"... en Sabadell, municipio vecino
a Barcelona, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca celebró en la
calle "la primavera verde" (reivindicando el color de los carteles que
simbolizan la lucha antidesahucios) el día 13 de abril.
Convocadas las
cerca de 250 personas que luchan en este colectivo para una comida
popular, lo que se hizo en realidad fue tirar abajo las puertas de un
bloque de 40 viviendas nuevas que dormía vacío desde hace cuatro años.
"Fue una fiesta increíble, bailábamos de alegría" cuentan Nabila y Rafik, la primera pareja en entrar a vivir, con sus tres hijas, en la finca liberada.
El
bloque de la calle Sant Ferran es propiedad de Caixa Penedès- Banc Mare
Nostrum (BMN) y nunca ha estado habitado porque a sus promotores les
fue imposible vender los pisos tras el estallido de la burbuja
inmobiliaria. Como este inmueble, cientos. Y como la ocupación que ha
llevado a cabo la PAH Sabadell, ocho ya en Cataluña (dos en Terrassa,
tres en Sabadell, uno en Cerdanyola, otro en Rubí y uno en Salt).
Es tan
sólo el inicio de una campaña que las más de 130 plataformas
antidesahucios del Estado español han lanzado de manera conjunta con el
nombre de "Obra Social la PAH", en irónica alusión a las entidades que los bancos dedican a proyectos comunitarios.
"Es
vergonzoso que sean las cajas y los bancos el agente social que más
bienes inmuebles acumulan mientras se quitan la responsabilidad en este
drama y se niegan a ceder viviendas a la administración" declara en un
comunicado el colectivo de Sabadell. El propio Ayuntamiento se ha
comprometido a no criticar públicamente las ocupaciones de la PAH,
desbordado por la incapacidad de dar respuesta a las decenas de familias
que cada semana se quedan en la calle.
Ante la negativa de los bancos
de cederle a la Administración parte de su patrimonio edilicio, los
servicios sociales no hallan solución para el creciente número de
afectados que acuden a sus oficinas. Por eso, según asegura Emma Giné,
una de las impulsoras de la PAH Sabadell, cada semana se acercan a la asamblea de la plataforma entre diez y veinte casos nuevos, derivados directamente por los trabajadores sociales.
En
el bloque de la calle Sant Ferran se han instalado, de momento, las
cuatro familias que, una vez agotadas todas las vías legales y
administrativas, no han podido evitar ser expulsadas de sus casas. "En
los próximos días, irán incorporándose más personas, siempre de acuerdo a
la urgencia de cada caso y a lo que se decida entre todos en la
asamblea" explica Emma.
En vez
de dormir en la calle, Felipe, su esposa y sus tres hijos tienen ahora
la oportunidad de rehacer su vida en un hogar que no sólo está en
perfectas condiciones sino que hasta dispone de lavavajillas y secadora,
electrodomésticos con telarañas que jamás habían sido utilizados.
El edificio no cuenta aún con electricidad pero "si hay algo que no nos
faltan son paletas" dicen, entre apenados y contentos, los nuevos
inquilinos, muchos de ellos antiguos empleados de la construcción y hoy
parados de larga data. Felipe, por ejemplo, en los últimos dos años sólo
ha podido trabajar tres meses.
Como su mujer tampoco encontraba empleo,
tuvieron que dejar de pagar la hipoteca y solicitaron un alquiler
social al banco, topándose con las paradoja de que se les exigía un
sueldo de mil euros para acceder a este tipo de ayudas. Toda la familia
abandonó entonces el piso y ocupó un bajo que de inmediato la policía
(por orden del banco propietario) dio dos días para desalojar.
Felipe,
desesperado, fue en busca de ideas a la biblioteca municipal y mirando
internet encontró información sobre el movimiento de las PAH. Esa misma
tarde ya estaba participando en la asamblea y al día siguiente,
acompañado por algunos de los activistas, fue al juzgado y consiguió que
le dieran un mes de plazo para encontrar otro sitio donde alojarse.
"La
verdad es que no echo de menos mi casa. Aquí, como no tenemos tele,
hacemos tertulia todas las noches con los demás compañeros y nos la
pasamos muy bien" cuenta Felipe, en su nueva residencia.
Si hay
algo en lo que coinciden todos los participantes de la PAH de Sabadell
es en la importancia del apoyo mutuo. Pese a que no se conocían desde
antes, lo que los une ahora es tan fuerte que se sienten parte de una
gran familia. Además del trabajo colectivo en la asamblea, una vez por
semana se reúnen en lo que llaman "la comisión de soporte", un espacio
pensado para que los afectados por el drama de los desahucios puedan
desahogarse y compartir sus experiencias.
"La primera vez que fui entré
llorando y salí riendo, ¡no hay mejor psicólogo que este!" confiesa
Miguel, otro habitante de una de las 40 viviendas ocupadas.
Emma
Giné, activista de la PAH, también hace hincapié en la transformación
que viven las familias al involucrarse en la lucha colectiva. "Llegan
avergonzados y con un gran sentimiento de culpa por creer que han
fracasado en su proyecto de vida- explica- y a los pocos días se dan
cuenta de que, al igual que tantos otros, han sido víctimas de un fraude
generalizado".
El perfil de los usuarios es mayormente el de
personas que nunca antes habían militado en un movimiento social y que,
sin embargo, ahora se manejan de forma natural con las dinámicas
asamblearias y la acción solidaria. "Enseguida toman conciencia de que
aquí no vienes a resolver tu caso, sino el tuyo y el de todos los demás"
concluye Emma.
Pero el respaldo no proviene sólo desde dentro
de la PAH. Ni bien ocupado, muchos vecinos de Sabadell se acercaron al
bloque de viviendas con comida, ropa y muebles. Así lo testifica Nabila,
una mujer marroquí, madre de tres niños pequeños que, junto a su
marido, habitan en el inmueble luego de haber perdido su casa.
Ambos se
muestran muy agradecidos y Rafik, que viene de declarar en el juzgado
como imputado en la ocupación del 13 de abril, apunta que hasta el
Ayuntamiento y los jueces le han manifestado su apoyo. De hecho, los
funcionarios les han permitido empadronarse allí para que los niños
puedan seguir yendo a la escuela y los magistrados han resuelto, en vez
de hacer un desalojo cautelar del edificio, abrir un proceso para
estudiar con más tiempo la denuncia del banco.
El plan de acción
de la PAH es iniciar una negociación con Caixa Penedés para conseguir
que las personas que habitan los bloques ocupados (este es ya el tercero
en Sabadell) puedan constituirse jurídicamente como una comunidad de
vecinos y pagar así, al banco, un monto acorde al de un alquiler social.
La
campaña de ocupación de viviendas vacías es la vía que las PAH de todo
el Estado han decidido llevar adelante tras ver tumbada por el Partido
Popular la ILP que, con el respaldo de 1,4 millones de firmas,
reclamaba la dación en pago de los pisos hipotecados, la paralización de
los desalojos y la instauración de un alquiler social. "No nos dejan
más opción que desobedecer el absurdo" asegura el colectivo
antidesahucios de Sabadell." (Público, 05/05/2013)
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