14.5.12

La fórmula que se sopesa para España es el rescate parcial solo para su banca... que costaría entre los 50.000 y los 100.000 millones de euros

"El diagnóstico es el ya conocido: la banca española necesita profundizar en su saneamiento para recuperar la credibilidad de los inversores y volver a cumplir con su función primordial, la de conceder crédito. 

Y la solución en la que insiste el Gobierno es la que ya marcó en la reforma financiera: provisiones para el ladrillo y fusiones con las que ganar tamaño, un plan que ahora se refuerza con la creación de una sociedad, a modo de banco malo, en la que aglutinar los activos tóxicos relacionados con el ladrillo. 

Al menos ese es el mensaje oficial, el diagnóstico desde la superficie: no hace falta ayuda externa para la banca. Pero ahondando en la profundidad del problema, un nuevo escenario se abre paso y bulle en el conjunto del sistema financiero: la evidencia de que el discurso que defiende el Gobierno no basta, que es necesario un dinero para sanear el sector del que ni el Estado ni la banca disponen y con el que sí cuenta Bruselas.
"Hace falta dinero y tiene que venir de algún sitio", reconocen desde el sector.(...)

 La fórmula que se sopesa para España es el rescate parcial solo para su banca, lo que reduciría notablemente la factura frente a un rescate global de una economía del tamaño de la española -los cálculos de necesidades adicionales para la banca oscilan entre los 50.000 y los 100.000 millones de euros- (...)

De hecho, según reconocen fuentes próximas a la Comisión Europea, sería el ensayo de la cuadratura del círculo: conceder ayuda europea sin convertirlo en un rescate, al tiempo que España mantiene su agenda de reformas para cumplir con el objetivo de déficit. 

"Es fundamental que el mercado lo entendiera bien, que no se crearan incertidumbres como lo sucedido con el plan de reestructuración de la deuda griega", señalan fuentes financieras que apuestan por esta solución. En definitiva, una suerte de explosión controlada tras la que no se desbordara la maltrecha prima de riesgo española y que resolvería el difícil dilema al que se enfrenta el Gobierno español para rescatar a la banca. 
O paga la factura con nuevas ayudas públicas y renuncia así al objetivo de déficit -una hipótesis improbable a la vista de la endiablada agenda de recortes y reformas- o pide ayuda europea para la banca, a cambio del compromiso firme de alcanzar a rajatabla el déficit del 3% del PIB en 2013. No en vano, una solución europea para la banca española tendría que pasar por el implacable filtro de austeridad de Alemania."             (Cinco Días, 02/05/2012)

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