"Sr. Ministro,
Supongo que estos días han sido especialmente ajetreados por la
necesidad de tomar decisiones rápidas para que una de las entidades
financieras más grandes del país, Bankia, no caiga, con las
repercusiones que esta caída traería. Ahora, parece que sólo hay que
gritar too big to fail (demasiado grande para caer) y se sitúan primeros en la cola para recibir cantidades billonarias de generosidad estatal. (...)
Hay dos enfoques importantes que se deben seguir para asegurar que se
protege el sistema pero no a los participantes fracasados del sistema y,
paralelamente, para que se reduzca el moral hazard. El
primero de estos es que los inversores que participan en actividades
empresariales deben entender que, si las cosas van bien, ganan pero, aún más importante, deben entender que si las cosas van mal, pierden todo. (...)
Si la entidad es considerada de interés público y el Estado decide asegurar que la entidad no caiga, el Estado debe tomar de los accionistas las riendas y la totalidad del capital de la empresa sin compensación alguna. Estos accionistas no deben mantener su capital, ni en parte.
Si a los accionistas no les gusta este resultado y prefieren buscar
otras alternativas, mejor para todos, ya que el dinero público se
mantiene en su sitio, en nuestros bolsillos y, si el proyecto
empresarial tiene sostenibilidad, que sea con capital privado. (...)
En el caso de que es considerado peligroso mantener a un banco en su
situación, y cuando los propietarios no acuden a las ayudas del Estado,
cualquier banco puede ser tomado de forma extraordinaria por parte del
Estado para prevenir peligros mayores y, en cualquier toma de posesión
de un banco por razón de su insostenibilidad, los accionistas perderán
la totalidad de su capital. Intervenir una entidad financiera se puede hacer y no sólo se puede hacer bien, pero se ha hecho, incluso en España.
Está claro que los miembros de los consejos y los altos directivos
son los principales responsables de gestionar con éxito a cualquier
empresa y banco. En el caso de una situación donde el banco necesita
ayudas del Estado de cualquier forma, los máximos responsables de llevar
a la entidad a su fracaso, los miembros de los consejos y los altos
directivos también recibirán su merecido. Para empezar, los reguladores
deben establecer las siguientes normas para un banco o empresa intervenida:
- Que los accionistas del banco ayudado pierdan, o se toma su banco y pierden todo, o se inyecta liquidez a cambio de capital barato, donde pierden en dilución.
- Que el consejo y los altos directivos del banco ayudado son destituídos.
- Que el consejo y los altos directivos del banco ayudado que se marchan no trabajen más en el sector financiero regulado.
- Que el consejo y los altos directivos del banco ayudado devuelvan el 100% de la compensación recibida del banco, en cualquier forma que sea, sueldos, sobresueldos, bonus, pagos a sus planes de pensiones, acciones, casas, aviones, todo, durante los anteriores cinco años, quedándose sólo con el sueldo mínimo para esos años, no es excusa que tienen una alta hipoteca que pagar.
Conclusiones
Tanto los miembros de los consejos, los altos directivos y los
accionistas de estas empresas deben enterarse que el sistema capitalista
permite la posibilidad de emprender y de impulsar el crecimiento y,
cuando las cosas van bien, estos pueden beneficiarse y la historia
reciente demuestra que se han beneficiado mucho.
También deben enterarse que, si llevan a la empresa al traste, con o
sin ayudas públicas, deben recibir el castigo y este castigo no es sólo perder su posibilidad de chupar en el futuro pero, también, perder lo que chuparon durante el periodo en que llevaron a sus empresas al traste.
En el caso de Bankia, una vez más nos encontramos con una empresa
privada que parece ser demasiado grande para dejar caer. ¿Sr. Ministro,
por qué no lo hacemos para que las cosas salgan mejor?
Saludos." (El blog salmón, 10/05/2012)
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