"Adeslas se lanza en 1998 a construir y gestionar en Alzira un hospital
público a cambio de una cuota por habitante asignado (la conocida
después como “cápita”), que abona la Administración autónoma. El
experimento no sale bien y en 2003 debe acudir al rescate la Generalitat
Valenciana, que paga los platos rotos y vuelve a sacar a concurso la
gestión privada del hospital.
La misma concesionaria se hace cargo en
condiciones más favorables: un aumento considerable de la “cápita” y la
inclusión de la Asistencia Primaria, que actúa de filtro y control de
los mayores gastos de la especializada. El caso Alzira serviría de banco
de pruebas, ofreciendo claves interesantes para el negocio en la
redacción de los sucesivos Pliegos de cláusulas administrativas.
Así se abre la veda a la fiebre privatizadora y en los años
siguientes se producen curiosos traslados de responsables políticos al
ámbito privado, además de compras, ventas y absorciones del lado del
capital. Como todavía el sistema financiero gozaba de buena salud y las
cajas actuaban de brazo clientelar del partido en el poder, tanto
Bancaixa como la CAM entraron como socios en distintas operaciones
(Bankia y Banco Sabadell tienen el 50% de Ribera Salud).
Las hemerotecas
tumban el torpe argumento que achaca a la crisis la necesidad imperiosa
de privatizar la sanidad.
La foto-finish de la última década registra la entrada del
capital riesgo y la toma de posiciones de las aseguradoras médicas
privadas en el proceso, con la tranquilidad de que la propia FAES (el
conocido think tank del PP) ha elaborado el documento
transformador de nuestro Servicio Nacional de Salud y sabiendo que el
control político garantiza maniobrar sin estorbos.
La opción es entrar
en un negocio con ventas aseguradas, sea cual sea la evolución de la
coyuntura económica, con amplios márgenes de aprovechamiento de
economías de escala y la aplicación de un neoliberalismo radical. Y si
las cosas van mal, la responsabilidad subsidiaria corre a cuenta de la
Administración del Estado, que tendría que acudir al socorro de los
enfermos, como así ha sucedido en otras ocasiones.
Curiosamente, son los fondos de capital riesgo los que van ganando la
partida, teniendo activos y sedes que radican fuera de España y dinero
fundamentalmente de origen británico. El resultado es que perdemos de
vista (desgravaciones, sociedades interpuestas, paraísos fiscales…) el
lugar de tributación de los beneficios y que una parte de nuestro PIB
menguante y de las cotizaciones de todos al sistema sanitario se escapa
fuera. (...)
¿Y por qué se ha puesto el acento en la externalización de los
hospitales madrileños? Evidentemente, lo primero es tener el control
político, y asegurado este, cuenta el número de habitantes atribuidos a
cada hospital, que multiplicado por la “cápita” da por resultado unas
cifras cuantiosas para los hospitales madrileños.
Otra cosa a
preguntarse es quién avala el censo actualizado de potenciales usuarios
(y su cualidad) o, sobre todo, cómo se fija el gasto medio per capita.
De los hospitales sacados a concurso en la Comunidad de Madrid, la
Asociación de Facultativos Especialistas (AFEM) ha señalado un
sobrecoste de 100 euros por persona.
Aunque el compromiso fijado en los pliegos suele contemplar el
mantenimiento del personal fijo, el respeto a las condiciones de los
internos y el mantenimiento de los eventuales, lo cierto es que la
legislación actual permite en pocos meses su menoscabo, demostrado en el
hospital Puerta de Hierro de Majadahonda: una reciente nota
periodística daba cuenta del despido de 220 empleados fijos y 180
internos. (...)
Las alarmas deben permanecer encendidas ante la posible ilegalidad de
ceder un bien público, un hospital en funcionamiento, que se expropia
temporalmente por 8, 10 y hasta 20 años —según los casos—, sin coste de
traspaso en cuanto a instalaciones y aparatología, con el pago seguro
por la Administración de una “cápita” ni siquiera debatida o explicada
en el órgano de representación democrática de los ciudadanos. Creemos
que es un tremendo error histórico desmantelar, aun con todos sus
defectos, uno de los mejores logros de nuestro recorrido democrático: la
sanidad pública." (El País, 30/05/2013)
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