ir a peor.

Incluso las oficinas de empleo están cerrando una a una. Esto no se debe tanto a que, como las instituciones gubernamentales, se hayan quedado sin dinero. Es porque simplemente no tienen nada que ofrecer a los que buscan trabajo, ni siquiera buenos consejos. (...)

Todo esto supone una mezcla explosiva que estallará antes o después. Por otro lado, Grecia sigue siendo uno de los mayores importadores de armas de Europa. Según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI), Grecia ha sido el país que más armas ha importado entre 2007 y 2011.

 También ha sido el mejor cliente de la industria militar alemana. El año pasado, a pesar de la crisis, el gobierno griego compró el 13% de todas las exportaciones de armas de Alemania, y el 10% de las de Francia. (...)

Es imposible quitarse la impresión de que lo que se ve en Grecia es lo que está por llegar. Un futuro salvaje y nefasto se precipita hacia nosotros, los blandos y privilegiados europeos, viene hacia nosotros implacablemente como aquel planeta azul en la Melancholia de Lars von Trier. (...)

“Lo que tenemos aquí es una feroz lucha por la supervivencia. La policía persigue a los inmigrantes. Los neonazis están encantados de atacarles. Los que vinieron buscando una vida mejor han llegado directos al infierno. La mayoría de los inmigrantes están peor aquí de lo que estaban en casa. Lo digo con seguridad, ya que he trabajado en varias zonas de guerra.

Y la situación aquí en Grecia no va a hacer más que empeorar. Tenemos las condiciones ideales para que prosperen movimientos extremistas. Los neonazis se hacen cada vez más fuertes. La crisis financiera es el caldo de cultivo perfecto para todo tipo de fascismo. Los inmigrantes son los judíos de nuestro tiempo.

Tienen la culpa de todo. Son diferentes, por lo que pueden ser fácilmente reconocidos y acusados de cualquier cosa. Y entonces deben demostrar su inocencia. No tienen derechos de ningún tipo. Estoy viendo aquí en Atenas imágenes que sólo había visto en esas zonas de guerra que he mencionado antes.

No, no hay ninguna esperanza real de que las cosas se calmen. Las autoridades están construyendo los llamados “centros de detención”. Eso me recuerda a una época completamente distinta”, decía el doctor Nikitas Kanakis, director de la rama griega de Médicos del Mundo. El Dr. Kanakis ha estado destinado en Ruanda, Afganistán e Irak, por lo que claramente sabe de lo que habla."            (Periodismo humano, 11/05/2012)

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